21.5.08

Huelga abierta al tiempo


UAM: la Universidad fragmentada

Huelga abierta al tiempo

Por Pedro Díaz G.

A las afueras de la UAM Xochimilco la vida transcurre a una lentitud asfixiante desde el primero de febrero. Esta tarde de miércoles 12 de marzo varias decenas de trabajadores cuidan un campamento que no es sino un amasijo de cobijas encimadas, trastos y periódicos bajo una parada de camión, en donde se han improvisado pequeños espacios para preparar la comida, recostarse, leer.

La huelga sigue y sigue.

Si de algo hay tiempo en este día 41 de paro de labores en la UAM es de enterarse que, inamovible, el movimiento rojinegro observa cada vez más lejana la solución. Que las autoridades, quienes el viernes anterior rompieron las negociaciones, no proponen más allá de un aumento de 4.25 por ciento directo al salario y 1.2 por ciento en prestaciones a su petición del 35; y que los estudiantes estas alturas están convencidos de que han perdido el trimestre.

–El aumento se resume a 70 pesos. Eso se diluye con los altos costos de la vida –reclama Griselda Cortés, del comité de huelga en el plantel.

Son las seis de la tarde y todo se vuelve habitual: la reja custodiada que impide el paso a académicos, alumnos, autoridades..., la visita de una maestra de Azcapotzalco que viene todos los días para conocer si han avanzado las negociaciones; las quejas que no cesan.

—Las negociaciones están estancadas –lamenta Carmelo Pozas, trabajador del Sistema Educativo, su oficina hoy vacía a unos metros de este sitio en cuya mesa descansa una cajetilla de cigarros; volutas de humo—. La posición de los funcionarios es cada vez más dura. Hablan de que se perderá el semestre y eso no es cierto: se correrán las clases aunque tomemos algunos días de las vacaciones; aseguran que no hay dinero para salarios pero cada vez contratan a más personal de confianza. Cierran áreas, hay escasez de materiales, los trabajadores hemos perdido el poder económico y nuestros funcionarios cada vez estrenan más camionetas, cobran más bonos...

A más de cuarenta días del estallido de la huelga diversos personajes han aparecido en la escena a la misma velocidad que odios y amenazas. El movimiento ha servido para revelar datos, para descalificarse unos a otros; no hay acuerdos.

–La huelga seguirá –advierte Hermelinda Hurtado, secretaria general del sindicato–. No somos los inflexibles. No nos queda sino esperar. Las autoridades se levantaron de la mesa de negociaciones y no nos han llamado.

* * *

La trama: con 137 votos a favor, 84 en contra y 12 abstenciones, el último día de enero trabajadores de la UAM acordaron iniciar una huelga al considerar que no hubo una propuesta satisfactoria de la Rectoría a sus demandas de revisión contractual e incremento salarial de 35 por ciento. Los integrantes del Sindicato de Trabajadores de la UAM (Situam), 5 mil 500 personas, determinaron trasladarse a la Secretaría del Trabajo para instalar una mesa de negociación.

Tomarían los edificios; banderas bicolores.

Vendría el descontento, las puertas cerradas.

Estalló la huelga. Los estudiantes tomaron posiciones y se fragmentaron en tres.

A decir de Hermelinda Hurtado.

–Hay diferentes tipos; los que respetan a su sindicato y lo apoyan en su movimiento, a quienes no les interesa nada la huelga, hay a los que le preocupa su título y hasta los que piensan que es su huelga.

Los catedráticos han emitido desplegados; escriben cartas a los diarios de circulación nacional. Los estudiantes se manifiestan. Ya se han sucedido 14 encuentros entre las partes. Pero nada.

–Urge una solución, no la veo cercana. Y lo peor: ya se cumplieron tres quincenas...

La educación permanece en stand by.

Los bolsillos de a poco se han ido vaciando.

* * *

¿Qué fue lo que llevó a los trabajadores a empecinarse, qué a las autoridades a no ceder? Lo explica el profesor Arturo Lomas Maldonado, candidato a doctor, adscrito al departamento de Filosofía en el área de Historia del estado y la sociedad:

La Universidad Autónoma Metropolitana tiene como objetivo resolver los compromisos históricos de la Nación, por lo que no tener la capacidad de resolver un conflicto interno, empequeñece su tarea.

“El conflicto por el que cruzamos tiene su origen en los bajísimos salarios que recibe el personal administrativo de base, aunado a los graves problemas que la gestión de la Universidad ha provocado afectando los intereses del SITUAM y de la misma UAM: cierre unilateral de la Tienda de autoservicio; cierre unilateral del CENDI 3; apertura unilateral de la Unidad Cuajimalpa sin tomar en cuenta los derechos contemplados en el Contrato Colectivo de Trabajo.

“En relación a la demanda salarial, la Universidad ha respondido con un lacónico 4.25% de aumento, pero resulta a todas luces artificioso querernos imponer un aumento de esa proporción cuando el subsidio a la UAM aumentó en un 10.07% para el ejercicio 2008.

“Para el Sindicato resulta un sarcasmo que la Universidad posea datos duros sobre la pobreza en México y mantenga entre sus trabajadores salarios tan bajos. No es comprensible que en la Universidad se estudien las causas de fondo de la miseria en que se encuentra la mayoría de los mexicanos, y que en su seno persistan condiciones tan inequitativas entre el personal llamado de confianza por un lado, y su plantilla de trabajadores de base y hasta académica por el otro.

“No es posible que la casa de estudios que dedica sus esfuerzos científicos, tecnológicos y humanísticos hacia la solución progresista de los grandes problemas nacionales, mantenga una postura oscurantista ante las demandas sindicales.

La Universidad Autónoma Metropolitana debe resolver los conflictos sociales, distribuir equitativamente el presupuesto que la sociedad le otorga y privilegiar el diálogo que mejore las condiciones de vida, los salarios y las prestaciones de quienes constituimos la base, el fundamento, del enorme edificio universitario”.

* * *

La postura de las autoridades: el rector José Lema Labadie aparece en conferencia de prensa el 24 de febrero. Y es contundente. Afirma que la Universidad no puede dar más de lo que permite el presupuesto federal, “el cual fue aprobado por el voto de todos los partidos en el Congreso de la Unión”; que “el Sindicato de la UAM ve por sus propios intereses y no por los de sus representados”; que “tenemos una huelga que no tiene como fin mejorar la calidad de vida de sus agremiados o de los trabajadores administrativos y académicos de la Universidad Autónoma Metropolitana”, sino que las consecuencias que traerá, son: “uno: perdida del salario de los trabajadores por la duración; dos: ninguna ganancia económica este año para los trabajadores de la UAM; tres: un levantamiento y regreso al trabajo sin firmar acuerdos, tal vez sin plazas, y cuatro: la perdida real para los más de 40 mil alumnos de la UAM”.

Lema Labadie agrega, además, que la huelga viola el artículo tercero constitucional “impidiendo el acceso a los jóvenes mexicanos a la educación... El aumento de 35 por ciento solicitado, más bien exigido, no es una posibilidad realizable, y esto lo sabe el mismo sindicato”.

Nueve días después, el miércoles 12 de marzo, las autoridades emiten un comunicado firmado por directivos y académicos. Es un llamado al sindicato y afiliados para analizar las propuestas de la universidad y a compararlas con los planteamientos sindicales para evaluar beneficios y perjuicios que pudieran traer a la comunidad universitaria.

La carta la firman el rector general, José Lema Labadie, y el secretario general, Luis Javier Melgoza Valdivia.

“El conflicto laboral que mantiene suspendidas las actividades de la institución tiene implicaciones que van más allá de lo laboral, lo que ha dificultado de manera sistemática el avance en las mesas de trabajo, impidiendo los acercamientos que propicien el fin a la huelga.

Los directivos mencionaron que las respuestas formuladas por la representación UAM a cada uno de los planteamientos del sindicato, atienden problemáticas específicas, ya se trate de la reapertura del CENDI 3 o la dotación de plazas administrativas para la Unidad Cuajimalpa, entre otras.

En lo que se refiere a la demanda salarial y prestaciones, “se propuso un porcentaje de incremento igual al aceptado por otras instituciones de educación superior”.

* * *

Desde el minuto uno del 1 de febrero las puertas de

Universidad Autónoma Metropolitana permanecen selladas en sus cuatro planteles, y las negociaciones están estancadas.

El sindicato, liderado por Hermelinda Hurtado, no cede a las propuestas de la Universidad.

Los trabajadores argumentan que lo importante de la negociación, en este momento ya no es el aumento a salarios y prestaciones, sino “detener las constantes violaciones al contrato colectivo de trabajo”.

En torno a la huelga número 16 en 34 años de existencia de la Universidad Metropolitana, en entrevista con Javier Solórzano, Lema Labadie admitió que “es un hecho que el poder adquisitivo de los trabajadores se ha erosionado mucho en los últimos 25 años; es un hecho que debería haber aumentos salariales muy superiores a los que podemos ofrecer en este momento, pero estamos en una situación en la que se puede analizar que la Universidad pública no ha tenido el apoyo que debía tener; y creo que no le estamos haciendo un favor a la Universidad con esta huelga tan prolongada.

“Si las vemos históricamente estas huelgas concluyen en pérdidas para todo el mundo.
Revira el profesor Arturo Lomas Maldonado:

–El aumento del 35 por ciento a los salarios que pedimos representa un 1.47 por ciento del total del presupuesto de la Universidad ¿Es esto demagógico?, ¿radical?, ¿exagerado?

* * *

¿Qué pide el sindicato?

Dos de los puntos más importantes consisten en acabar con el rezago salarial y basificar 75 plazas de eventuales y académicos; pero la autoridad sólo les ofrece 35 plazas. Reajustar el presupuesto de la UAM, y cesar a 77 altos funcionarios que perciben más de 67 mil pesos mensuales, aumento salarial, basificación de los trabajadores eventuales, que laboran sin prestaciones y respeto al contrato colectivo, la apertura del Cendi, así como los problemas laborales en el plantel de Cuajimalpa, donde se contrató a empresas privadas para hacer trabajos que realiza comúnmente el personal sindicalizado.

El tiempo se va y las posiciones son cada vez más radicales entre las partes.

Integrantes del SITUAM realizaron un mitin a las afueras de la Secretaría de Educación Pública. Su demanda: la intervención de las autoridades federales para destrabar el conflicto.

De ahí se trasladaron a las puertas de la Secretaría de Hacienda, donde los trabajadores reiteraron que la UAM tiene recursos para resolver las demandas.

Hermelinda Hurtado, secretaria general del gremio pedirá al presidente de la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados, Tonatiuh Bravo Padilla, que “solicite a la SHCP el desglose presupuestal de la UAM, rubro por rubro, para transparentar el destino de los recursos que se entregan a la institución y determinar cuál es la aplicación real que se da a esta inversión pública, porque como trabajadores creemos que tenemos el derecho de saber qué pasa con los montos que aprueban para la universidad”.

–Las autoridades no nos están dando respuesta a los planteamientos y de entrada nos dicen no. Nosotros hemos presentado en la mesa propuestas de solución y aunque se aceptan parcialmente no se les da una solución integral.

–¿Por qué no levantar esta huelga. Ya no es el salario, solamente, la petición. Qué es?

–Es el autoritarismo de la institución. Si se sentaran en la mesa a negociar de verdad, con ofrecimientos reales. Pero no. No hay nada. De plano nos dicen no. Y eso es parte de la inflexibilidad de nuestras autoridades. Es una actitud de total desprecio a la clase trabajadora.

–¿Cuándo se reinician las negociaciones?

--No hay fechas. Las autoridades se levantaron de la mesa el viernes pasado y estamos a la espera de que nos llamen.

--¿Dónde están ellos?

--No sabemos. Dicen que cambian de sede continuamente para que no nos demos cuenta de dónde están.

–¿Cuánto tiempo más resistirá el movimiento?, ¿Cuándo terminará esta huelga?

–No sabemos qué vaya a suceder. Puede durar mucho tiempo, o podría terminar súbitamente. Nuestro Situam, con su fortaleza y su tradición, es tan impredecible... Que todo puede suceder.

* * *

No hay visos de solución.

Vendrá la semana santa.

¿Todo indica que el trimestre se perdió?

–No –alecciona el profesor Lomas Maldonado—si la huelga de la UNAM duró once meses y no se perdió ningún semestre. ¿Cómo? Hagamos números: en la UAM se imparten tres trimestres de once semanas cada uno, lo que da un total de 33 semanas de clase al año, de las 52 del calendario. La propia UAM tira a la basura 19 semanas. Que no nos digan que porque llevamos seis de paro se va a perder el trimestre. No es verdad. Jamás en la vida se ha perdido un sólo trimestre.

* * *

Se lee en una pancarta a las afueras de la SEP:

“Salario mínimo a Melgoza”.

El secretario de la UAM, Javier Melgoza Valdivia, tiene documentado un salario de 72 mil pesos mensuales, pero, con prestaciones presume la secretaria general del sindicato que se eleva a más de 140 mil.

Pero hay cifras que enaltecen a la institución:

Un 45 por ciento de los profesores-investigadores de la UAM tienen doctorado, contra una media nacional de 27 por ciento.

La universidad mantiene mil 700 proyectos productivos y sociales, algunos con comunidades marginadas y otros con empresas privadas, que generan un vínculo permanente entre la institución y la comunidad.

De los 45 mil estudiantes de la UAM, ocho mil reciben una beca de 950 pesos al mes, por tener ingresos inferiores a los tres salarios mínimos y mantienen una calificación mínima de 8.

Pagan una colegiatura de 592 pesos al año.

Pero algo es real: 45 mil estudiantes, 10 mil profesores, investigadores y cuatro mil trabajadores, están fuera de las aulas.

La huelga sigue y sigue.

–Para estos días ya debíamos de haber hecho dos evaluaciones. Revisé las opciones que tienen para recuperar el trimestre y ahora tendrían que agarrar algunas semanas de vacaciones –dice uno de los estudiantes que acude a la UAM Azcapotzalco a ver si ya se levantó la huelga.

Los foros de Internet han sido tomados. Algunas páginas dan especial seguimiento al tema.

* * *

La solución vendrá después de Semana Santa.

–Cuando menos... –admite el profesor Lomas Maldonado–, porque lo que se ve es que las autoridades tratan de llevarnos hasta más allá... Y la única solución que veo es que la UAM ofrezca una propuesta económica para los trabajadores administrativos. Si las autoridades creen que quedándose en donde están van a resolver algo, lo dudo. Los salarios en la UAM están súper deprimidos. Un profesor sobrevive con tres mil pesos al mes.

Vuelve a los números, el investigador:

–Darles el 35 por ciento a los trabajadores administrativos representa 1.47 del presupuesto total de la Universidad. Es nada.

¿Por qué es tan bajo el porcentaje? porque el costo de la nómina no llega ni siquiera al 5 por ciento. En empleos de confianza con estímulos a mandos medios y sobresueldos, la UAM gasta 600 millones al año en gente que no realiza ninguna labor de docencia y difusión de la cultura, para cuyo fin es creada la Universidad.

“Ha dicho en reiteradas ocasiones el profesor Javier Melgoza, secretario de la UAM, que para la universidad el problema laboral no es primordial, sino el académico. Entonces que nos diga ¿por qué tiene mil empleados de confianza?, ¿por qué se empeña en ofrecer un aumento del 4.25 con el argumento de que más “nos desestabiliza”. Si es así, demuéstrenlo con números.

“No debemos olvidar que en una Universidad el insumo más importante es la mano de obra de académicos y administrativos. Se han detenido las negociaciones porque sufrimos la actitud autoritaria e impositiva de las autoridades que te dice: te he de doblegar, no hay razonamientos ni académicos ni económicos, sino autoritarios.

Más de 40 días de Huelga. Y el panorama es desolador, sobre todo al interior:

Los trabajadores de intendencia sufren por la falta de materiales, hay una división entre mandos medios, jefes y personal de confianza con la base trabajadora; hay cambios de área, se cierran departamentos y áreas de trabajo, sufren imposiciones laborales unilaterales, robo de material de trabajo, represión política, caída de salarios, han pasado más de 2 años sin comprar libros para las bibliotecas, en el área de mantenimiento fuga de trabajo que la UAM contrata por fuera a empresas y contratistas...

La huelga sigue y sigue. Abierta al tiempo.

Las opiniones de los estudiantes, en torno al paro, se dividen, como lo apuntó la secretaria general del sindicato, en varias vertientes:

Alberto Islas Labastida, estudiante de Ingeniería Industrial de la unidad Azcapotzalco, e integrante de un grupo llamado CEN (Comité Estudiantil Neutral) de la UAM:

--Mucho se hablado del SITUAM y de las autoridades de la Universidad, pero jamás nos han tomado en cuenta. Ahora un grupo de alumnos nos hemos organizado y perseguimos un fin en común: que las negociaciones se aceleren para que nuestra universidad se reabra.

Por ello solicitamos una reunión con el secretario general de la UAM, Javier Melgoza Valdivia y la líder sindical, Hermelinda Hurtado, para replantearles su derecho a tomar clases y confió en que haya una respuesta a nuestros planteamientos.

Otra estudiante, Bety Gómez:

--Es una pena que por los intereses de unos se esté afectado a todos, sin embargo, y con ésto no digo que esté a favor de la huelga, los intereses de los trabajadores y las demandas, específicamente hablando del aumento de sueldo, son válidas. No es posible que los altos directivos estén gozando de sueldos impresionantes cuando la planta académica y demás trabajadores se estén tronando los dedos cada quincena nomás porque no quieren subirles el sueldo.

Y Óscar Buendía agrega.

--Estamos perdiendo clases y tiempo valioso, las investigaciones están detenidas y en muchos casos perdidas, pero también hay que pensar qué tipo de universidad les dejamos a las generaciones futuras. Hay que exigir educación de calidad.

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