1.9.07

“Por el Dios y por el estado laico… ¡a favor!”



Por Humberto Padgett y Pedro Díaz G.
eme-equis

I. 24 de abril. Una de las palabras prohibidas llega al pleno de la Asamblea: aborto, con su carga de estridencia y polémica.
En su nombre desde antes de las siete de la mañana todos se colocan en puestos: policías en perfecto orden sobre la calle de Donceles, ahí donde despierta un grupo que desde la madrugada se apodera de unos metros más, y termina casi a las puerta de este edificio, hoy con la robustez de un castillo amurallado.
Llegan los primeros convidados a este banquete de descalificaciones en medio de ánimos encendidos. Alerta roja.
Porque no sólo entre los diputados el panorama pintaba dantesco: multitudes desbordadas desde una noche antes, insultos, choque de grupos en las calles, enfrentamientos en varias calles a la redonda; golpes. Caos.
Pero no. La ruta de acceso se logra sin contratiempos. Suficiente es portar el gafete para que se despeje el camino. Desde el ingreso a sus pasillos el ambiente se nota dividido. Hay cierta tensión por el excesivo cerco de seguridad. Algunas voces lo comparan con la toma del Palacio Legislativo en la toma de posesión de Felipe Calderón.
Uno a uno penetran los diputados hacia las entrañas de un debate que se asegura largo. Polariza la atención Rosario Robles, corte de cabello juvenil. Cámaras y micrófonos acechan a la ex jefe de gobierno capitalino.
Son 18 los oradores, que ya empiezan sus argas letanías. En pro y en contra del dictamen que modificará la ley del aborto.
Inicia la sesión. Pero algo en el ambiente no cuadra: los medios de comunicación, sobre todo los electrónicos, vomitan imágenes escandalosas: venden la idea de que en cualquier minuto se pudiese generar violencia física. Pero nada. En realidad se esperaba más.
Ya caminan los diputados al pleno. Un grupo de invitados de cada partido se apodera de la parte alta, desde donde apoyarán con aplausos cada postura.
No es avasallante el ambiente. Debido a los acontecimientos de las ùltimas horas, el despliegue de seguridad restringue cada rincón. Tras las amenazas de bomba y de agresiones a diputados, ela escena es parecida a un bunker.
Un bunkercito, en realidad.
Decenas, cuando mucho cien y cien gritan a una cuadra, pero sus gritos se diluyen. Los miembros de denmechance con sus negras vestimentas se apoyan en un grupo de rock cuyos acordes también se pierden a unos metros de la Asamblea.
En las noticias se percibe. en cualquier momento vienen los chingadazos. Pero no. Nada para asustarse: marchas muy pacíficas, grupos de protesta ligth.
Cosa de niños: demasiada fortaleza para tan pequeña invasión.
Hacia las once de la mañana, se aprestan las primeras tazas de café. Las primeras palabras en ttribuna; inician los discursos.

II. Fue un difícil parto de diez horas.
De años, dirían las mujeres resueltas a decidir sobre su maternidad.
El martes por la mañana, una mujer vestida de payaso ostentaba una acreditación como delegada a la Convención Nacional convocada por Andrés Manuel López Obrador. La peluca de colores indicaba la frontera entre quienes reclamaban la despenalización de la interrupción del embarazo y quienes a acusaban a estos de asesinos.
En esa esquina, la de Allende y Bolívar, ocurrió el debate cara a cara, de pancarta a pancarta, de consigna a consigna. Había centímetros de distancia entre ellos, pero parecían venir de planetas distintos, de siglos diferentes.
“¡A un hijo se le defiende con la vida! ¡Cobardes!”, gritaban de un lado.
“¡No a los fetos enterrados en los conventos! ¡Pederastas!”, les respondían.
La empresaria Marcela Figueroa vestía de traje sastre oscuro. Blandía una cartulina en que se leyó “las mujeres no aceptamos imposiciones de curas pederastas”.
Hace 15 años, Marcela se encontró con la sorpresa de un embarazo a pesar de tener colocado un dispositivo intrauterino. Madre de dos hijos a los 30 años, resolvió con su marido no continuar con el tercero.
“El médico no preguntó absolutamente nada. Pude hacerlo en una buena clínica, de lujo, en Toluca; en las mejores condiciones, porque teníamos dinero. Pero hay miles de mujeres que no lo tienen y mueren sin alternativas.
“Ahora vemos la intención hipócrita de impedirles a que asuman el derecho de determinar sobre su cuerpo”, dijo Marcela, vecina de la colonia Narvarte. Entre los pies cuidaba una bolsa de la tienda Kenneth Cole. Ahí guardó el hábito de monja con que continuaría la protesta en unas horas más.
Entonces sacudió a medio metro de la cara de un panista que le respondía con otro cartel en que advertía “sí a la cultura de la vida, no a la cultura de la muerte”.
“No se puede legalizar el homicidio con premeditación, alevosía y ventaja. No sé por qué sacaron este asunto tan trivial de que la maternidad impide desenvolverse en el campo laboral.
“Estas ideas masónicas y de izquierda le abren la puerta a la irresponsabilidad. Este es un asunto de moral, fe y legalidad”, argumentó Iván Manjarrez, un ex asambleísta de Acción Nacional de 31 años.
Hasta el último momento, la organización Denme Chance mantendría sus velas encendidas. Algunas decenas de ellos se anticiparon al cerco policíaco y trasnocharon en la esquina de Donceles y Allende.
De entre las manifestaciones que ocurrieron, la que más se acercó al edificio de sesiones fue un grupo de rock cristiano compuesto por dos agrupaciones, Color Invisible y Doce.
Habían pasado la noche en vela y en la mañana se sostenían en la protesta repitiendo un repertorio de dos o tres canciones. La más exitosa entre ellos tiene por letra la súplica que hace en primera persona un feto a su madre desde el vientre.
“¡Déjame vivir! ¡No me quiero morir!”, cantaba el solista con los ojos y las manos apretados. A cada momento profundizaba más el puchero con el que amenazaba su inminente llanto.
Entonces, uno de los manifestantes tomó un altavoz y le acercó una grabadora con el llanto de un bebé y lo disparó directo a la entrada de la Asamblea. El resto de cristianos, unas seis mujeres y tres hombres cayeron en trance.
Comenzaron a agitarse y a llorar con gritos que subían y bajaban de tono a un mismo ritmo. Se tomaban las manos y las oprimían contra el pecho. Alguno de ellos abrió los ojos para saber qué pasaba alrededor y lo volvió a cerrar cuando vio que era parte del festín de media docena de fotógrafos.
--¿Por qué lloras tanto?—le pregunté minutos después a Abigail Fercastre, la más destacada de las plañideras, una mujer de 25 años cuya conversión al cristianismo Pentecostés se remonté a tres meses.
--En la iglesia nos pasaron el video de un bebito chupándose el dedo en el vientre de su mamá. Luego se ve como entra la succionadora. Él trata de alejarse, pero no puede. Abre su boca y da un grito silencioso. Luego le arrancan las piernas, los brazos y le aplastan la cabeza—relató Abigail. Seguía sacudiéndose, como si nunca dejara de llorar.
Mientras unos rezaban y otros hacían política. Vicente Segú, coordinador de la campaña Denme Chance, seguía a los músicos y daba instrucciones. Hablaba constantemente por teléfono.
Se estiraron para convencer a Elba Esthar Gordillo que tirara línea a los cuatro diputados de Nueva Alianza y votaran contra el dictamen y luego se sumaran a la acción de inconstitucionalidad con la cual, se pretende llevar la discusión a la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Durante meses de cabildeo buscaron reunirse con las principales figuras del Panal: Tomás Ruiz, dirigente nacional; Roberto Campa, secretario del Sistema Nacional de Seguridad Pública; Tomás Ruiz; Francisco Yáñez, director de la Lotería Nacional, y Jorge Kahwagi, secretario general del instituto, informó un dirigente de Denme Chance.
Vicente Segú, coordinador de la campaña “Denme Chance”, se reunió con Campa hace tres semanas con Campa Cifrián, quien alentó sus esperanzas al recordarle el guadalupanismo de la maestra.
Pero no fue así. Apenas llegó Xiuh Tenorio, coordinador de Nueva Alianza, aclaró que se unirían a PRD, PRI, Alternativa Socialdemócrata, PT y Convergencia.
Así, antes de iniciar la sesión, ya estaba claro que la despenalización del aborto nacería con la paternidad de más de las dos terceras partes de los diputados. Si los detractores esperan derribarla habrán de continuar las negociaciones políticas ante el Procurador General de la República o el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos.
El pronunciamiento antiabortista de la esposa del presidente, Margarita Zavala, les inyectó optimismo.

III.- Impenetrable es la seguridad aquí adentro, entre muros y columnas de mármol. Al mejor estilo de: “si no traes gafete no cruzas puerta alguna”, los vigilantes atienden su encomienda. No en vano será la sesión más larga de la historia frecuente, sólo comparable con la que en diciembre discutió la Ley de Egresos.
No en vano en esta ocasión sí están todos los diputados: los 66 que componen el pleno de la Asamblea.
Férrea vigilancia es igual a orden en la sesión.
Desde la parte alta se desgranan los aplausos entre los invitados, por supuesto, divididos. No se llena esta área, no al menos como cuando se discutió, hace unas semanas, la Ley de Sociedades de Convivencia. Entonces sí el tumulto fue evidente. No ahora.
E inician los discursos.
Serán 18 los oradores. Seis a favor del dictamen, seis en contra y seis posicionamientos de los partidos.
Inicia Ezequiel Retiz. Su postura pretende posponer el debate. Argumenta falta de información, poco tiempo para decidir. Pero sobre todo, insiste el asambleísta del PAN en que el artículo 22 del Código Civil reconoce la vida desde el momento de la concepción, lo cual se contrapone con la propuesta de modificación que se busca al artículo 144 del Código Penal, que define el embarazo como parte de la reproducción humana que inicia con la implantación del embrión en el endometrio.
Otra postura incial es abogar por “las 74 mil firmas de ciudadanos que se deben tomar en cuenta para llevar a referéndum la discusión sobre el aborto”.
Pésimamente elaborado, anticonstitucional, sin adecuación normativa, y porque contraviene a la postura de que desde el momento mismo de la concepción hay vida, el diputado citó entonces las apreciaciones genéticas de Natalia López Morralla, una catedrática de la Universidad de Navarra.
No sería la única invitada a la sesión. No. A lo largo de las horas aparecerán en marcha evocatoria, lo mismo Simone de Beauvoir, John Rawis, Benito Juárez, Octavio Paz, Michael Foucault, Albert Camus, Giordano Bruno, Santo Tomás de Aquino, Sor Juana Inés de la Cruz, Voltaire, Andrés Manuel López Obrador, Carlos Castillo Peraza, Calígula y, por supuesto, “El Chapulín Colorado”.
Los diputados del PRD han sacado letreros amarillos con letras negras a favor del dictamen. La fracción del PAN se inunda de copias en tamaño carta de esas postales que se reparten por la ciudad entera, en letras blancas sobre negro fondo: “abortemnos la ley, no la vida”, “la adopción es una opción” y que Jorge Triana mete hasta las curules en uno de sus folders. Nada tenemos que ver con esa campaña, han advertido, no obstante, los legisladores panistas.
Los invitados: Rosario Robles, Lorenzo Córdoba. Denisse Dresser, toda la gente del GIRE, y la plana mayor del PRD: Acosta, René Arce, Carlos Navarrete, que llega al final; Jesús Ortega y Pablo Gómez asisten un par de horas y se marchan, y por el PAN: Mariana Gómez del Campo.
Pero su aparición es otra historia.
La dirigente del PAN en el DF se coló hasta las corraletas a diez minutos de iniciada la sesión. Una vez ahí, se vistió con una camiseta negra, color que hoy identifica a quienes están en contra del dictamen a discusión. Las diputadas Kenia López, que también portaría la playera con consigna, y Celina Saavedra saltan de sus curules para sentarse al lado de sus dirigentes al menos por una hora.
Y en este escenario, invitadas especiales.
Bienaventuradas sean las tortugas.

IV.- Según él mismo, Jorge Serrano Limón, el día más triste de su vida fue el martes 24 de abril. Lo dijo después de rezar un rosario completo en la Catedral Metropolitana.
Tal vez le dolían las rodillas, porque estuvo hincado todo el tiempo. Su cabeza blanca sobresalía entre la concurrencia natural de feligreses que acuden al Retablo del Perdón, pues ahí está la imagen del Señor del Veneno, a cuya sombra se guarecen algunos católicos, dicen ellos, del mal.
Vestía de negro. Mantenía el mentón pegado al pecho y el cuerpo, magro de corredor, erguido.
El líder de Pro-Vida estaba, además, frente a la pintura de la Sagrada Familia, resplandeciente entre el oro de 23.5 kilates.
Padre Nuestro, Ave María. Padre Nuestro, Ave María. El siseo del rezo sólo era interrumpido para el pronunciamiento de los misterios –los episodios que dividen el rosario—por un cura llevado por Jorge.
“Jesús lleva la cruz a cuestas, pidamos perdón por quienes se sienten indiferentes en esta hora crítica”, rogó el religioso.
La hora: once y media de la mañana. El momento en la Asamblea Legislativa: la mayoría de los diputados rechazaba la moción suspensiva propuesta por el PAN para posponer la votación.
Sería ese día, ningún otro.
“Pidamos por los que morirán en el aborto a manos de quienes los odian, por las almas de los concebidos”, imploró el sacerdote en el siguiente turno.
Serrano –lo diría públicamente minutos después—pidió en sus rezos por la “conversión” religiosa de Andrés Manuel López Obrador, Marcelo Ebrard, René Arce, Víctor Hugo Círigo y Leticia Quezada.
Detrás de las bancas cuelgan dos marcos que dan lugar a los milagros, esas pequeñas piezas de plata con la figura de una parte del cuerpo que se pide sanar. Y debajo de los pendientes, las alcancías del templo de Norberto Rivera Carrera, el príncipe de la Iglesia católica en México.
“Los ángeles cantan y alaban a Dios (…) oculto en la hostia te vengo a ayudar”, cantaba Serrano y apretaba las manos contra los ojos enrojecidos no por las lágrimas, sino por la velada de oración.
“Hay una victoria temporal de la muerte sobre la vida. Pero los mexicanos nos vamos a agrupar. Se buscará a la controversia constitucional, sean los diputados, la siguiente instancia es PGR y la que sigue es la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.
“Convocaremos desobediencia civil. Muy probablemente haremos exhortos a directores de hospitales, a médicos para que desoigan esto. Bloquearemos hospitales, cerraremos el paso a los ‘aborteros’ y trataremos de desconectar los equipos, como son las succionadoras. Sabemos que se violenta la ley, pero antes de la ley está nuestra conciencia. Vamos a desobedecer una ley criminal”, amenazó Jorge Serrano Limón.
En realidad no era en Catedral en donde quería estar. Intentó ser un invitado especial en la sesión del martes pasado, pero, según se quejó el propio activista, el presidente de la ALDF, Víctor Hugo Círigo, le negó la entrada al recinto.
Serrano, públicamente señalado alguna vez como protagonista del “tangagate”, no volvería a aparecer ese día, el más triste su vida.

V.- Andanada de palabras:
Del diputado panista Agustín Castilla: se intenta hacer un anteproyecto de dictamen a modo y conveniencia, pareciera que ya se pusieron de acuerdo para no discutir las observaciones y sólo aceptarlas por escrito para elaborar un anteproyecto de dictamen a su conveniencia
Resulta poco serio convocar a una reunión de trabajo en Comisiones Unidas el jueves pasado, donde no se abrió espacio a un verdadero debate a las aportaciones de los diputados.
Y cuestionó que no se haya cumplido el orden del día de la reunión de Comisiones Unidas de Administración y Procuración de Justicia, de Salud y de Equidad y Género a la cual fueron convocados.
Es una lástima, es una pena. Es una lástima.
En ese tono discurrió la intervención de la diputada Kenia López, del Pan, quien contraatacó: “si de reformas progresistas se habla, entonces se tiene que recordar que el PAN votó hace 50 años a favor de la reformas que permitieron a la mujer sufragar en elecciones constitucionales. Eso sí es progresista”.
Dudó de los discursos de equidad de los que habla el PRD, pues, dijo, esos principios no los respetan y recordó que la participación de la mujer es mínima en relación con la repartición de cargos públicos dentro del Sol Azteca.
La diputada del PAN, Paula Adriana Soto, lamentó que las personas protejan a los huevos de tortuga pero consideren que en las 12 primeras semanas de gestación "no hay un ser humano".
Leyó un texto de Castillo Peraza: Bienaventuradas tortugas.
“… Esos animales han sido víctimas de la depredación humana que han llegado al extremo de acabar paulatinamente con ellos, disponiendo de sus huevos. Al parecer, nadie duda de que esos huevos fecundados eran en efecto tortugas, todo huevo de tortuga tiene derecho como tala ser respetado. Bienaventuradas tortugas, no dependen de las decisiones inapelables de seres más fuertes, más inteligentes, ,ás dotados de recursos que ellas, bienaventuradas torugas, parecen tener más defensores que algunos niños no nacidos…”
A la comparación, reacciones inmediatas.
"A diferencia de las tortugas, nosotros tenemos capacidad y libertad de decisión --dijo la diputada PRD, Leticia Quezada--. Las reformas otorgarán la libertad de decisión a las mujeres y a no ser consideradas medios de procreación o incubadoras".
Hasta ahora, la ley en México permitía el aborto sólo cuando el embarazo fuese resultado de una violación, el feto presentara alteraciones congénitas que implicaran daños físicos o mentales, o cuando la madre corriera peligro.
Palabras. Para el panista José Antonio Zepeda esto es "el genocidio intrauterino".
Oara Jorge Díaz, del Alternativa Socialdemócrata, con esta ley la ciudad se convierte en “la más vanguardista de América Latina".
Hacia la una de la tarde, tenemos conclusiones.
No procede la propuesta de posponer el dictamen.
La votación es apabullante.


VI.- El aborto hizo a las izquierdas tomarse de la mano en el Hemiciclo a Juárez. Para el tema, el PRD ya no es un partido incapaz de asumir un discurso moderno, al estilo de la izquierda europea. Ni Alternativa es una propuesta light y conveniente para la derecha.
Así se descalificaban justo hace un año, cuando los socialdemócratas observaban en la contienda presidencial una nueva posibilidad de obtener su registro y los perredistas creían que no necesitaban nada más para ganar.
“¡Izquierdas unidas por el derecho a decidir!”, gritaban en el templo civil moldeado en un costado de la Alameda Central. Las banderas amarillas y negras ondeaban junto a las blancas con la mano en el centro.
Marcela Figueroa, la manifestante de hacía minutos en las inmediaciones de la Asamblea, se paseaba ahora vestida con un hábito religioso azul claro entre las mantas y carteles sujetados entre los postes y tirados en el piso.
“Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir”. “Personas libres, estados laicos”. “La derecha sólo quiere mujeres en prisión, mujeres en el panteón”. “La iglesia define pecados, no leyes”.
“Creo que le dieron demasiado tiempo a la derecha para organizarse. El PRD bien pudo sacar a la gente a las calles y mostrar músculo, decisión, frente a la campaña negra que volvieron a desatar en contra de las autoridades de la ciudad.
“Podemos ver a los partidos unidos finalmente, porque estamos en una situación en que son bastante menos los intereses que se deben cuidar”, dijo un dirigente perredista.
A unos metros de distancia, la antropóloga Marta Lamas buscaba un sombrero para cuidarse del sol. Su agrupación, Grupo de Información en Reproducción Elegida aportó varios de los aspectos técnicos para la formulación del dictamen por el que se resolvió despenalizar el aborto hasta la semana 12 de gestación.
Y bajo la severa mirada de la escultura de bronce de Juárez, desfilaron las oradoras feministas, desde Patricia Mercada hasta dos de Las Reinas Chulas, Nora Huerta y Ana Francis More, quienes representaron el huapango dialogado de Pedro “El Malo” y Jorge “El Bueno” prototipos del macho mexicano caracterizados por Infante y Negrete en Dos tipos de cuidado.
--¿Cómo ves el debate social generado?—le pregunto a Ana Francis.
--De repente me cayó el veinte de que hay una parte del cuerpo de la mujer que es patrimonio de la humanidad y que todo mundo puede opinar. Hasta que no alcancemos todas las libertades en este cuerpo no podemos ir hacia otros lugares de derechos civiles, sexuales y sociales—responde.
--¿Qué piensas de discursos como el de Serrano Limón?
--No puedo dejar de pensar en mis tangas, que seguramente son mucho más bonitas que las de él.
--¿Y de la polarización social? No fueron las reformas a la Ley del ISSSTE, al parecer no será con la próxima reforma fiscal.
--Más que una polarización social veo, sin duda, una polarización mediática. La derecha, la Iglesia, todos estos grupos tienen el chorro de lana para pagar por una visibilidad enorme en todos lados. Pero ves sus mítines y no pasan de 500 pelados. Esta ciudad ha hecho marcha de más de un millón de personas por causas reales.
--Como humorista, ¿qué pensaste del spot de Chespirito?
--En la desgracia de que su mamá haya tenido el mal gusto de tenerlo.
--¿Qué se siente estar vestida de hombre y hablar sobre el cuerpo de las mujeres?
--Travestirme es una de mis partes favoritas en la actuación. Pero nos llamó la atención esta forma popular de utilizar la foto de los Dos tipos de cuidado para poner consignas a favor de la despenalización. Ahorita soy Pedro “El Malo” y si revisas con cuidado a Pedro Infante te darás cuenta de que es un machín progresista. Es muy chistoso que se utilice una imagen masculina para un asunto que sólo es de mujeres.
--El sábado pasado Margarita Zavala habó en contra del aborto, ¿cómo viste?
--Lo que dijo sobre el asesinato de los niños es, en el aspecto científico, patético. Es muy grave, de entrada, que el presidente se meta en una discusión local. Siempre dicen los políticos que es su opinión personal, pero su opinión personal ¿a quién chingados le importa? Si fuera cualquier hija de vecino a nadie le importaría, seguramente, pero es la esposa del presidente. Su opinión es pública.
--¿Margarita la mala?
--Margarita la ignorante, Margarita la vendida, Margarita la tendenciosa, Margarita la hipócrita.


VII.- Algunos discursos valieron la pena.
Acaso fueron lo más relevante en esta cascada de ideas a defender. Ya los panistas han vertido sus opiniones. Para los no iniciados, sin embargo, el tono, la fuerza, la profundidad de las posturas, por ambas partes, se pierde en la mala lectura de las fojas, en los titubeos, en la mala entonación, en las palabras inintelegibles, en la obvia postura de algunos asambleístas, quienes lejos de vender un discurso propio, aprovechan la ocasión para salir en la foto. Margarita Martñinez Fisher llegó impecable con peinado de salòn.
Todos, tras sus cinco minutos de fama.
El diputado perredista Salvador Martínez Della Roca, no perdió la oportunidad: Preguntó a la legisladora panista: “¿No se desayuna usted huevos en la mañana? porque ya mató al pollito y ya mató a la gallina… La tortuga está en un proceso de extinción, las mujeres no”.
Fue del priísta Armando Tonatiuh González Case, la parte oportuna, el cierre genial, que arranca la sonrisa de los asistentes.
Finalizó:
“…El aborto bien practicado es una opción de salud pública y aquí en este vrecinto hacemos leyes para que se conviertan en políticas públicas. Por eso los exhorto a aprobar este dictamen, a que se sumen a la propuesta que hacen las Comisiones Unidas para dar con ellos más derechos a las mujeres y el PRI está a favor de la mujer. Concluyo con una frase de un conocido clásico: “Síganme los buenos, a favor del dictamen”.
El promotor de la primera iniciativa que sobre aborto fue enfático
“Con esta reforma se evitarán más muertes de mujeres por abortos clandestinos, y se fortalecerán los programas de educación sexual; habrá más programas de prevención y métodos anticonceptivos”.
Estela Damián parafraseó a Simone de Beouvoir: “No se nace mujer, llega uno a serlo”. Y vino entonces uno de los momentos más contundentes. Mejor oradora, su discurso movió a emociones entre la mayoría, a estas alturas y desde mucho antes convencida del futuro de las votaciones.
“Soy madre de dos hijas, cada una fue inmensamente deseada, por eso su presencia aquí. No quisiera ver nunca a ninguna de ellas ni a nunguna mujer en cualquier seudo consultorio empeñando su vida por practicarse un aborto.
“Para mis hijas y para todas las mujeres deseo un país con más y mejores condiciones dee vida, mejor educación, incluida la educación sexual integral…
“…Por mi condición de mujer, porque mi cuerpo y mi mente son libres no permitiré que la ignorancia o el miedo condenen a más mujeres a la muerte. Gracias“.
El prísta Martín Olavarrieta desde tribuna marcó su tendencia.
“En este crisol está el debate. Nuestra ciudad de México es heterogenea y las decisiones que aquí tomamos deben sopesar la multiplicidad de las idiosincracias que están aquí reunidas en la capital.
“Necesitamos definir, definir es ordenar, y el orden en la ley requiere sustento para que no exista contradicción alguna ante la demanda social que pretendemos direccinar.
En el àmbito penal necesitamos definir, el concepto es central, si está cimentado en la nada, nada puede salir de él. En estos argumentos deberá estar el sentido más alto que nos exige la ciudadanía. Por ello, y con respeto a todos, mi voto en congruencia a lo razonado es en abstención.
Víctor Hugo Círigo apelaría a una reflexión:
“Es verdad que las distinciones científicas de una y otra parte sobre el inicio de la vida humana, son muy interesantes, que las reflexiones éticas y las creencias religiosas que se sostienen con elocuente incapacidad de persuación en ambos lados de la polémica, llegan a ser apasionantes, que el debate jurídico sobre la responsabilidad pública del estado laico ante un problema tanto social como moral, es un tema académico de enorme iomportancia, pero también es verdad que ninguna de estas consideraciones, ninguna, es la que tiene en mente la inmensa mayoría de las mujeres que están en el dilema de interrumpir o no su embarazo; lo que piensan, lo que sienten, lo que quieren, está en función de sus vidas, de su acontecer particular en el mundo y es que la vida humana es mucho más que un acontecimiento biológico”.
Y al final de las ponencias, la votación histórica.

VIII.- Don Gilberto atravesó su 80 aniversario gritando y enojado. El azul de sus ojos --el parecido con el actor británico Anthony Hopkins es notable—se enciende más a cada grito: “¡Derechistas hijos de su chingada madre, a fuerza nos quieren tener jodidos para siempre!”.
“Logramos nuestra independencia a cabronazos, nuestras Leyes de Reforma a cabronazos, la revolución a cabronazos, la constitución social a cabronazos y el PRI y ahora el PAN tienen 80 orinándose encima de todo eso. Ahora necesitamos otra vez darles unos cabronazos”, decía al tiempo que las venas del cuello parecía que se le saldrían en cualquier momento del cuello.
Los manifestantes ya no estaban separados por una payasa, como hacía algunas horas. Estaban a cinco metros de distancia, pero entre ellos se colocaron unos 80 policías antimotines de cascos, toletes y mandíbulas apretadas.
“Que no, que no, que el pinche aborto no”, coreaba un grupo de jóvenes del oriente del estado de México quienes llegaron, según argumentaron, empujados por el temor de que los diputados mexiquenses se sintieran contagios del ánimo abortista de los legisladores capitalinos.
Su actitud es diametralmente opuesta a la de sus compañeros de causa, el grupo cristiano de rock que, a una cuadra de distancia está por cumplir un día completo de cantar, rezar y llorar.
Varios de los activistas venidos de Ciudad Neza y La Paz se cubrieron las cabezas con máscaras de calaveras entre cuyos dientes colocaron fetos de hule que se balanceaban mientras los jóvenes brincaban al mismo tiempo.
--¿Qué haces aquí?—le pregunté Armando, de 25 años, vestido con unos pantalones camuflageados y los puños llenos de cicatrices.
--Defendiendo la vida de los perredistas de allá, de Neza, que se le puede ocurrir querer meter el aborto—dijo.
--¿Y hasta dónde están dispuestos a llegar?
--Hasta donde sea… sin violencia.
--¿Recuerdas a los cristeros?
--Sí, ellos tuvieron el valor de defender su fe.
--¿Lo harías tú?
--Por supuesto.
--¿Qué pasaría si la policía no estuviera en medio de ustedes?
--La calle estaría manchada de sangre.
“¡Preparen! ¡Apunten! ¡Huevos!”, salía del lado reformador y 30 manos con los dedos plegados hacia las palmas salían disparados por encima de los policías, cuyo esfuerzo de los policías se limitaba a no soltar la carcajada.
Al mismo tiempo, se repartió una estampa de ala Virgen de Guadalupe con el reverso impreso con la oración por la defensa de la vida:
“… Ruega al señor que comprendamos que de la concepción hasta su fin natural, es especial toda existencia, un don inmerecido de su amor…”.
La consigna de respuesta llegó musicalizada, al ritmo de la canción Vamos a la Playa de Los Joao: “Vamos al infierno, uo-o-o-o-oh”. “¡Hubieran abortado al pinche Chapulín Colorado!”, exigió una anciana dispuesta a discutir con quien fuera entre los coros.

IX. Entonces habrá que recurrir a la imaginación, al golpe fulminante. A favor y en contra. Unas palabras extras al emitir el voto.
Osadas, ingeniosas, punzantes. Algunas de ellas.
Humberto Morgan, a favor del dictamen, porque ya es hora de que se acabe esta visión cultural de siglos pasados que decía “los hijos que Dios nos mande”.
Edgar Torres y mi señora madre, a favor del dictamen.
Ricardo Benito Antonio León no hurgó sino en sus propios slogans: por el derecho de las mujeres a decidir, a favor.
Por las mujeres y mi madre que está presente, a favor, Mauricio Toledo.
Ni una muerta más, Hernández Mirón, en pro.
Porque la dignidad humana requiere libertad, Isaìas Villa González, a favor de la mujer.
Nunca más una mujer de rodillas, Cristóbal Ramírez, a favor.
Por los derechos a la salud de todas nuestras compañeras, Laura Piña, a favor.
Mujeres, respeten el derecho de las mujeres, Hipólito Bravo, a favor.
Gloria Cañizo, a favor de la libertad y decisión de las mujeres de la Ciudad de México y el país.
Leonardo Alvarez, en pleno uso de mi conciencia, en contra.
Martín Olavarrieta, en abstención.
Desde luego y porque sí se pudo, Tanatiúh Gutiérrez, en pro.
Jorge Schiaffino, con el ánimo de reconciliar a la sociedad, en favor.
Porque no haya una muerta más por abortos, Nazario Norberto, a favor.
Esthela Damián peralta, ni una muerta más pr aborto clandestino, a favor.
Balfre Vargas, porque la mujer es compañera, a favor.
Samuel Hernández, porque siga vigente el libre albedrío que Dios le dio al hombre y permanezca el Estado laico, a favor.
Leticia Quezada, compañeras por ustedes, por las que nos dejaron y por nuestros derechos, a favor.
Sergio Ávila, por las luchas históricas de las mujeres y de los de abajo, a favor.
Jacobo Bonilla, sí a la mujer, si a la vida, en contra.
El resto fue concreto. Y al final, el diputado secretario Edy Ortiz Piña, el resultado es: 46 votos a favor, 19 en contra, una abstención.
Estallan en abrazos las fracciones vencedoras.
Cavilan sin conceder los diputados panistas.
Comenta Jacobo Bonilla, cuya sonrisa es parte de su gesto y no se diluye a pesar del traspié legislativo.
“Es una lástima que este tema haya sido sacado a la luz pública por los perredistas. Divide a la sociedad, no era el momento, hay temas más importantes qué atender. Se convirtió en un partido de futbol, con sus pasiones, con ganadores y perdedores. Pero hay más recursos. No nos detendremos”.
“Es la culminación de una lucha que ha durado años. Es el triunfo de las mujeres que murieron y las que no queremos que nuestro país siga sumergido en desigualdades del pasado”, atreve con la euforia contenida, la invitada del día, Rosario Robles, para quien más adelante esperan calificativos fuera de lugar.
Hay vencedores.
Hay miedo, pues el debate llega a los tribunales: la Iglesia católica denuncia, por su activismo opositor, que demandrá civilmente por un millón de dólares a legisladores de izquierda; además, cuatro diputados acudieron a la Procuraduría de Justicia para que se investiguen las amenazas de muerte que han recibido por su postura política.
¿Se desbordó la pasión, en este hipotético juego de futbol?
Responde el diputado Jacobo Bonilla:
Hay miedo.
También celebración.


X. Minutos después de las siete de la noche, con 43 votos a favor, 17 en contra y una abstención, el pleno de la Asamblea Legislativa aprobó en lo particular el dictamen de reformas legales para despenalizar el aborto en el Distrito Federal.
Pero vendrían otras tres horas para debatir la ley en lo particular. Distendido el ambiente en las calles, y ya sin los medios de comunicación, vigilantes e inquisitorios, el discurso se abarató.
Los diputados perdedores se encargaron de gastar el tiempo de sus intervenciones en relación a tres minutos de ataques personales, por siete de ideas y propuestas.
Por ejemplo, el diputado Alfredo Vibalay Mora, arremetió:
“Muy buenas tardes a los que todavía quedamos por aquí. Qué lástima que me haya tocado hasta este momento. Me hubiera dado mucho gusto saludar a la serie de personalidades que estuvieron pasando por aquí a lo largo del día y que ojalá se den su vueltecita más seguido para apoyar otro tipo de iniciativas que verdaderamente construyan para la ciudad: Jesús Ortega, CarlosNavarrete, René Arce, patricia Mercado, y por supuesto no puedo dejar fuera a la mujer que ama, y lo hace bien, doña Rosario Robles, que anduvo por aquí….”
Ni al caso.
Al final, cambios mínimos. Los legisladores desecharon uno a uno los artículos reservados por la bancada panista, que proponía dejar como estaba los cuatro artículos del Código Penal y dos de la Ley de Salud, antes de su aprobación en lo general.
Sin embargo, la propuesta del diputado local del PRD, Daniel Ordóñez, de modificar la redacción del Artículo 146 sin que se cambiara el sentido del mismo fue aprobada por los impulsores de las reformas.
Hacia las nueve y media de la noche, quedaron aprobadas en lo particular las reformas a los artículos 144 (que ahora define la interrupción del embarazo después de la décimosegunda semana de gestación y quedará en el pasado la concepción de aborto como la muerte del producto de la concepción en cualquier momento), 145, 146 y 147.
El artículo 145 disminuye las sanciones a las mujeres que se practiquen un aborto de manera voluntaria después de las 12 semanas y establece de tres a seis meses de prisión o de 100 a 300 días de trabajo en favor de la comunidad a quienes incurran en esta violación legal.
Mientras que el artículo 146 establece prisión de cinco a ocho años a quien provoque la interrupción del embarazo por cualquier medio sin consentimiento, e incrementa de ocho a 10 años de cárcel la sanción si esta práctica se realiza a través de la violencia física o moral.
El artículo 147 reformado establece que cuando esta práctica la realice un médico cirujano, comadrona, partera, enfermero o practicante, se impondrá esta misma sanción.
El dictamen será remitido al jefe de gobierno capitalino, Marcelo Ebrard, para su publicación en la Gaceta Oficial del Distrito Federal, para lo cual contará con 30 días hábiles y entrará en vigor un día después de su publicación.
La palabra prohibida, el aborto, tiene nuevos preceptos de ley.

XI. Los antiabortistas lograron reforzarse con una banda de viento que, agradecieron casi todos, se encimó sobre un tambor con más de ocho horas de hacer ruido: “Yo si le voy, le voy a la vida”.
Los músicos se empeñaron y reventó el acompasado, casi siempre igual, chuntatata, chuntata. Pero la Banda Sahuayo –tal es el nombre de la agrupación-- tuvieron más éxito al otro lado de la valla. Una mujer de pelo canoso, rostro masculino y disfrazada de obispo con la cabeza cubierta con una mitra marcada con el símbolo de El Yunque hacía del sonsonete una pieza de quebradita para bailar con quien se dejara.
“La vida empieza desde la concepción, cada concepción es una idea de Dios. ¿Quiénes se atreven a acallarlo.
“Todo lo que hayas hecho a estos pequeños a mí me lo habéis hecho. Jesús”, rezaba una cartulina.
--¿En qué parte de la Biblia está escrito esto?—le pregunto al escritor de la frase, Pedro Bautista, un oaxaqueño avecindado en Coyoacán.
--Es más bien como parte de la profecía en que, cuando sea el juicio final, quedaremos divididos en borregos y cabritos, los bueno y los malos, los que se irán al cielo y los que se irán al infierno. De este lado estamos los borregos y de aquel lado están los cabrones—explicó el hombre de 42 años.
Pero los adversarios de la reforma legal estaban derrotados. No sólo adentro del recinto de Donceles, sino también afuera.
La convocatoria de Denme Chance, la Iglesia, Provida, grupos cristianos y la intensa campaña mediática auspiciada por los empresarios no habían reunido ni 300 personas en la calle y las 74 mil que presumían en el papel no motivaron llevar la propuesta de despenalización a referéndum.
Casi todos se fueron al mismo tiempo, marchando con sus mantas de agradecimiento a Televisa y Televisión Azteca, arrastrando el ánimo, avergonzados por una ley que sólo alcanzará a quien así lo quiera.
“Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez… ¡A chingar a su madre!”, festejaron cuando la espalda no estaba siquiera a media cuadra de distancia. Momentos después, ellos mismos se disolverían. Uno, dos, diez diputados faltaban por hablar, pero en la calle esto ya no importaba.
La decisión estaba tomada. La ley del aborto habría de nacer.

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