8.6.07
Cómo salvar del caos a la Zona Metropolitana
Primera Reunión Interparlamentaria Edomex-DF
Por Óscar Camacho y Pedro Díaz G.
Es inusual que los políticos dialoguen. Es inusual que dos congresos locales de México se reúnan. Es inusual que lo hagan para resolver problemas. Pero el desastre urbano los ha puesto en el mismo camino. Y juntos, diputados locales del estado de México y de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal han decidido que la hora ha llegado. Que no es posible esperar más en la búsqueda de soluciones conjuntas para la zona metropolitana de la ciudad de México. Y han acordado, en esa ruta, una inusual reunión interparlamentaria en Ixtapan de la Sal, del 6 al 9 de junio. Una ruta para enfrentar el caos metropolitano.
La tarea parece imposible: sacar del caos urbano a la zona metropolitana más grande del mundo.
“Pero hay que arrancar… porque de por medio va no sólo la sobrevivencia de la región, sino del país mismo”, afirma Higinio Martínez, presidente del Congreso del estado de México.
“Y si este proyecto se hunde… nos hundimos todos”, vaticina, por su parte, Víctor Hugo Círigo, coordinador de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal.
Dos diputados, dos políticos que hoy encabezan a los poderes legislativos de sus respectivas entidades, embarcados en la tarea de crear, al alimón y con reuniones de trabajo interparlamentario, las leyes que se necesitan para encarar y resolver los grandes problemas de la zona metropolitana de la ciudad de México.
Con sus 18 millones de habitantes y sus inmensas, inmensas carencias cotidianas.
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La idea nació de un conflicto que se llama Huayatlaco. La vialidad mexiquense de Huixquilucan que termina en un puente roto a la entrada de Cuajimalpa. Un puente que sólo lleva al precipicio.
Juntos, en el restaurante El Parián, de Toluca, y a la misma mesa, diputados del PRD, PAN y PRI del DF y del estado de México. Encuentro ríspido, enojoso al principio, de palabras fuertes y abiertas amenazas.
“O solucionan el problema de Huayatlaco, dando autorización para que se continúe la avenida, o aténganse a quedarse sin agua… recuerden cuánto depende el DF del agua del estado de México…”, pondría sobre la mesa un diputado mexiquense no perredista.
La respuesta correría a cargo de Víctor Hugo Círigo: “¡Bájenle… bájenle… porque la dependencia es común. Y si de amenazas se trata, pues también hay que recordar cuánto depende el estado de México de la ciudad de México… de servicios como el Metro… por ejemplo. Aquí, o le bajamos o le bajamos para llegar a acuerdos…”
Y le bajaron.
Y juntos, diputados de las dos entidades determinaron echar a caminar un proyecto común que comenzará en Ixtapan de la Sal el próximo miércoles 6 de junio: la primera Reunión Interparlamentaria de las dos entidades, ciudad y estado de México
* * *
Ixtapan de la Sal, objetivos:
Arreglar diferencias, olvidar malas vecindades, hacer leyes comunes e involucrar al gobierno federal en lo que, como afirma Higinio Martínez: “Es ya un problema de seguridad nacional, porque los problemas de la zona metropolitana de la ciudad de México tienen un alcance nacional, y para atenderlo es preciso que se establezca, por ley, una política de Estado para las zonas metropolitanas del país. O de lo contrario, todo va a reventar”.
Y para dar redondez a la idea, apunta Víctor Hugo Círigo: “…Porque si esto revienta, olvídate de proyecto político alguno. La gente te va a mentar la madre en lugar de apoyarte. Si esto revienta, el drenaje profundo, o inundaciones, o falta de agua potable, claro, la gente no te va a apoyar, te va a decir: cómo quieres aspirar a otro cargo si no pudiste aquí, mira cómo estamos. Mira cómo está el medio ambiente, mira cómo están las vialidades, mira cómo está el agua potable…”
La elite política intentando poner orden a la zona conurbada.
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En el pasado sólo se escribieron historias de desencuentros.
La frontera común entre capitalinos y mexiquenses se ha visto vulnerada en diversas ocasiones.
Por el drenaje: “Hay una zona metropolitana limítrofe con el municipio de Nezahualcóyotl, de este lado es Iztapalapa –apunta Círigo–, y en época de lluvias hay una laguna reguladora, la de El Salado, que se satura de agua de lluvia y agua de drenaje. Y entonces, cuando eso se va a desbordar, los que vivimos en Iztapalapa rezamos para que el agua se vaya del lado de Neza, y los de Neza rezan para que se venga e inunde las habitaciones de Iztapalapa. ¿Te das cuenta? Y unos van y le cierran, y otros van y le abren ¡a la compuerta del vaso regulador! Y entonces tienes que poner policía para que los vecinos no se agarren a golpes. Eso pasa ahorita, son cosas reales. No es invento”.
Por el agua: “Imaginen: una vez en Iztapalapa sufrimos ausencia de agua potable semanas. Y la gente salía con picos y palas, como gambusinos, rompiendo los registros en la calle, para buscar agua. Y los empleados de la delegación eran secuestrados porque llevábamos pipas a las unidades habitacionales. Y los vecinos se empezaban a agarrar a golpes para quitarles la manguera a los empleados y así llenar sus cisternas y sus cubetas. Eso ya pasó, no me lo platicaron. Son cosas que se están presentando ya. Eso debemos atender con visión metropolitana. ¿Qué onda con el acuaférico que se suspendió y que era una obra para beneficiar a esa zona, justamente, del oriente de la ciudad? ¿Qué vamos a hacer? ¿Sirve, no sirve? ¿Continuamos o no con su construcción? ¿Cómo vamos beneficiar a Iztapalapa, Chalco, Valle de Chalco o a Ixtapaluca, donde antes nunca sufrieron de escasez de agua y ahora la padecen?”, agrega el legislador capitalino.
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Víctor Hugo Círigo habla de la del estado de México y el Distrito Federal como una relación difícil, pero inevitable.
–¿Hasta dónde tuvo que llegar esta situación para que se planée una reunión interparlamentaria?
–Hasta un conflicto. Hasta que estalló ese conflicto vial metropolitano que fue la construcción de un puente sobre la barranca de Huayatlaco. Dos comunidades limítrofes, el municipio de Huixquilucan y la delegación Cuajimalpa, estuvieron a punto de enfrentarse. Y el debate se polarizó de tal suerte, que de pronto ya teníamos diputados y diputadas de estados vecinos dándose con todo. Yo recibí, tengo que reconocerlo, un día de esos álgidos de ese debate, una llamada del diputado Higinio Martínez. Me dijo: “Oye diputado, tenemos que platicar. Se está poniendo esto muy feo y creo que no es por ahí el asunto”. Y dije “totalmente de acuerdo, diputado. Me da mucho gusto que me llames, vamos reuniéndonos”.
–Hablé con la Comisión de Gobierno, les informé de esta llamada telefónica y nos reunimos. Al principio les quiero decir que nos fue como en feria, a mí particularmente, pues como asumí la defensa pública de los vecinos de Cuajimalpa, pues hubo reclamo. Fue una reunión difícil. Algunos diputados advertían. “Oigan, no se les olvide que el agua para el DF pasa por el estado de México, ¿eh?” En serio. Como diciéndonos: bájenle porque también nosotros tenemos con qué. Claro, también les dijimos: “Bueno, pero ustedes utilizan el Metro cuando tienen que atravesar de un lado al otro para ir a…” pero no, no era por ahí. No venimos a eso, cómo nos vamos a ver los representantes populares, que venimos a solucionar un problema, y salir a gritos y sombrerazos de aquí. No, no no. Fue una reunión terapéutica, donde cada uno defendía lo suyo en legítimo derecho. De eso se trataba, de hacer terapia grupal, pero al final llegar a acuerdos. Dijimos: no venimos a pelear sino a buscar puentes de entendimiento. Un conflicto por un puente nos acercó, ahora, pues, construyamos puentes, pero de entendimiento. Y así fue.
* * *
Higinio Martínez está consciente de que un primer paso es reunirse para acordar una nueva legislación metropolitana, pero enfatiza que la solución sólo se dará con partidas del orden de los 80 mil a los cien mil millones de pesos “para empezar”.
“Que servirían para atender al estado de México y al DF, principalmente, aunque no deje de atender a otros estados. Significaría hacer una o dos líneas más de tren suburbano, estamos hablando de transporte masivo; en este caso, significa hacer grandes vialidades que necesitamos; por ejemplo, continuación del segundo piso o alguna continuación del Periférico y otras vialidades que se requieren y que son muy costosas. En seguridad pública se requiere una policía metropolitana con elementos, patrullas y todo el equipamiento…”
La lista para enumerar los conflictos que atañen al área conurbada es larga.
Un problema tras otro. “Y todos hay que resolverlos”, dice Martínez.
Agrega: “Porque el problema que tenemos hoy es que cada quien de un lado de la línea divisoria atiende sus problemas. Aparentemente es una cantidad enorme, pero si este año ya se establecieron tres mil millones, si encontramos la manera de obtener la mayor cantidad de recursos, y hasta buscar de la iniciativa privada, y entonces se verá que sí es posible ir logrando esa cantidad de recursos”.
Uno a uno va citando Higinio Martínez los problemas más urgentes a tratarse en la interparlamentaria:
“Uno: seguridad pública.
“Dos: agua potable, es un problema tremendo por la escasez de líquido en el estado de México.
“Tres: vías de comunicación, abrir nuevas vialidades. Mejorar las que hay.
“Cuatro: transporte masivo, público, por supuesto, no privado, que ayude en este esquema de la zona metropolitana.
“Cinco: y, por supuesto, medio ambiente, donde cabe el asunto de residuos sólidos, un problema severo que debemos enfrentar; eso sin dejar de pensar en educación, salud y muchos temas más”.
* * *
Se les pregunta a ambos:
–Siendo la solución de los problemas un asunto más de los titulares del Poder Ejecutivo, ¿no ven algún riesgo de que se les pretenda boicotear? sobre todo pensando en que el gobernador del estado de México es priista y el titular del Congreso perredista; en tanto que el presidente de la Asamblea es perredista, pero no de la misma corriente que Marcelo Ebrard.
Responde Higinio Martínez: “Ni creo que vaya a haber, ni debería haber. A nadie le conviene sustraerse de ese asunto. Los problemas de cerca de 18 millones de personas tienen que ser atendidos por todos, de manera conjunta, no hay forma de evitar ya la actividad, la coordinación, las nuevas formas de administración metropolitana, no es posible. Pero tanto a Marcelo Ebrard como Enrique Peña debo reconocerles que tienen el ánimo para participar juntos.
“A esta iniciativa, ellos están correspondiendo. Nosotros en el Legislativo, ellos en la parte de sus responsabilidades ejecutivas; los presidentes municipales en su ámbito. No veo el ánimo de nadie de boicotear ni de frenar nuestros proyectos, porque sería en perjuicio de él mismo”.
También responde Víctor Hugo Círigo: “Aquí sí hay mucha conciencia. Viéndolo desde una óptica, hasta si me lo permites, egoísta o individual o partidista, no lo sé, hasta por conveniencia, para decirlo en términos coloquiales, nos conviene a todos atender estos problemas, porque si esto revienta, olvídate de proyecto político alguno. La gente te va a mentar la madre en lugar de apoyarte. Entonces uno tiene también que sí, hacer una apuesta, pero una apuesta para entrarle a estas broncas, para tratar de resolverlas. Sí, hasta por conveniencia.
“Mira, yo vivo en Iztapalapa, y es paradójico: en tiempos de sequía se muere de sed y en tiempos de agua se inunda. Ahí no tenemos opción, o le entramos o no le entramos a resolver esas broncas. Así está todo. Igual y es un tirititito, pero el deseo que compartimos muchos de los diputados que vamos, es realmente sí entrarle a resolver los problemas.
“Sería una mala apuesta pensar que esto pudiera ser boicoteado. Quien lo intentara se vería muy mezquino. ”.
* * *
Higinio Martínez se congratula que los conflictos interestatales no hayan generado violencia. Todavía. Pero es necesario tener mucho cuidado, previene.
–Hoy hay tres mil millones de pesos, pero el año pasado no había uno solo para atender asuntos metropolitanos. Hoy existe un encuentro interparlamentario. No vamos a ver ahí qué vamos a hacer, sino que vamos a coronar una serie de acuerdos que estamos preparando.
“Es tiempo de dejar las declaraciones y los llamados para mandar este asunto fundamentalmente a la parte legal. Queremos salir con una propuesta de todos los sectores, de marcar en la constitución de nuestro país, de ampliar la posición metropolitana. Existe una referencia mínima pero queremos ampliar, que se considere como un asunto constitucional la zona metropolitana del valle de México”.
Víctor Hugo Círigo también cuenta las acciones emprendidas rumbo a la interparlamentaria:
“Entre otros objetivos tenemos la idea de homologar leyes metropolitanas; por ejemplo, en materia de seguridad no se puede penalizar distinto el mismo delito en las dos entidades. Tenemos que ponernos de acuerdo y podemos penalizar de manera similar en los dos códigos. Está pendiente también el reglamento de tránsito vehicular, la parte ambiental, ya muy deteriorada. Vamos a homologar reglamentos, normas ambientales.
“El asunto del agua, su cobro, este tipo de cosas también las podemos revisar. Y toda una serie de temas en que ya nuestros compañeros se pusieron de acuerdo para llevar propuestas en este sentido.
“Por ejemplo, el presidente de la Comisión de Seguridad, en el caso de nosotros es presidenta, ya está trabajando el tema con su par del estado de México; el presidente de la Comisión del Agua de la Asamblea ya está trabajando con su homólogo; el de Transporte, también.
“La diputada Carmen Segura, que preside la Comisión de Seguridad Pública, está entusiasmadísima. El diputado Tomás Pliego Calvo, de Transporte, ya está trabajando con su homólogo. El diputado Daniel Salazar es el presidente de la Comisión del Agua, ya está trabajando. Ya traen propuestas. O sea: no vamos a llegar y a ver qué sale. No. Ayer nos reunimos con ellos en la Comisión de Gobierno y nos dieron un informe pormenorizado de cómo han avanzado rumbo a la interparlamentaria”.
???
Higinio Martínez suma ideas al tema: “Es imposible atender a la gente que vive en la zona metropolitana sólo con una política del DF o del estado de México, es imposible. El caso de El Salado es evidente: una banqueta es Iztapalapa y la otra es de Nezahualcóyotl y si no se van las aguas para un lado se va para el otro. Es un problema. Otro: la barraca famosa de Huayatlaco, que une a las dos entidades y si no quieren que pase, se bloquea cuando todo mundo pasa por ahí.
“Son todos los temas: el aeropuerto, un aeropuerto que es de la ciudad de México pero que se pretendió y todavía creo que insisten que se instale en el estado de México pero que es de la ciudad de México, y hasta problemas como los del aborto. Ahora resulta que en el DF está permitido y en el estado de México no. Podría decirlo con este ejemplo muy sencillo: en una calle, en una acera en las casas de enfrente no se permite el aborto, pero cruzando la calle, en la clínica de enfrente sí, de acuerdo con los últimos cambios.
“Todo esto no es resultado de una mala vecindad. Es resultado de una mala política de los gobiernos priistas en su momento, de permitir un crecimiento irracional, anárquico, desastroso; un monumento a la estupidez humana dejar crecer estas ciudades.
“Tendremos que resolver con leyes. Y hasta la creación de una autoridad metropolitana, con autonomía, patrimonio y recursos propios, obligada a atender los asuntos de la zona. Porque si no, no llegaremos a acuerdos. Un gobierno querrá hacer las cosas y el otro lo impedirá”.
???
En el viejo continente se les llama eurodiputados. Aquí habrá que imaginar nuevos conceptos, agrega Círigo, en este ping pong de ideas entre defeños y mexiquenses:
–¿Este proyecto incluiría la creación de un Parlamento Metropolitano?
–Debiéramos avanzar hacia conceptos de esa naturaleza. La organización de estos encuentros interparlamentarios en un futuro no muy lejano debiera llegar a una situación de esa naturaleza. Que por ejemplo, entre receso y receso de ambas cámaras existiera un Parlamento Metropolitano, que no generara una erosión económica más, ni una elección más; sino que en ambos parlamentos se eligiera a los diputados metropolitanos que pudieran estar operando en esos recesos, para atender problemas metropolitanos. Esa podría ser una idea interesante.
Pero Higinio Martínez no comparte esa idea. Tiene la suya: “Un parlamento no. Un gobierno o una especie de gobierno metropolitano, con recursos e infraestructura propia para resolver los problemas compartidos”.
???
Hay voluntad política en los legisladores. Pero, ¿el gobierno federal está implicado de la misma manera?
Responde Higinio Martínez: “Siempre he sentido como que quisieran decirnos: ‘Esto es un problema del estado de México y del DF, resuélvanlo, porque nosotros tenemos que atender a todo el país’, así lo sentí en el anterior sexenio; pero bueno, de Fox podría esperarse todo. Y ahora, por el distanciamiento que tenemos en el PRD con el señor Felipe Calderón no me hace tener claro cuál sea la posición de ellos”.
–Sin exagerar, ¿podríamos decir que es o la solución o el desastre urbano?
–El desastre ya está. Ahora tenemos que arreglarlo.
–Va de por medio la sobrevivencia de la zona metropolitana.
–Y del país. Insisto es donde está situado el corazón político y hay que atenderlo.
7.6.07
Una medalla: cinco dólares
Francisco Cabañas, primer mexicano en obtener presea olímpica, juzga ahora: "Todo se ha vuelto muy lucrativo"
Pedro Díaz G.
De deporte mexicano habla quien a nuestro deporte dio su primera satisfacción olímpica, Francisco Cabañas: Hay algo que me da mucho gusto: que a través de los años México se ha ido superando en materia deportiva. Cuando yo fui a la Olimpiada, por falta de dinero habían quitado de las listas para el viaje a Los Angeles a 21 deportistas tan sólo de atletismo. Lo hicieron porque sus marcas no servían para competir a nivel internacional. Ya ahorita el atletismo está como uno de los mejores deportes. ¿Por qué?, porque se le ha dado apoyo. Pero sobre todo porque el deporte, todo, se ha vuelto un negocio muy lucrativo. Ahorita un muchacho dedicado se mete a entrenar dos, tres, cuatro años, gana dos maratones y tiene para vivir el resto de su vida. Los deportistas de ahora viajan, ganan y ponen en alto el nombre de México.
Francisco Cabañas el hombre que como recuerdo perenne de su incursión a Juegos Olímpicos guarda aún el vale por 300 pesos que en 1932 le firmaran las autoridades deportivas, dinero que nunca le pagaron el devenir histórico de lo que a él le atrapó desde que a los 16 años hizo ídolos propios a aquel grupo de peleadores que viajó a los Juegos de Amsterdam, en 1928, cuando se hizo, como ellos, sportmen.
"En mis tiempos no sólo tuvo mi madre que darme todos sus ahorros pues yo también estaba en la lista para quedarme fuera de la delegación; no sólo tuve, para viajar, que recibir dinero de una función de boxeo, monedas que los aficionados aventaron después de que peleó Chucho Nájera y un rival de apellido Guerra cuyo nombre se me pierde en el tiempo; no sólo hubo que juntar casi 700 pesos para asegurar mi estancia, pasajes y comidas. Sino que únicamente recibí, ya con mi medalla al pecho, una invitación a cenar del general don Tirso Hernández, al frente del equipo olímpico, en donde me dijo: 'Paco, aquí tienes esto para que te ayudes aunque sea un poco con tus gastos...' ¿Sabe usted cuánto me dio?
Mueve la cabeza negativamente el reportero. Es lento el andar del medallista, suave la palabra, firme su expresión: ¡Cinco dólares!... ¡Cinco dólares!, que, a dos cincuenta, apenas servían para comer un par de días.
Sonríe evocadoramente Cabañas.
...Y pasaron las décadas. Y en 1968, a los ganadores de medallas les dieron hasta su casa. Los recibió el presidente. A nosotros en la estación Colonia del ferrocarril únicamente nos esperaban familiares. Y qué decir de los tiempos actuales: ya ve cuánto dinero gana Oscar de la Hoya por una pelea que fue, para mi gusto, puro teatro.
Mucho han cambiado los tiempos.
Y en cuanto a técnica deportiva, mire usted: yo hice algo así como 110 peleas amateurs y 10 como profesional. Y míreme, no tengo secuelas. Era, el boxeo, un fino arte de la defensa. Y modestamente no hubo quien me hiciera gran daño. Creo que por ahí, alguna vez, un rival sí logró cortarme. Nada más. Ahora el boxeo, al que tanto quiero, se ha vuelto simplemente una maquinita de tirar golpes. Sin ton ni son.
Nada hizo el gobierno por Francisco Cabañas. Tuvo, la figura deportiva, que trabajar hasta en cuatro diferentes sitios, en determinada época de su vida, para subsistir. Lo menos que esperaba yo era que me pagaran los 300 pesos que debía a mi madre y que usé para representar a mi país en el extranjero. Por eso conservo el vale, como muestra del apoyo que en aquel entonces era ofrecido al deportista.
Vendió hasta artículos de cocina a los inquilinos a los que cobraba la renta cuando, por un cuarto de siglo, trabajó para un alemán dueño de muchos bienes raíces.
El deportista requiere percibir una compensación por el esfuerzo, por el tiempo que pierde uno, porque realmente si se quiere llegar a figurar tiene que sacrificar muchas cosas. Muchas.
¿A quién se le ocurre?
Gusta don Francisco de la elegancia. Viste impecable y deambula parsimoniosamente hasta ubicarse en el par de sillas de jardín afuera de su hogar. Observa las plantas y los árboles "endiosado acá afuera", como le dice con cariño, su mujer, 62 años compañera y con 85 de edad. En muchas ocasiones, a lo largo de mi vida, me preguntaron: Paco, ¿si tú te sacaras la lotería, qué harías? Y siempre respondí sin dudarlo: "el bien..."
Le duele a Francisco Cabañas, 87 años joven, cada peso que, calcula, gastan los precandidatos en el presente, ese que ahora vive a paso lento, caminando apenas de un lado a otro de la unidad habitacional donde transcurre la vida al lado de su mujer.
Me duele, y mucho. Porque el país no anda como quisiéramos. Porque hay ocasiones en que parece se nos va de las manos. Porque con tanta delincuencia ya no sabe uno ni por dónde caminar.
Los tiempos lo obligan: pide, al concertar la cita, que el reportero traiga consigo una identificación. "El policía en la entrada del condominio la verificará", dice. Lo hace él mismo cuando, de pie, en el pasillo da la bienvenida. Certifica la identidad y pregunta, ¿de qué vamos a hablar?
Muchos son los temas en el siglo que concluye y que ha vivido casi en su totalidad: nació el 22 de enero de 1912.
"La cosa política está muy mal apunta. Los gobernantes y quienes aspiran a serlo únicamente están viendo cómo engordan sus bolsillos. Yo me pongo a pensar, 'caray, pues será el dinero tan definitorio para que hagamos todo a un lado y nos creemos una religión en torno a él'. Pues sí.
Habla con detenimiento del paso de la historia moderna del México que él, junto con tantos otros, logró fortalecer: ¿A quién se le ocurre poner, a estas alturas, a cuatro precandidatos? Para qué tirar tanto dinero a la basura. ¿Por qué no apoyar, de verdad, a la gente que lo necesita?
Tuvo su oportunidad, don Francisco de cumplir con las promesas cuando la ilusión del premio mayor, tornóse realidad: Hace 50 años mi mujer se sacó el premio gordo de la lotería.
Había que hacer el bien, entonces, tal cual se había pregonado.
Nos compramos una casita, muy hermosa, en Obrero Mundial. Y pusimos un negocio de flanes y gelatinas. Creció y creció y creció. Llegamos a tener hasta 12 camionetas de reparto. Le dábamos trabajo a una treintena de personas. Y de nuevo... el dinero. Invité a mi gente, sólo para que se lo llevaran. Fueron mis empleados quienes me dieron la puntilla... El dinero. Por supuesto que es bueno tenerlo: es lo que mueve al mundo. Pero no en extremo. ¿Para qué quieren los supermillonarios, tantísimo dinero? Esta gente gastando a puños. Y las comunidades, los indígenas; los pobres, sufriendo por, simplemente, llevarse un taco a la boca. Esas son las injusticias de mi México que todavía no alcanzo a comprender.
Ha mejorado el deporte
"Sí ha mejorado un poco el deporte. Mucha gente lo practica y qué bueno, porque sin duda es uno de los medios más importantes para mantenerse sano. Todavía nos falta mucho, pero para eso hay que invertir mucho dinero. Y desgraciadamente no hay."
Por su deporte mucho hizo, a lo largo de ocho décadas: maestro de generaciones de púgiles, todavía, hace unos cuantos años, preparó lo que denominó: Programa para practicar el boxeo. De él habla, al final de la charla con este diario: Un día fui al deportivo Hacienda, donde daba clases Ramón G. Velázquez y uno de sus asistentes, cuando un joven llegó sin saber más nada de boxeo, pero con la ilusión de practicarlo, le pidió se calzara los guantes e hizo lo mismo con otro muchachito que ya sabía boxear, o que, al menos, tenían más experiencia. "¿Te has puesto los guantes?", le preguntó. "Sí, alguna vez..." Los subió a combatir y yo pensaba pero qué cosa más estúpida está cometiendo. Lo único que se pudo notar fue que el nuevo tenía mucho valor pero carecía de cualquier técnica. Me puse, entonces, a preparar un verdadero programa de entrenamiento en donde antes de subir al cuadrilátero debía pasar un año completo, el aspirante a pugilista, aprendiendo todos y cada uno de los secretos del boxeo, que son muchos.
Caminó orgulloso Paco Cabañas a las oficinas de la Conade, en los tiempos de Raúl González; no le encontró. Pero, confiado, dejó en manos de alguno de sus asesores el valioso documento, producto de arduos años de elaboración.
Y fíjese cómo hay gente mala: nunca pude recuperarlo. Después supe que ese individuo lo anduvo pregonando y creo que hasta viajó con un equipo de peleadores.
Los malos
Un situación especial en la vida cotidiana del país: los malos.
La delincuencia. Cuánto malandrín anda ahorita robando, matando. No, en mis tiempos, allá por los treinta, había un general que puso orden. Ahora, según dice la prensa, los jueces dejan ir a los bandidos después de dos, tres días. Hace unos 50 años sucedió que había muchos malosos y este general instituyó que a aquel que se le agarrara haciendo crímenes, robando o matando, se le cortaba un dedo. Si reincidía, lo siguiente era cercenar la mano contraria. Esos individuos quedaban marcados y la gente se cuidaba de ellos. Aquellos que no se corregían, de plano, les aplicaban lo de antes, que no era pena de muerte pero sí algo similar: la ley fuga. "Te vas a echar a correr malvado; quizás te salves, quizás no..." Ninguno sobrevivió. No sería lo mismo, pero algo similar habría que hacer en estos tiempos.
El Universal
Sábado 02 de octubre de 1999
2.6.07
Una medalla para Piero
En estos días circula por los kioskos de la capital la revista Caras.
En su portada aparecen los entrañables Tazzer, dueños de una de las historias sublimes que se dan con muy poca frecuencia en el deporte nacional.
Relatos que conmueven, que intrigan, que están llenos de detalles inolvidables, de rezos por Piero, por Gerardo y las dos Annas.
En 1999 tuve esa oportunidad de la cercanía, de la charla. Al final, Anna pidió al fotógrafo y a mí que sacaramos una imágen de Piero de la habitacion del hotel en donde se hospedaban, para publicarla. Para ello nos dio la llave electrónica y toda su confianza. Acudimos y la escena era desgarradora. Sobre el buró la fotografía de su hijo, y en una especie de altar, la caja en cenizas del campeón adolescente, del jinete eterno. Sobre la urna su caballo de peluche, abrazándole junto a las últimas moñas que obtuvo en su gira por Estados Unidos y Canadá.
La fotografía no ocultaba la cantidad de besos que su madre había depositado en esos últimos días en el cristal que protegía al rostro de Piero.
Qué historia.
Subo a este blog como un homenaje a la familia toda, a quien se estremece con las fabulas de este destino roto, aquella entrevista, realizada en la pista de Winnipeg.
Porque no lo olvidamos, porque su sonrisa permanece ahí, donde el corazón guarda sus tesoros. Porque su alegría nos ha sido contagiosa y porque sin él nuestras existencias tendrían sin duda otro sentido, va por Piero.
Aquí estamos, los cuatro (I)
Una medalla para Piero
"Aquí estamos, los cuatro..."
PEDRO DIAZ G./ I
WINNIPEG, 2 de agosto.- De Piero fue la idea. De su insistencia.
Quería, por sobre todas las cosas, estar en Winnipeg. Ver a su padre competir y hacerlo él mismo, juntos, en una gira internacional. Por ello fue que la familia entera, además de planear el viaje con el uniforme de la selección mexicana, compró chamarras porque partiría, "El equipo Tazzer", en pos de la medalla panamericana.
Iniciaría la gira de preparación rumbo a los Juegos el 14 de junio.
Primero, padre e hijo. Gerardo Tazzer salió de México con Piero y les alcanzarían más tarde, por contratiempos con el pasaporte, Anna Rita, su madre, y Anna, su hermana mayor: 16 años.
Montó Piero, todo orgullo, a Fregonero. Una caricia, siempre necesaria, antes de partir de la Agrupación Mexicana Ecuestre, en Lechería, en el largo recorrido hacia Winnipeg.
Primero fue Bromont, Texas.
Muy temprano despertaba el casi adolescente (el 13 de septiembre cumpliría los trece); lo primero era calzarse las botas, enfundarse en el traje de montar, y, envaselinado, esperar la hora de partir hacia el concurso hípico.
Gerardo Tazzer desciende de Liberty. Ha arribado su caballo apenas hoy y son pocos minutos los que emplea para unos cuantos recorridos.
Vence los obstáculos, menores aún, y dice, de pie ante el escenario que siempre le acompaña: una pista de salto, esta vez la del Red River Exhibition, suave, como en lento galope:
-Piero siguió una trayectoria muy parecida a la mía: desde chiquito me acompañaba a montar, le encantaban los caballos. Nos íbamos desde muy temprano, como lo hice yo años atrás con mi padre, don Virgilio Tazzer.
Teníamos, sin duda, una muy bonita relación. Era un niño extraordinario, bueno como ninguno: siempre con un buen gesto hacia los demás. Siempre pensaba en entregar algo de sí.
Se unen a la charla su esposa, Anna Rita González de Tazzer, y su hija Anna.
-...Venimos con el sueño de una medalla. Pero el estar aquí es, básicamente, por la ilusión de cumplir. Estamos en Winnipeg porque nuestro cometido como familia era venir los cuatro a Juegos Panamericanos. Entonces dijimos, vámonos, no importa en qué forma. Costó trabajo, dinero. Muchos planes.
Bromont le significó tres premios: un segundo sitio, un tercero y un sexto, en el Gran Premio de Niños.
Cada día mejor le acomodaban los obstáculos; a cada zancada de Fregonero, más le gustaba su caballo.
-Es -les decía a sus padres con orgullo- tan fregón como yo.
De ahí, a Quebec.
Envió un fax Piero a su madre aquella noche del 31 de mayo, antes de que partieran de México:
"Tráete tus botas, te voy a prestar al Fregonero: This is real paradise...."
Dice toda emoción Anna Rita Tazzer:
-Todas esas cositas, tontas antes, tienen un significado que hoy nadie puede imaginar...
Se celebraba en la ciudad el "Canada's day", había gente en las calles cantando, fuegos artificiales en el cielo...
En el torneo de la Exposición Equina de Quebec, el jueves, Piero consiguió una primera vuelta limpia. Pasó en tercer sitio a la ronda del desempate.
Fue en la segunda vuelta.
Lo narra Gerardo Tazzer:
"Venía el obstáculo uno. El caballo se enlazó hacia atrás, tropezó con la barra, cayó el niño y Fregonero, desgraciadamente, después de él: dio un giro hacia el frente, de rodillas, hizo una marometa y le cubrió. Piero no se pudo mover. Nada. Corrimos. Estaba completamente inconsciente: con la cabeza ya... con el cráneo roto. Seguía vivo pero poco hubo que hacer.
Estaba su mamá, mi hija, que llegaron el día anterior en la noche: lo vimos. Inmediatamente llegaron ahí las asistencias, pidieron una ambulancia, le llevamos a un hospital, especializado, pero a la hora nos lo informaron: se le había ido la vida.
Gallardo lucía Piero con su saco negro. Una semana antes logró el subcampeonato en el Clásico Infantil de Bremont.
-Y como un código de honor -agrega Gerardo Tazzer- dijimos, no importa: de una forma o de otra estamos los cuatro. Uno en cenizas y los otros todavía vivitos y coleando, pero estamos los cuatro.
-...Y el caballo -agrega Anna, hermana mayor-. Fregonero se quedó muy triste. No quería ni comer: cinco días sin hacer nada, sólo mirando, cabizbajo, a la pared.
Piero también está en Winnipeg. Les espera, cada noche, en esa pequeña caja laqueada donde permanecen sus cenizas, sobre la cómoda de la habitación, en el hotel: las moñas últimas que obtuvo, sus fotografías y un pequeño caballo de peluche, que aún le abraza.
Tiene el cristal de la fotografía los besos sobre Piero.
-Lo más duro es al amanecer: cuando llegas vas con toda la energía de la gente. Sientes el amor de quienes te rodean. Tenemos mucho por hacer, todavía: una hija maravillosa, que eso también te anima, y la gente que ha venido a acompañarnos. Todo esto te mantiene el día ocupado, distraído y muy acelerado: y la caballeriza, y la acreditación, y ya llegó el amigo y vámonos a comer. Te da una energía tal que llegas cansadísimo y te duermes.
Le damos un beso al niño, rezamos juntos un Padre Nuestro, que a él tanto le gustaba antes de dormir. Pero cuando amanece dices: chin, otro día. Y si es cierto: como que el espacio en el que duermes es un lapso que no sientes, que piensas inexistente. Los amaneceres son, sin duda, más difíciles.
Escuchan con atención los reporteros.
Es un ánimo extraordinario el que se lee en el gesto de los Tazzer.
Dice Anna Rita:
-En esos días, de vacío incontenible, de desazón, la primera llamada que recibí fue de un fotógrafo profesional. Yo no estaba en el hotel: pregunté y me dijeron que me estaban buscando: él entró clandestino al concurso: no tenía acreditación para tomar fotos, y sin embargo, lo hizo, las iba a vender por abajo del agua. Son, las verán ustedes, enfundado en su playera azul y con el brazo de su padre al hombro, las más lindas que tuve en mi vida. Observa su mirada y me vas a entender. El, estamos seguros, está bien. Y si por él se hizo la gira lo primordial es terminarla. ¿A qué regresar a México?, ¿a meterte debajo de la cama a llorar y a deprimirte.
No.
Lee una copia de lo publicado la familia Tazzer:
Escribió Ramón Márquez C.:
"No se ha ido Piero. Sólo se viste de eternidad".
-Qué lindo. Es lo más lindo que he leído en mi vida.
No se ha ido:
Lo explica Anna Rita, a su manera:
-Es duro, pero ¿sabes?: cuando, por ejemplo, ahorita paseamos por aquí y de pronto surge un arcoiris, lo ves y es fascinante, como lo era Piero; cuando se va te quedas como fascinado de haberlo visto: es muy duro y muy triste pero al mismo tiempo nos deja llenos de una alegría especial. La que Piero nos dio siempre.
Y Gerardo Tazzer:
-En palabras textuales, era el chavito más buena onda que te puedas imaginar.
Están aquí, los cuatro.
Vienen por una medalla.
Para Piero. Porque de él fue la idea; de él tanta insistencia.
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Volver a montar (II)
"Estamos aquí, los cuatro..."
Lo más duro: volver a montar...
PEDRO DIAZ G. /II
WINNIPEG, 3 de agosto.- Pasean tomados de la mano Gerardo, Anna Rita y Anna Tazzer por los senderos del Red River Exhibition arropados por las palabras siempre de aliento de quienes a su paso se les cruzan a toda hora desde aquel primero de junio cuando dijeron adiós a Piero, quien montaba a Fregonero.
Lo único que han sentido desde entonces es el apoyo moral siempre tan necesario de quienes ayudan a mitigar las penas.
Han viajado amigos a buscarles con la intención de aminorar angustias y lo logran. Llamadas vía telefónica. Abrazos a la distancia. Palabras de consuelo.
Va por Piero.
-...Porque él sería el hombre más feliz del universo -dice su padre- por estar en este ambiente que tanto le gustaba: las banderas. Ustedes tomando fotografías. Todo lo que se vive dentro de la familia ecuestre que es grande y se ha vuelto ya internacional. Las medallas...
Tuvo Gerardo Tazzer su momento olímpico y lo quiere repetir.
El bronce en los Juegos de Moscú no sólo ha sido suficiente para que las autoridades le hayan entregado en 1980 el Premio Nacional del Deporte que comparte con el equipo ecuestre sino que ha logrado colocarse entre lo más destacado mundialmente dentro de las competencias de salto.
Lo sabía Piero y acaso por ello su impulso fue emularlo.
Acaso por ello también se dibujó en su rostro una amplia sonrisa al volver de Europa el verano pasado y ver al bello cuarto de milla que le esperaba en casa y del que no dudó llamaríase Fregonero. Le había conocido en un concurso en Guadalajara.
-Se lo regalé cuando cumplió los once -comenta Gerardo Tazzer mientras camina después de montar a Liberty- y de inmediato comenzó a cabalgarlo.
Lo tuvo una semana a prueba. Y fue tal su entusiasmo que pronto niño y caballo eran ya uno sólo.
Quiso Piero que el pasado abril fuese su primera comunión. Día 30. En descampado se reunieron los amigos.
-A su lado, libre, precioso -dice su madre- trenzada la crin blanca, le observaba su caballo.
Para mí el deporte ecuestre es la vida entera; no me veo lejos de la equitación, no me imagino. Desde chico me ha gustado y de a poco se ha ido convirtiendo en parte de mi vida.
Por eso no, no es sólo un deporte: es mi manera cotidiana de vivir.
Apasionante, de entrega, de estar ahí todos los días. Porque a diario se trabaja en conjunción con los caballos.
Provengo de una familia de rancho: mi padre, don Virgilio, era ganadero; en los ranchos, que los hubo varios, yo montaba charro, en un principio, y fue él quien empezó a montar en albardón. Porque sillas hay muchas: la charra, texana, albardón, portuguesa... Y a mí me gustaba mucho verlo a él.
Acompañarlo.
Así fue como empezó esta historia: desde el primer día que monté albardón, hasta ahora, no lo he dejado.
Nací el 12 de diciembre de 1951 en el rancho San Francisco, allá en Tepozotlán y luego, yo creo, ya no recuerdo, cuando tenía cinco, seis años, nos cambiamos. Fuimos a vivir a México. Mi padre, primero ganadero, después se dedicó a bienes raíces.
Junto con mi madre, Rosaura Valencia, un día me sorprendieron: me obsequiaron cuando cumplí diez años dos caballos: La canica y el Nazas.
Me metí de lleno a este maravilloso mundo.
Ahora pienso que realmente de todos los caballos que he tenido, ninguno se convierte en favorito. No porque el deporte es muy difícil; a veces se van: mueren o se venden. Y así no puedes tener preferencia especial por alguno.
Todos son parte del deporte y todos son realmente no sólo consentidos, sino muy consentidos.
Pero no siempre fue así: en una ocasión, sentí el dolor del desapego: la primera muerte de una yegua muy buena que montaba solamente yo, Arjala, me costó mucho dolor.
Pero después comprendí que así es la equitación y que los caballos se van: murió de cólico, como de cólico mueren el 80% de los caballos. Y en aquel tiempo más, pues no había las operaciones que se hacen ahora, no había los medios. Y la comida que se les daba ayer no era tan buena.
Tuve que superar aquella muerte. Y fue mi padre quien habló conmigo: así son los caballos, me dijo, pero la vida sigue.
Fui entendiendo que hay que vivir con eso.
Igualmente con los caballos que uno tiene no debes apegarte tanto, porque en un momento determinado se tendrán que vender. En México no existen patrocinios y entonces, desgraciadamente, en cuanto hay una buena oferta no podemos salvarlos.
De mi padre vinieron las palabras reparadoras. Yo estaba prácticamente todo el día, salvo el tiempo de la escuela, al lado de él. Platicábamos mucho y él me lo hizo entender.
No recuerdo con exactitud sus palabras, pero sí lo que sucedió: desapareció la angustia, la preocupación, toda esa tristeza de vivir la pérdida de un caballo. Pero así son: unos van y otros llegan; y si se va uno muy bueno pues vendrá otro mejor y hay que trabajar con ellos.
Yo me levantaba a las cinco y media de la mañana, para irme a montar primero, y después llegar a la escuela. Mi padre me llevaba, mientras él conducía, ya casi a las siete, me cambiaba el traje de montar por el uniforme de la escuela, el Instituto Cumbres; porque entonces ya vivíamos en Las Lomas.
Llegamos a la ciudad, casi no me acuerdo, a los cuatro o cinco años. Don Virgilio, mi papá, montaba también, y a nivel deportivo: no a nivel internacional, pero sí hizo algunas competencias ecuestres.
Eran otros tiempos.
A Anna Rita la conocí a través de una amiga, Lourdes Ariza, que también montaba. Fue, donde más, en un concurso. Y me la presentó, comenzamos a salir, y empezó también a montar. Le gustó la equitación, qué bueno, porque de otra manera no nos hubiésemos casado. Comenzó a practicar e hizo una muy buena carrera deportiva. Lo recuerdo muy bien: desde el primer día empezó a montar.
Y es que no fue fácil. Yo tenía interés en ella, pero aunque traté de que aceptase mi invitación, durante un buen tiempo, nunca quiso salir conmigo.
Conseguí esta cita y desde ahí pa'l real. Tenía yo 23 años. Afortunadamente le gustó. Porque el mundo de los caballos es de una entrega total: es salirte de todo lo demás, no tienes tiempo para otras cosas; el trabajo que tienes que hacer, los estudios, y la montada. Párale de contar.
Yo hice economía, ciencias de la comunicación social y tres años de administración. Y después tuve que decidir: montar o estudiar. Eso fue a los 21 años, cuando gané mi primer concurso, en 1961, en el club Hípico Viveros de la Loma, allá por Satélite.
Por eso creo que la trayectoria de Piero y la mía son similares.
Y yo lo notaba: desde que comenzó a montar a Fregonero cada vez estaba más contento. Le fue muy bien: empezó a ganar, a concursar: se convirtieron para él, otra vez, igual que para mí, en toda la felicidad: los caballos...
Después de Quebec, sí te lo voy a decir: fue muy difícil. La imagen que aún tengo del accidente, pues lo vimos todos, nadie nos lo contó, no se me quita. Y claro que enfrentar el momento posterior, cuando debes volver a subir a un caballo, es lo más duro. Haber montado otra vez, concursado, fue muy duro. Lo he estado superando, poco a poco. No te voy a mentir: te dan ganas, por supuesto, de decir no vuelvo a montar.
Pero eso pasa y pensando que Piero está muy bien y que ahora está donde mejor puede estar; sobre todo recordándolo con alegría, creo que esto es lo que él hubiese querido: que sigamos adelante: le estamos echando muchas ganas.
Son las Annas, como hermanas. Madre e hija auxilian en cada detalle al jinete de sus ensoñaciones, Gerardo Tazzer, y los abrazos que le prodigan encuentran eco en su sonrisa.
Capta el reportero gráfico el momento en que acomoda las botas.
-Pero mete la panza, gordito -le dice ella.
Todos ríen.
Ahí, muy cerca de las caballerizas y con el tiempo encima porque hay que seguir entrenando, dice Anna Rita Tazzer:
-Algo que me da una tranquilidad muy especial: el día de su primera comunión él quería hacerlo en el club hípico, que tenemos ahí, en un lugar muy sencillito, su casa, y pidió que estuviera presente su caballo. Que fue con el que murió. El Fregonero estaba suelto, trenzado de blanco, precioso, ahí, mirándose mutuamente. Habría que haberlos visto.
Volver a montar... los tres lo hacen.
-Monté a Fregonero, que se quedó, después del accidente, casi una semana sin comer. Cuando lo digo piensan que estamos contando un cuento, pero de verdad: el caballo está más triste que yo que soy su mamá: créanmelo, estuvo metido en su caballeriza, nunca se dio la vuelta, sólo mirando a la pared. Todo el tiempo. El primer día que lo saqué, como si estuviera lastimado. No quería ni caminar: tenia el dolor por dentro. Yo lo sé. Ya se fue a México pero me acompañó el resto de la gira, así, literal: me acompaño: mi ilusión cada día era levantarme e ir a verlo; llorar juntos, un poco. Y hacerle entender, a él también, que la vida tiene que seguir.
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Va por Piero (III y último)
"Estamos aquí, los cuatro..."
Va por Piero...
PEDRO DIAZ G./Enviado III y última
WINNIPEG, 4 de agosto.- "Guapo como él sólo -dice de Piero su madre Anna Rita y se explaya con la pasión reflejada en cada gesto y el asombro de su hija Anna, que la observa con ternura-... Y no, no es que yo me sienta mamá gallina o que lo idealice porque no está más, pero era un niño excepcional. Puedes preguntarle a todos cuantos le conocieron... Sólo hay algo que me duele, y mucho: si yo pudiera transmitirles en palabras el sueño que él tenía para ser como su papá; es doloroso... eso es lo que me cuesta más trabajo. Sé que Piero está bien. El no veía más lejos que llegar a ser como Gerardo. Y, eso, es un dolor que no se imaginan...
Tuvo problemas para comenzar a leer, el niño Tazzer. Se levantaba amodorrado, en ocasiones, confiesa su madre; "niño al fín". Pero ya en plena gira, recibió Anna Rita un comunicado de su escuela y de inmediato lo transmitió vía fax a su pequeño. Eran las calificaciones; inscrito en el colegio Americano, tuvo el desempeño más alto, en matemáticas, para niños de su edad.
-Le hicieron un estudio sicológico y salió con un IQ altísimo: en plan terreno es una pérdida como hijo y como niño. Era bueno para la equitación; y como muy sabio. Siempre alegre, siempre positivo. Nuestra tristeza, nuestro dolor, por ello, está acompañado de una fuerza muy especial.
Parecerá increíble entenderlo porque tenía doce años, pero en las decisiones de familia, las importantes: una gira a Canadá o a Europa, vender la casa o no venderla; comprar un coche o no hacerlo, en todo ese tipo de cosas, él participaba en forma activa.
-Y como hermano -agrega Anna- siempre fue un niño padrísimo.
Estuve a punto de quedarme paralítico.
Fue el año pasado, en un concurso en la Defensa, de selección para los Centroamericanos; durante el calentamiento reparó el caballo y caí; me rompí la séptima vértebra. Fui a dar al hospital y el doctor Francisco Montalvo me hizo una operación muy buena: permanecí internado. A las tres semanas ya estaba yo caminando perfectamente bien.
Piero hizo el viaje de su vida: se fue a Europa en esos días, el verano pasado, y regresó muy contento: estaba feliz y me decía que no había pasado muy bien en sus pruebas porque le habían dado un caballo que rehusaba un poco. Y lo que más contento le puso fue que regresando ya tenía yo, aquí, a "Fregonero".
Se fue solo, con amigos de México: Jorge Berganza, Ana Portilla, los niños García y Jorge Goñi. Todos fueron a concursar solos. Los llevó un amigo mío, jinete brasileño, Filipinho de Acevedo. Hicieron una gira muy bonita.
A su regreso yo me fui al Mundial a Roma, le fui a ayudar a Federico Fernández. Piero me hablaba por teléfono para decirme que ya había ganado con su caballo: estaba orgulloso de seguir montando.
Y qué bueno.
Porque cuando tenía ocho, o nueve años, se cayó del caballo.
Y el susto fue, para él, enorme: estaba muy chiquito.
Y no, no dejó de montar, pero sí perdió un poquito de entusiasmo.
Hasta que llegó "Fregonero".
Te lo voy a decir: es muy bonito, indescriptible el verlos, sobre todo por la felicidad que los niños tienen en el momento en que están contentos... y luego siguió concursando y cada vez con más entusiasmo, mejor, y ahora sí que más picado día a día.
Fue una yegua que tenía, un poco grande, saltó una barrita y cayó un poco de cabeza, pero no fue nada grave. Luego eso se le olvidó por completo y estaba ahí el niño, siempre con sus caballos.
Tras montar a "Fregonero" no tuvo ya, nunca, sino el deseo de ganar.
Cuando yo me uní a Gerardo supe que mi vida iban a ser viajes, competencias. Le costó trabajo convencerme, es cierto. Pero fue porque yo también tenía mi vida un poco estructurada hacia otras cosas. A mí me gusta mucho cantar y tendía hacia ese ambiente.
Pero cuando Gerardo se me cruzó en el camino, me gustó más él y aquí estoy: dejé cosas que me gustaban también mucho. Y empecé a montar, a competir.
Y estoy encantada en esto.
Nuestro noviazgo fue, sin duda, muy romántico.
Hoy estamos aquí juntos los cuatro. Agradeciendo cada gesto.
Si algo tuve ganas de hacer fue hablar a la gente de EL UNIVERSAL, y darles las gracias. ¿Sabes?: en una pérdida así que alguien tenga la prontitud de decir una palabra amable, de tomarle la importancia al niño, como para nosotros la tiene, es muy lindo.
Y las palabras que alcancé a leer, en un momento tan difícil, no tienen idea de cómo me llegaron.
¿Cómo nos irá?, tú sabes que en esto nunca hay nada escrito. Pero estamos haciendo el esfuerzo de nuestras vidas; el caballo, "Liberty", está en buenas condiciones, el lugar está lindo y ahora sí que con una manita del cielo, igual y tenemos un poquito de suerte.
Le conocí en el mundo de los caballos, que pronto hice mío. Supe que me esperaban viajes, competencias. Así empezó y así quiero que acabe. Esto, en vez de truncarnos la carrera, nos la va a animar. Hasta que Dios nuestro señor lo quiera.
Te voy a decir que mi hijo lo que más deseaba era estar en Winnipeg: hacer la gira con nosotros, que estuviéramos toda la familia juntos, montando, y verme ganar los Panamericanos.
Decidimos que teníamos que seguir adelante. Lo que él hubiera querido es no vernos tristes, y, pues, aquí estamos.
No todos los días han sido buenos, los hay malos: sobre todo ratos malos.
Pero por fortuna mi esposa es una persona fuerte, muy inteligente, lo ha tomado muy bien. Y aquí seguimos.
No. Nunca he pensado en dejar la equitación: esto es mi vida.
Aquello de Moscú fue muy bonito y todo, pero ahora, con la calidad de caballos que hay, creo que podemos conseguir algo muy bueno: ahorita tengo una excelente yegua, "Chanel", y creo que podría ser con la que me retire internacionalmente: es, estoy seguro, la que me va a dar los más grandes triunfos de mi vida.
Misterioso caballero, éste, llamado "Destino".
Caprichoso en sus designios, traza senderos sin regla alguna y después los une. A su libre albedrío. Adopta cualquier forma para cumplir con su cometido. Así sucedió con la medalla de bronce que obtuvo, para México, el equipo de Salto en Moscú 1980: Alberto Valdés, Jesús Gómez Portugal, Gerardo Tazzer y Joaquín Pérez de las Heras.
Ya, don "Destino" lo ha hecho una vez más.
Pone a prueba nuevamente a su jinete.
Piero espera una medalla.
"Fregonero" ha vuelto a casa.
Se despide la familia Tazzer; casi es tiempo de iniciar la competencia. Una noche más, algunas oraciones; beso al niño y comenzará Gerardo Tazzer la prueba más exigente en toda su existencia. En la pista del Red River Exhibition.
-Esto es una cosa de la vida y yo creo que Dios quiso que así fuese. A nosotros nos queda, únicamente, continuar.
Anna Rita:
-Y por ahí, si van a México, les pido que vayan a ver a la Virgen de Guadalupe, y se echen una oración por mi niño y por mi marido. Piero ya está bien, lo sé, ahora al que hay que apoyar es a Gerardo. Nosotras -abraza a su hija con cariño- lo haremos con todo nuestro amor.
Monta a "Liberty" Gerardo Tazzer; trota el tordillo hacia la pista.
Va por Piero.