20.10.00

¿Nada como una vida tranquila?


Apresura otro caballito de tequila. Salsa roja le puso a la carne en barbacoa. Es el Maravilloso Hagler, de paseo por los canales del sur

Pedro Díaz G. 



Cierra los ojos por ese picor que apenas calma con unas gotas de limón
y un trago de agua simple. Y otro tequila, por qué no. Observa el lento
paseo en trajineras, más de una docena. Confía como en un suspiro
Marvin Maravilla Hagler.
...Prefiero estar fuera de los cuadriláteros, algo alejado de las cámaras.
Vivir como la tarde de hoy: lejos del trabajo y cerca de la naturaleza. Qué bonito, Xochimilco, ¿no?
¿Lejos de la fama?, ¿cómo, si su rostro evoca al verlo combates de antología y sentimientos de animadversión hacia
usted, cuando todos querían más a Leonard?, ¿cómo si todo el mundo le reconoce al verlo?
Es casi imposible, cierto, por la popularidad que adquieres, pero eso lo decidí desde que dije adiós al boxeo para
no volver jamás: calma, tú a casa, jovenzuelo, pensé.
Otros regresan. ?Yo no?.
Carlos Monzón y Marvin Hagler, en todo el siglo, se retiraron antes de andar causando lástimas. Muy pocos más lo
han hecho. O se van y vuelven a veces hasta en diversas ocasiones. Ellos nunca lo pensaron. Este empecinamiento
rayano con la insensatez, tan boxístico y tan humano, no formó parte de su bagaje.
Al menos no para mí aclara Hagler; yo prefiero la vida tranquila, con la familia.
De todo se habla esta tarde de cierre de convención. Que si Mike Tyson es el último eslabón de una cadena de
boxeadores negros que van desde Jack Johnson hasta Marvin ?Marvelous? Hagler, pasando por Joe Louis y Sugar Ray
Robinson, Sonny Liston, Ken Norton, George Foreman, Leon Spinks, Joe Frazier, Sugar Ray Leonard, Tommy Hearns
y el más grande de todos: Cassius Marcellus Clay, El Gran Mohammad Alí. De boxeo, sobre todo, se debate y les
dan las tres y las cuatro y las cinco recordando combates entre botella y botella de tequila, entre cadavéricos
envases de cerveza: el de Jack Johnson contra Jessie Willard, el de Cassius Clay contra Floyd Patterson, el de
Hagler contra Hearns...
¿Cuál, el mejor de los momentos en toda su existencia?
El día que gané el título. No hay más: ¿te imaginas? de niño pobre a...
Hagler nació el 23 de mayo de 1954, en Newark, Nueva Jersey. Con su familia se trasladó de pequeño a Brockton,
Masachussets. Ahí conoció a los hermanos Petronelli, que eran dueños de una compañía constructora y manejaban
un gimnasio de boxeo por las noches.
En ese entonces, con los Petronelli, ganaba por trabajar en el día 3 dólares la hora, y en las noches nos
encerrábamos muchos jóvenes en esos salones de boxeo de donde, quién lo iba a decir, surgió esta maravillosa
historia. Cuando cumplí 18 años gané un campeonato nacional juvenil y a la semana estaba ya contratándome
como profesional.
Inicia la música que inunda los sentidos; es el mariachi. Hagler es breve. ¿Cuál fue su secreto para llegar al nivel
estelar?
Hay dos palabras claves en mi vida: fiereza y destrucción. Esos deben ser siempre los objetivos de un púgil sobre el
ring.
Sugar Ray Leonard se retiró varias veces. Tras su último adiós, en 1984, decidió regresar intentando la corona de
los medianos. Se le ocurrió hacerlo ante Marvin Hagler, quien pasaba su mejor momento. Contra todas las
predicciones, Leonard ganó por puntos el 6 de abril de 1987 su tercer título en una división diferente lo conquistó
en la categoría mediana del CMB.
Hagler no volvió más. Y aunque siguió peleando, Sugar Ray jamás igualó la mágica actuación de aquella noche.
En 1997 Leonard regresa. Va por el título de Macho Camacho y piensa en una nueva versión de sus combates ante
otro púgil en activo, Roberto Durán. ¿Qué pasaba por la mente del Maravilla ante estas noticias?
Que el boxeo te da mucho; todo lo que tú mismo logras conseguir, gracias a tu esfuerzo, pero que también es un
deporte peligroso en el que no debes confiar: siempre hay riesgos de salir lesionado cuando subes al cuadrilátero;
yo no podría imaginarme a esta edad y en calzones cortos. Mi primera pelea recuerda Marvelous, mientras se
desentona El Rey, de José Alfredo Jiménez, esa melodía que se escucha generalmente tras abrir algunas cervezas
fue rápida: gané en dos asaltos, pero ¿sabes cuánto recibí?: 300 dólares. Por supuesto que seguía trabajando con
los Petronelli. Pero en tres años, ya tenía yo buen cartel... Y más dinero. Para el 30 de noviembre de 1979,
20/12/2016 El Universal - Deportes - ?Nada como una vida tranquila?
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consigue Hagler la oportunidad de ser campeón. La pelea es en Las Vegas pero los jueces, a pesar de que Mills
Lane, el réferi, casi levanta su mano, declaran empate y se queda sin corona de peso medio; todavía... Pero
cuatro combates más tarde, en septiembre 27 de 1980, Leonard vive la mejor noche de toda su existencia: en
Londres enfrenta y vence a Alan Minter: nocaut en tres. Ya es campeón mundial de peso medio.
De ahí a la fama: en 1982, noquea a William ?Caveman? Lee en 67 segundos. En 1983 termina con Tony Sibson y
Wilford Scypion en el sexto y el cuarto, respectivamente. A 15 asaltos es su combate (10 de noviembre de 1983),
ante Roberto Durán en donde los críticos, a pesar de su victoria, le llaman conservador. Estrena Hagler la nueva
modalilidad de campeonatos a 12 asaltos, en vez de 15. Vendrían dos triunfos más: Tommy Hearns y John Mugabi.
Pero cuando se acercaba la defensa número 12 apareció Leonard y lo retiró.
¿Cómo no estar agradecido con el boxeo si me ha dado todo lo que soy revela Hagler. Hay gente que dice gané en
mi carrera algo así como 30 millones de dólares, ya ni sé; mi nombre está en el Salón de la Fama desde 1993; vivo
feliz, retirado de los cuadriláteros... Qué más puedo pedir... Ah, una copa... ¡Salud! Y los meseros apresuran la

ronda, otra más, de caballitos, ?qué pegadores?, se queja Marvin, de tequila.



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