1.1.09

El deporte en México: 1945



Pedro Díaz G.

1944.

8 de marzo.

El boxeador Juan Zurita, originario de Guadalajara, se convierte en el primer peleador mexicano que conquista una corona mundial. En el Legion Stadium --en Hollywood, California--, derrota por decisión unánime en 15 asaltos al italoestadounidense Sammy Angott, y se apodera del campeonato mundial de peso ligero, versión de la National Boxing Asociation.

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1944.

Sucede en el Centro Deportivo Chapultepec.

Uno de los espectadores sigue con cierto pasmo las ejecuciones en el Segundo Encuentro Internacional de Natación, entre México y Cuba. Es hijo del doctor Alberto Capilla, uno de los precursores del deporte, y se llama Joaquín; maravillado está tras la actuación de Alberto Isaac, que en 100 metros nado libre, cronometra 1.3 minutos e impone récord centroamericano. Doce de 14 pruebas son para los nuestros. Campeón en trampolín surge Antonio Mariscal.

Y son precisamente los clavados los que tienen embelesado al pequeño. Tanto, que decide, ahí, que abandonará las pruebas de nado, en las que siempre termina en último lugar, para comenzar a lanzarse desde las alturas.

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Julio de 1944.

En julio, la Comisión de Boxeo decide retirar "de por vida" la licencia de manager a Arturo Cuyo Hernández, por insultos al comisionado Carlos Solares durante una función en la Arena Libertad...

Un grupo de mexicanos está listo para ir a la guerra: cuando ya los brasileños combaten en Italia, en el campo de Balbuena se pasa revista a los 300 hombres del escuadrón 201; viajarán a un curso de entrenamiento en Randolph Fields, de donde partirán hacia el frente de batalla...

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1944.

Noviembre.

En la oscura y fría tarde del 5 de noviembre, Carlos Belmont, de 37 años, hunde en el hoyo 35 un largo put de siete metros y vence 2 a 1 a Percy Clifford en la final del Campeonato Nacional de Golf en el Mexico City Country Club, de Churubusco.

En 8 años de campeonatos nacionales, es el primer mexicano en conquistar ese título....

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1945.

Mexicanos en Akron, Ohio.

Y el deporte sigue internacionaizándose. La Unión Atlética Amateur de los Estados Unidos invita a la Federación Mexicana de Natación a participar por primera ocasión en su Campeonato Nacional. Las competencias serán en agosto, en Akron Ohio.

Lorenzo Sours, presidente honorario de la federación, sugiere que se consigan las marcas de los estadounidenses en las distintas pruebas; Federico Mariscal cumple con la misión de espionaje.

Y al estudiarlas y hacer la comparación con los tiempos de los competidores mexicanos, se concluye que puede hacerse un papel decoroso si va un grupo reducido y bien entrenado a ésta, que es considerada una prueba más difícil que la que se podría dar en Juegos Olímpicos.

La razón es sencilla: Estados Unidos tiene a los mejores clavadistas y nadadores del mundo, pero no puede llevarlos a todos a una Olimpiada. Su campeonato nacional resulta entonces un escaparate que rebosa atletas de primer nivel.

Y ya viajan los mexicanos rumbo a Akron. Son los hermanos Antonio y Diego Mariscal, Ramón Bravo y Alberto Isaac.

Los Mariscal participarán en clavados (Antonio es campeón nacional y centroamericano en trampolín de tres metros; Diego es novato en estas lides); Bravo es campeón nacional de fondo y competirá en 1500 metros; Isaac, monarca en los 100 metros libres.

Se aproxima el final de la guerra. México envía al Escuadrón 201. Sus 300 pilotos entran en acción el 7 de junio y bombardean posiciones japonesas en una región llamada Cagayán.

Circula el automóvil de Mariscal por carreteras estadounidenses cuando un hombre, el presidente de ese país, Harry S. Truman, da el 5 de agosto una orden de venganza que aterrará a la humanidad: la bomba atómica, la muerte. Las cictrices eternas.

Viaje que nunca olvidarán, los nadadores mexicanos:

El 11 de agosto arriban, después de un viaje de diez días, únicamente para saber que las pruebas de Alberto Isaac serán al día siguiente. La Flecha de Colima clasifica; sus compañeros le secan y recuestan, pero él tiene un insoportable dolor de estómago. Compite, pasa a la semifinal. Se queja. Y guarda el mejor de sus esfuerzos para la última prueba.

Que se lee, en La Afición: "Isaac nadaba con ritmo estupendo; pero no sobresalía del grupo. Faltando como veinte metros para llegar a la meta comenzó a adelantarse, lenta pero seguramente, hasta llegar con un cuerpo de ventaja. Fue la alegría enorme. Los coaches de todos los equipos en competencia elogiaron al nadador mexicano, quien los dejó asombrados con su forma y enorme velocidad".

El colimense se convierte así, en campeón de natación de los Estados Unidos. Y su medalla de oro es más grande que un centenario. Y es a primera vez que un extranjero logra el triunfo en los 100 metros libres...

Sus compañeros, mientras tanto, obtienen discretos resultados. Lo mejor: entre 20 clavadistas de Estados Unidos y Canadá, Antonio Mariscal queda en el tercer sitio en plataforma y se hermano Diego es undécimo. En 1500 metros, por último, Ramón Bravo llega sexto sitio con tiempo de 22.58 minutos (su mejor marca es de 21.49).

El Michigan State College queda en primer sitio, al sumar 26 puntos y en el séptimo lugar, con cinco unidades, se registra un empate entre los competidores mexicanos y los de la Academia Naval de los Estados Unidos. El campeonato nacional de los Estados Unidos bate récord en número de participantes: 135.

Para los mexicanos, fue un viaje de diez días porque el automóvil de la travesía se desbieló, detuvieron a reparar y emprendieron, un día y medio después, el camino hasta Ohio. Fue el 5 de agosto. Explotaba la bomba en Hiroshima. Ellos sufrían sus propias desventuras en Texas.

1945. Agosto.

La tragedia de Hiroshima no ha sido suficiente.

Ahora, Nagasaki, ordena Truman.

Termina el holocausto.

Respira la humanidad.

Y llora, también, porque la guerra se ha llevado la vida de 36 millones de seres humanos.

Es 15 de agosto. Un día más tarde habrá que reparar un poco de lo perdido y por ello se reúne, en Roma, el Comité Olímpico Internacional.

Hay que decidir cuál va a ser a ciudad que organice los XIV Juegos Olímpicos. Preguntan a los representantes de los comités olímpicos nacionales si están en condiciones de enviar deportistas a la Olimpiada de 1948 y la respuesta inmediata es sí.

Y dicen los ingleses que, pese a la devastación sufrida durante la conflagración mundial, Londres puede ser anfitriona.

Se reanudan, también, los Juegos Centroamericanos. Serán en Barranquilla, del 8 al 28 de diciembre de 1946.

El fantasma se las armas se desvance, poco a poco.

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1945.

Tras el fin de la guerra también se reúne el Comité Olímpico Mexicano.

Y se decide que sí, existe un equipo de deportistas capaces de competir con dignidad en los Juegos de Londres.

Ya se habla, en el ambiente del hipismo, de un caballo jalisciense, un alazán tostado, tuerto él, llamado Arete y que tan buenos resultados ha obtenido en concursos hípicos organizados en a zona occidental del país, montado por el teniente Salvador Villalobos.

Termina 1946. Llaman la atención los deportes acuáticos, después del inesperado triunfo de Isaac en Akron y por la aparición del joven Joaquín Capilla, quien avanza incontenible: en este año pasó de tercera fuerza a segunda, y luego a primera. Su entrenador, Mario Tovar, afirma que el año próximo Capilla será un peligroso rival de los consagrados.


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