1.6.09

¡Cómo no te voy a querer!



Por Pedro Díaz G.

¿Quién lo iba a decir? Los héroes vueltos villanos.
Miguel Calero y Sergio Bernal, tuvieron en esas manos que se volvieron de mantequilla, los errores que definirían al campeón del futbol mexicano.
Porque ese disparo de Pablo Barrera, que hace estremecer una vez más al estadio de los Tuzos, no iba para gol. Es la mano del colombiano la que desvía la trayectoria del balón para que penetre en la portería del Pachuca y haga estallar el alarido de los cinco mil fanáticos pumas cuya presencia parece multiplicarse al infinito.
Es el minuto ocho del segundo tiempo complementario.
Los equipos se han vaciado en la cancha.
El segundo capítulo de la final del Clausura 2009 ha sido de emociones encontradas; de gozo y sufrimiento.
Este gol libera. Distiende los sentimientos.
Ante un Pachuca que salió a jugar los tiempos extras con 10 hombres y la convicción de que lo mejor que les podría pasar serían los penaltis, la anotación de Barrera parece definitiva.
Lo será.
Los Tuzos cedieron el terreno de juego, dejaron de organizar jugadas al ataque, se conformaban con los dos goles que, en jugadas a balón parado, les tenían por arriba del marcador esta noche de lluvia, y empatados en el global.
Jugaban a la suerte.
Pumas, en cambio, fue un equipo más ordenado en estos dos tiempos complementarios.
El segundo de los universitarios en este encuentro paraliza el corazón. Surgen los Goyas. Se asoman las lágrimas de alegría.
El rival se pierde en la desazón.
Por eso cuando Pachuca tiene su último tiro libre, la postrera oportunidad de rescatar algo para su causa, se arma la bronca en un terreno de juego. Los aficionados lanzan botellas y proyectiles al arco que defiende Sergio Bernal. Un recogebalones invade la cancha y es empujado por los jugadores pumas. Como eso no se hace, les cobra factura el equipo de Pachuca. Se calientan los ánimos y empiezan los empujones en el área de Pumas.
Asistentes del árbitro central calman los ánimos.
Los de Pachuca no ocultan su desesperación. Botón de muestra: Calero lleva dos jugadas incorporándose al ataque, cuando sus compañeros consiguen un par de tiros de esquina.
Pierden la cabeza.
No.
La pelota pica, cruza a los jugadores, enfrascados en una lucha de codazos y movimientos para desmarcarse, y cruza la línea de meta.
El balón para Pumas augura el campeonato. Sólo será cuestión de tiempo. Hacen tiempo los universitarios. Los apresura el árbitro Paúl Enrique Delgadillo.
Que ya toca la ocarina: se acabó.
Lo que inicia es la fiesta azul y oro.
Pumas es, ya, campeón. Campeón por sexta vez.
Seis estrellas tiene la UNAM en el futbol mexicano.
No dejan de brincotear las porras en la tribuna.
Los cánticos, que no han parado en la noche entera, se desbordan.
El aguacero se ha ido. Sólo queda la felicidad de los visitantes.
Y el gesto siempre lamentable de los que pierden.


* * *

Si los resultados obtenidos fuesen la clave del éxito, en esta noche de pasión futbolística, los Tuzos de Pachuca no merecían el triunfo.
Se ostentaron como el mejor equipo del campeonato, cierto.
Fueron los número uno en la tabla de posiciones.
Pero los líderes generales no hicieron los méritos suficientes: no puedes coronarte si no ganas, como les sucedió a Pachuca, ninguno de los tres últimos partidos de la liguilla.
Cayeron contra Indios en casa.
Perdieron con los Pumas en CU.
Empataron en el estadio Hidalgo: 2-2.
Las matemáticas no fallan: sólo un punto de nueve disponibles.
Y, en esta ocasión, tampoco yerra la lógica.

* * *

En la segunda ocasión que se miden en una final, el brasileño
Ricardo Ferretti volvió a vencer a su homólogo Enrique Meza, ya que anteriormente lo superó cuando se enfrentaron en la final del Verano 97 cuando Chivas venció 6-2 a Toros Neza.
Pachuca terminó el tiempo reglamentario con la ventaja de 2-1
(2-2 global) con las anotaciones del argentino Christian Giménez en dos ocasiones: al minuto 32 a través de la pena máxima y al 78. Pumas había llegado con la ventaja 1-0 con el tanto del paraguayo Dante López, quien volvió a marcar hoy al 61 para el 2-2 global.
Qué decir de esta hazaña.
Que los muchachos del técnico brasileño, Ricardo Tuca Ferreti hicieron un partido inteligente; que aprovecharon la expulsión del zaguero tuzo Mustafá; que los goles de Dante López y Pablo Barrera fueron suficientes para la proeza; que Pachuca fue un digno rival, a pesar de que nunca pudo estar arriba en el marcador: lo más que consiguió, fue la probabilidad de los tiempos extras; que campeonato termina con la gloria de una final jugada con garra y calidad, donde los de la UNAM demostraron inmensa categoría.
Goooooooooya. ¡Universidad!

* * *

Fue pertinaz la lluvia desde antes de que iniciara el encuentro hasta más allá de la segunda parte.
En cierta forma, dio al cuadro local, una ventaja: apenas sonado el silbatazo inicial, Pachuca se lanzó al frente en pos del tanto de la igualada global.
Lo lograría.
Pero también se exponía al siempre peligroso contragolpe de los Pumas.
Con el balón en su poder, Pachuca dio un par de avisos a la meta de Sergio Bernal, quien salvó en varias ocasiones.
Los de la UNAM, en este primer tiempo, intentaron sorprender con jugada al contragolpe. Una de ellas, cuando el argentino naturalizado mexicano, Gabriel Caballero, perdió el balón en su salida, pero David Toledo no supo concluir. Se vio indeciso sobre a cuál de sus compañeros ceder el balón: al paraguayo Dante López o al eternamente valiente Francisco Palencia.
Hubo un dominio alterno.
Pero serían de los Tuzos las jugadas de mayor peligro.
Hubo una muy clara: quedó en los pies del argentino Damián Álvarez, quien entró por izquierda a pase de Caballero, pero no supo definir ante la buena salida de Bernal.
Desde el minuto 25 los de Pachuca se lanzan a la ofensiva. Una y otra vez. Insistentes y peligrosos.
Pachuca quiere aprovechar el peso del aguacero y empatar el marcador global, para enloquecer a su gente, pero los jugadores tuzos no atinan a dar el último toque.
Al minuto 28, el estadio vibra cuando Damián Álvarez entra al área de Pumas, y, frente a Bernal, dispara. Pero es oportuna la salida del veterano y desvía el balón con el cuerpo.
Es el minuto 31.
Pachuca ha jugado con una dureza rayana en la rudeza.
Y esto, ante la contemplación arbitral, pues el de negro apenas había mostrado su primera amarilla.
Pumas, además, pierde balones sin sentido.
Y es la falta de concentración, la que lleva a Efraín Juárez, a cometer una imperdonable torpeza:
Dentro del área, cuando el panameño Blas Pérez recibe el balón con el pecho, de espaldas a la portería, Juárez lo empuja por detrás.
Qué caso tenía hacerlo.
A Blas Pérez todavía le faltaba bajar el balón, controlarlo, quizás voltearse a la media vuelta; o buscar con la mirada al mejor colocado de sus compañeros, para desplazar el balón. Es decir, tenía que completar una jugada que le requeriría de varios tiempos. Y defensas había varios al acecho.
Pero no. Efraín se precipitó nuevamente: se lo llevó. Penalti.
Pachuca abriría el marcador.
El encargado de cobrar la pena máxima es el pampero Christian Giménez quien engaña a Sergio Bernal, luego que éste se tira sobre su costado izquierdo pero el balón entra al lado contrario.
Uno a cero. Global 1-1.
Los anfitriones viven una explosión de felicidad.
Dominan el llamado momento sicológico.
En cada llegada provocan peligro; La Chilindrina estrella un cabezazo en Efraín Juárez al minuto 34, y el segundo gol local se esfuma. Dos minutos después el turno es de Gabriel Caballero: disparo al marco de Bernal apenas desviado del poste.
Los Pumas pretenden reaccionar al final de la primera mitad, pero sus intentos son contenidos por la figura de Miguel Calero que se erige enorme ante la valla tuza.
Antes de irse al descanso, Pachuca pudo incrementar la ventaja,
pero no supo aprovechar el momento sicológico que le dio la
anotación; incluso, fue Pumas el que cerró sobre la meta de Miguel
Calero, quien con un par de buenas atajadas evitó que su meta se
viera superada.

* * *

No puede ser de otra forma, sino espectacular.
La Ciudad de Pachuca está paralizada.
Desde muy temprano los aficionados se apoderan del estadio.
Un gran dispositivo de seguridad bloquea las calles aledañas, impidiendo todo acceso a los automovilistas que no fueran directamente al partido, y es que únicamente los oficiales de tránsito permiten el acceso a quienes muestren su boleto.
A las cinco de la tarde, el camión de los Pumas arriba al estadio, resguardado por un dispositivo especial, como medida de precaución y protección para el equipo visitante.
No se olvidan de promover la higiene en el estadio: a cada persona que ingresa le solicitan se limpie las manos con alcohol en gel. A la salida de cada sanitario, tanto de hombres como mujeres, se obliga al aficionado a lavarse las manos para evitar cualquier tipo de enfermedad. No podía ser sino así, en tiempos de influenza.
Porras y cánticos. Cuál de las dos escuadras conquistará su sexta estrella; quién alzará el trofeo de campeón.
En la grada azul se estacionan los seguidores de Pumas, que con sus cánticos y sobre todo con el "Goooooya" alientan a sus futbolistas. Por supuesto, reciben tremenda silbatina por parte de los de casa, obviamente mayoría.
En la tribuna norte, donde se pone la afición de los Tuzos, el ambiente es muy intenso.
A pesar de las medidas de seguridad, algunos meten luces de bengala y una bomba de humo para darle más colorido al graderío.
El ambiente aumenta cuando el argentino Cristhian Giménez pone adelante a Pachuca y empareja el marcador global.
La ilusión se hace presente.
Pero es el paraguayo Dante López quien enfría las esperanzas hidalguenses.
El Chaco Giménez aumenta de nuevo la llama ilusoria con un gol a balón parado, durísimo trallazo que se le escurre de las manos a Sergio Bernal, en un error, que, en este momento, le costaba el campeonato.
Pero vendrá la expulsión de Javier Muñoz, Mustafá, lo que prácticamente delinea el camino de la victoria para los visitantes.
Y cómo calificar al disparo de David Toledo, quien llega por derecha, se le escurre a Miguel Calero para sellar el triunfo de Pumas.
“¡Cómo no te voy a querer, cómo no te voy a querer!", cantan los integrantes de la porra de Pumas.

* * *

Para la segunda parte, el cuadro hidalguense sale un tanto
Relajado.
Se dan cuenta los visitantes. Por ello, al minuto 61, aparece el tanto de Dante López.
La jugada inicia de un saque de banda de Efraín Velarde quien,
cede a Palencia, éste llega a la línea de fondo para sacar centro
que Iván Pérez no puede despejar para que, de media vuelta, el paraguayo venza por abajo a Calero para el 1-1 (1-2 global).
Un gol de espléndida manufactura; ya fallará López, cuando casi se acaba el tiempo, una oportunidad clarísima.
Pachuca reacciona. Da muestra de sus ansias de campeón con tiro
lejano de Damián Álvarez al minuto 75, que Bernal desvía en buena atajada, pero en un tiro libre regala el gol a Giménez, al no detener el disparo que se le va entre las manos para el 2-1 (2-2 global).
Al final del tiempo reglamentario, "Tuzos" pierde al defensa
argentino Javier Muñoz, quien sale con roja directa al minuto 89 por una dura entrada sobre su compatriota Martín Bravo.
Al arranque del primer tiempo extra, Pumas toca la gloria: el argentino Martín Bravo ingresa por izquierda, se lleva a su
marcador y saca punterazo que impacta el poste izquierdo de la meta de Calero, y en el rebote López echa a un lado su remate. Es el minuto 94.
En los siguientes 15, el conjunto de Enrique Meza se nota cansado y Pumas se va al frente. Al minuto 89 hace el 2-2 (2-3 global), de Pablo Barrera.
Ya está.
Cocinado el campeonato.
Que se distiendan loa ánimos; que respiren profundo los seguidores pumas, que estallen en saltos de alegría; que no paren de cantar.
El silbante Paúl Delgadillo amonestó, por Pachuca, a Luis Montes, Gabriel Caballero, al argentino Damián Álvarez, a Paúl Aguilar y expulsó al también "pampero" Javier Muñoz.
Por Pumas ven cartón preventivo Jehú Chiapas y Marco Palacios.

* * *

Alineaciones:
Pachuca.- Miguel Calero, Paúl Aguilar, Javier Muñoz Mustafá,
Iván Pérez, Gerardo Rodríguez, Gabriel Caballero (Francisco Torres, 73), Jaime Correa, Damián Álvarez, Luis Montes (José María Cárdenas, 61), Christian Giménez y Blas Pérez (Juan Carlos Rojas, 98). DT Enrique Meza.
UNAM.- Sergio Bernal, Efraín Juárez, Darío Verón, Marco Antonio Palacios, Efraín Velarde, Israel Castro, Jehú Chiapas (Pablo Barrera, 95), David Toledo, Ismael Iñiguez (Leandro Augusto, 53), Juan Francisco Palencia (Martín Bravo, 84) y Dante López. DT Ricardo Ferretti (BRA).

* * *

Últimas jugadas.
Pachuca puede empatar, puede empatar.
Envían, con escasos segundos en el reloj, un centro peligroso por costado izquierdo, cerca de los linderos del área de Pumas. Paúl Aguilar se lanza con una palomita en el área chica, remata de cabeza, pero dramáticamente el balón se va por encima del marco de Bernal.
Las gargantas se afinan.
Las emociones florecen a cada respiro.
Hay campeón mexicano.
Yo, simplemente feliz. Y aunque quisiera concluir la crónica de otra manera, sólo se me ocurre hacerlo así:
¡Cómo no te voy a querer!

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