29.6.09

Mirador Político



VÍCTOR ARDURA

◗ Tiempo de mentiras

Datos para el horror o cómo ejercitarse, vía acumulación, para el cinismo:

1) En el gobierno de Calderón Hinojosa han muerto alrededor de 11 mil personas, todas ellas a manos del crimen organizado. En este año, al cierre de este día, y con datos consultados en diversos medios que llevan esta tétrica contabilidad, han sido asesinados 3 mil ciudadanos, cifras más o menos.

2) En febrero del año pasado, los periodistas Pedro Díaz G. y Humberto Padgett, de la revista Emeequis, escribieron: “A la una de la mañana del 7 de septiembre, 20 personas armadas, vestidas de negro y pasamontañas, llegaron al Sol y Sombra, estacionaron sus camionetas, ingresaron al bar, dispararon al techo y exigieron a todos tirarse al suelo. Amagados clientes y bailarinas, integrantes del grupo alcanzaron la pista de baile del bar, en el segundo piso, y arrojaron al centro bolsas negras de plástico de las que salieron cinco cabezas”.

“Los sicarios, antes de emprender la huída, dejaron una cartulina sobre el piso: “La familia no mata por paga, no mata mujeres, no mata inocentes, se muere quien deve (sic) morir, sépanlo toda la gente, esto es: Justicia divina”.

3) Letra de una canción que circuló en Tijuana, a cargo del grupo Explosión Norteña. (Marco Antonio García) un gallo fino, vale lo que pesa, acostumbrado al peligro y jalar la metralleta. Tenía muy buena cocina, enemigo que agarraba en pozole lo convertía, él ha sido muy temible, como el Cris lo conocían. El hacer pozole, como se sabe, es la sutil manera de disolver en ácido a moros y cristianos.

4) Felipe Calderón Hinojosa, en entrevista con Adela Micha: “el gobierno federal que está absolutamente determinado y claramente comprometido a luchar y derrotar al crimen organizado… Hemos atrapado a prácticamente una banda de secuestradores cada dos días en el país y de seguir así estoy seguro que vamos a doblegar y a reducir significativamente este costo que es particularmente ofensivo y lacerante de la confianza de los ciudadanos.

5) Él mismo, pero en plan fatalista y conocedor: “desgraciadamente se perdieron vidas humanas, vidas humanas de muchos policías, soldados que pues están perdiendo la vida en esta lucha contra el crimen organizado… la gran, abrumadora mayoría de muertes, algunas con una violencia inédita que vemos, derivan ciertamente, yo diría que en más de un 90 por ciento, de la lucha que están dando los cárteles entre sí por ocupar territorios o por disputar el territorio que les va quedando y que evidentemente eso genera mucho daño a la población porque multiplica esta sensación de inseguridad…”

6) El líder blanquiazul, Germán Martínez, se defendió e insistió en que el problema de inseguridad viene de “muchos sexenios del PRI”, ya que se fermentó durante “un largo tiempo de impunidad e incluso de complicidad”, pero rechazó manifestarse sobre lo ocurrido en la gestión del gobierno panista de Vicente Fox, (La Jornada, 25 de febrero del 2009).

7) Sobre la propuesta de legalizar algún tipo de droga, el mismo e inefable declarante: “los gobiernos del PAN, no vamos a experimentar ni a poner en riesgo la salud y la seguridad de las familias mexicanas, los panistas vamos con todo y queremos ir contigo”.

Hartazgo

No creí que algún día vería reflejada esta sensación de impotencia civil en este poema terrible de Salvador Espriu. La primera vez que lo leí me impresionó vivamente, pero lo sentí lejano. Hoy no tanto. Tiene el mismo tono y espíritu de otro que escribió José Emilio Pacheco. Lo transcribo: ¡Oh, qué cansado estoy/ de mi cobarde, vieja, tan salvaje tierra,/ y cómo me gustaría alejarme,/ hacia el norte,/ en donde dicen que la gente es limpia/ y noble, culta, rica, libre,/ despierta y feliz!/ Entonces, en la congregación, los hermanos dirían,/ desaprobando: «Como el pájaro que deja el nido,/ así el hombre que abandona su lugar»,/ mientras yo, bien lejos, me reiría/ de la ley y de la antigua sabiduría/ de mi árido pueblo./ Pero no he de realizar nunca mi sueño/ y aquí me quedaré hasta la muerte./ Pues soy también muy cobarde y salvaje/ y amo, además,/ con desesperado dolor,/ a esta mi pobre,/ sucia, triste, desdichada patria.

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