1.1.09

El deporte en México: 1941



Pedro Díaz G.

1941.

Acaso se detiene el deporte, obligadamente, en los campos de guerra.

Ahí, donde los bombardeos impiden siquiera patear una pelota.

Pero lejos de las armas, hay tiempo para admirar a los campeones nacionales en boxeo: Kid Azteca (welter), Rodolfo Ramírez (ligero), Juan Zurita (pluma), Panchito Villa (gallo) y Luis Castillo (mosca), aunque l

Llenas de malas noticias lucen las páginas de los diarios.

Tiene México nuevos barcos: apegado al Derecho de Angaria, el presidente Avila Camacho requisa nueve buques tanque atracados en aguas mexicanas, en estos tiempos de guerra. El Orinoco, aquel buque alemán en el que han viajado los deportistas nacionales, es, ahora, el Puebla.

Y como para atenuar un poco las aterradoras noticias, habrá que detenerse en una agradable: el equipo de natación de Fullerton viene a México para sostener un encuentro con la escuadra de la YMCA. Dos son los días de competencia: 18 y 19 de septiembre. En el primero se imponen los visitantes por 52 puntos contra 8; al día siguiente cobran desquite los anfitriones: 35-33.

Y ya, en medio de una guerra que se lee en los titulares, cuatro parques más para el entretenimiento citadino, son inaugurados: Zapotitlán, Tlaltenco, La Purísima y Azcapotzalco. Después de un breve recuento, se informa: hay en el Distrito Federal, 4 canchas de hockey, 16 frontones, 9 gimnasios de boxeo, 8 canchas de badminton, 14 canchas de volibol, 8 pistas atléticas, 6 estanques de natación y 8 meses de tenis.

El deporte va ganando batallas a la cruenta hostilidad militar.

Aunque muchos de los pequeños tengan, los tiempos así lo indican, especial predilección por el tiro, disparo y manejo de armas de fuego, y aunque cada tarde después de clases, regresen a casa con mejor puntería para "matar" a sus amigos.

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1941.

¿Un censo deportivo?

¿A quién se le ocurre?

Es de un grupo de entusiastas el fervor por la actividad física.

Y son profesores los entusiastas del deporte.

Los describe una nota periodística: "A quienes vemos a veces vestir el albo uniforme de la educación física, o, en otras, estar cubiertos de polvo, utilizando botas y chamarras, pues han de ir al campo, a las cementeras y hasta a la penitenciaría... o a cuanto lugar donde se puedan reunir grupos de personas a quienes haya que hacerles practicar el deporte".

Y es de ellos, por eso, la capacidad del cálculo más exacto: se sabe, después de algunas encuestas, que en México es el futbol el deporte con más adeptos, pues agrupa ya a 12 mil practicantes en distintas categorías. Le sigue el beisbol, con 6 mil 981 jugadores, y el basquetbol, que reúne a 4 mil 921.

Crece la ciudad. Toman los jóvenes sus calles, parques y solares.

Cuentan ya con 96 campos de futbol, 89 de pelota y 42 canchas de baloncesto, cerradas o al aire libre.

Hay grandes proyectos, a futuro. Funcionan adecuadamente los del presente: el Plan Sexenal, y los parques 18 de Marzo y Venustiano Carranza.

La legión deportiva, tras el censo, está conformada, además, por 518 excursionistas, 783 jugadores de hockey, 169 frontenistas, 987 ciclistas, 86 practicantes de ping pong, 342 boxeadores, 146 badmintonistas, 101 tiradores, 342 volibolistas, 500 nadadores, 149 tenistas y 800 practicantes de las diversas pruebas de atletismo.

Lotes baldíos cambian de giro. Nacen instalaciones por doquier.

Es el entusiasmo de unos cuantos, cada vez más amantes del deporte.

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1941

Es 2 de septiembre y los voceadores anuncian el nacimiento de un nuevo periódico: uno semanal llamado esto, descrito como una publicación de información mundial.

Nace a cargo de la Editora y Distribuidora Mexciana S.A., y se ubica en avenida Ejido 27, despacho 20.

Su director es Manuel G. Balcázar y no hay editorial en su primer número. Ofrece, en cambio, una foto en primera plana del presidente Manuel Avila Camacho durante su informe de gobierno.

Y ya se vislumbra el futuro de este recién nacido: el reportaje principal es deportivo; versa sobre polo, "el orgullo de México". En la contraportada del semanario sobresalen enormes fotografías de los necaxistas Horacio Casarín y Carlos Laviada.

esto, con distribución nacional, costará cinco centavos y se distinguirá, en sus primeros años, por su "veracidad, honradez y oportunidad", asegura su encabezado.

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1941.

4 noviembre.

Convocados por vez primera, los atletas de toda la República escuchan con atención las palabras del presidente.

"Hoy, cuatro de noviembre de 1941, ante estas Embajadas Deportivas que representan con gallardía a la pujante juventud de nuestra patria, declaro solemnemente inaugurados en el recinto del Estadio Nacional, los Juegos Deportivos Nacionales de la Revolución".

Es un primer paso y a él responden de todos lados, los atletas.

Un ejemplo de tenacidad se observa en quienes arriban hasta el Estadio de la colonia Roma con el Fuego simbólico que ha recorrido más de cuatro mil kilómetros:

"Desde Sonora, al Norte, y desde Yucatán, al extremo Sureste, los atletas aborígenes trazan una inmensa línea de luz, línea simbólica que representa un anhelo de unión y paz duradera bajo el signo de una firme solidaridad nacional y de inquebrantable fe en los destinos patrios. La proeza de los corredores indígenas es prueba de la ejemplar resistencia de una raza que ha sufrido las más crueles opresiones y que conserva todavía la potencia necesaria para que en ella se cifre una esperanza cierta para el porvenir que México aguarda".

Finaliza su discurso Avila Camacho.

"...El espíritu deportivo confluye para lograr un propósito común: educar el carácter de la juventud y fortalecerla corporalmente, imbuir en las mentes nuevas el sentido del esfuerzo conjunto, estimularlas por los nobles medios de la emulación y enseñarles que el triunfo debe ser fruto de la constancia, de la aptitud y del juego limpio; no de la ventaja inmerecida, ni del azar.

"Por jóvenes y fuertes corresponde a ustedes la augusta herencia de la Revolución, cuyo trigésimo primer aniversario celebramos aquí, con estos Juegos deportivos, y les pertenece la de consolidar sus legítimas conquistas y acelerar con firmeza y cordura su desenvolvimiento.

"Que estas festividades graben en ustedes un perenne recuerdo y les confirmen el inflexible propósito de lograr que nuestra patria conserve siempre el derecho de vivir como un país libre, culto, y dueño de su destino".

Termina el año.

La guerra continúa: México rompe relaciones con Bulgaria, Hungría y Rumania y la colonia Santa María comienza a urbanizarse: "pague el enganche con su gratificación anual y liquide el resto durante cinco años en abonos mensuales..."

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