25.3.07

…Y los dioses bajaron a la tierra




El Tajín es historia y es futuro. Prehispanidad, leyendas y música hasta altas horas de la noche. La Cumbre Tajín 2007 reunió una vez a más a miles de turistas, quienes, para recibir al equinoccio, se llenaron además de aromas, espíritus, humos purificadres y una permanente fascinación por las raíces y la mexicanidad. Celebremos la vida y la muerte. El pasmo y la extrañeza. La indisoluble unión de los contrarios y el amor por nosotros mismos

Pedro Díaz G. / Enviado

El Tajín, Papantla.--
Es 16 de marzo. La visión nocturna obnubila los sentidos. El espectáculo de luz y sonido se proyecta sobre las pirámides, los nichos y los senderos de esta tierra bendita donde los dioses pretenden perpetuarse.
El Tajín es una danza de luz, magia y evocación a los espíritus. Es la
reunión anual de las culturas y el encuentro de las generaciones.
Fulgura el recinto ceremonial totonaca en todos los tonos. Ya por
momentos son rojas sus escalinatas, y ante el asombro de los
visitantes se tornan a moradas en un espectáculo nocturno a cargo de
Miguel Angel Negrete, productor general, y Salomón Bazbaz, productor
ejecutivo del centro ceremonial, quien dice contundente:
"Cada vez nos preocupamos más porque la Cumbre sea un espectáculo que brinde a todos sus visitantes una serie de actividades que permitirán
perpetuar las celebraciones ancestrales en torno a nuestros sitios
sagrados; nos ayuda a no olvidar sino nutrirnos de nuestras raíces".

Papantla recibe por octava ocasión a cientos de visitantes.
Ya. La Cumbre Tajín. Su historia y sus leyendas.
Hay, por supuesto, una actividad central: el equinoccio de primavera.
Dice doña Elba Almager, mujer que ha venido de Puebla:
--No olviden vestirse de blanco. Y su listón rojo en la cabeza. Hay
que aprovechar para hacerse una limpia, para purificarse en el
temazcal, para comprar, pues en estos días el Tajín es, además, un
gran mercado. Vivamos el amor por las raíces, por las enseñanzas
eternamente perdurables de los abuelos.

La Cumbre poseé tres elementos básicos: la majestuosa ciudad de Tajín,
cuyo espectáculo nocturno vierte aromas de copal y yerbas medicinales.
Siete estaciones habrán de recorrerse para satisfacer a los sentidos.
El Tajín es paraíso de formas y colores.
El ritual inicia desde el acceso. Los viejos sabios, palmos de
yerbas en las manos, y rezos ancestrales, murmullos interminables,
invitan a sensibilizar el alma a través de un lugar misterioso y
oscuro que se va abriendo entre el aire impregnado de copal, donde el
grupo de médicos tradicionales brinda a los visitantes limpias
ceremoniales de purificación.
Choca el rojo contra las escalinatas y la sombra de cada edificación
realiza caprichosos trazos que cientos de cámaras capturan.
"A mí lo que más me gusta son los colores, las danzas y el sonido de
flautas y tambores"
, atreve Alelí, una pequeña totonaca, nativa de
Papantla, quien asiste con su abuelo a la ceremonia.
En la Pirámide de los Nichos se incorporan los "Quetzales" de
Zozocolco, que con fastuosos penachos representan la invocación a los
puntos cardinales, donde los danzantes giran imitando al planeta, la
luna y el sol.
Son los niños totonacos quienes ofrecen a los espectadores caritas de
barro rescatadas de pequeños bancos de arena mientras se vierten por
toda la zona arqueológica los rezos de protección y la flauta acompaña
cada paso de quien hoy visita la ciudad sagrada.
Los voladores realizan su vuelo en el árbol de la vida, de 22 metros
de altura, desde donde invocan a las deidades por una buena temporada.
Las imágenes colman de energía a los visitantes.
Son totonacas los policías de El Tajín: que nadie traspase las áreas
protegidas. Que apenas se acerquen a los viejos que oran y cantan sin
cesar.
Aunque esta primera visita es un viaje especial para la prensa, el
INAH y las autoridades de la región han cedido su espacio también para
los habitantes del pueblo. El costo, que generalmente es de 40 pesos,
esta noche no existe pues papantlecos, y más de un centenar de medios de
comunicación, se sumergen por igual en las entrañas de la mexicanidad.
Fuera los espíritus. los cuatro puntos cardinales otorgan el permiso
para iniciar la Cumbre. Otra de las danzas tradicionales totonacas,
"la Danza de los Negritos", combina los colores de paleta antigua y el
atavío tradicional con la música de violín.
Este ritual lo conoce Alelí. Se la enseñaron en la escuela, como muchas otras de las leyendas de sus antepasados.
"Narra la historia donde el caporal es mordido por la serpiente de la
maldad y antes de morir reparte los bienes a sus compañeros, pero su
pureza lo salva; aquí surge Pilatos, el personaje del caballo de palo,
la ropa vieja y las bromas, él representa las tentaciones condenadas a
fracasar al frente del fervor de la verdad".

Acaba la noche de viernes.
Y uno de los paseos obligados es por el nicho de los aromas y sabores.
Las cocineras totonacas disponen de una decena de pequeñas cabañas de
donde emergen los vapores de la cocina.
Dice doña Estela:
--Pasen, sin miedo. Bienvenidos a esta tierra. Prueben, por favor, de
cada kiosko uno a uno los platillos.
Y sí:
Aquí, con doña Estela se ha guisado el pollo y las costillitas. Hay
tortillas recién hechas y los visitantes noche a noche llegarán a
saciar los paladares.
--Aquí podrán escoger a su elección lo que prefieran –comenta Martha
Atzín, cuyo apellido significa gota de agua-- coordinadora del Nicho.
--Se trata de una muestra gastronómica en donde nos apegamos fielmente a lo más tradicional de la cocina en la región, para que todos la
conozcan y regresen a sus lugares de orígen, con un buen sabor de boca
y el recuerdo de aromas inigualables.

Los platillos:
Púlacles o tamales de frijol, frijoles en atchuchu, bollitos de anís,
tamales de hojas de plátano, caldo de frijol, agua con chayote,
cebollina, epazote, cilantro o chicharrón.
--También tenemos dulces como tintines, pemoles, los pastelitos de
masafina, tés, café y atole.

Pero la oferta culinaria es vasta en la región del totonacapan. Pues
sumado a los guisos históricos a unos metros de la Cumbre se
encuentra, en los merenderos, algún pescado al mojo de ajo; camarones
a la diabla, o sándwiches, tortas y hamburguesas. Hot dogs, refrescos,
cervezas, clamatos o micheladas.
A las tostadas, los molotes, las enchiladas zampadas, las
espolvoreadas totonacas: tortillas recién hechas al comal, hay que
adicionar el restaurante italiano que ha sido concecionado en uno de
los principales espacios del parque.
Flautas y tambores. Colores en grandes penachos. Voladores que
arrebatan los sentidos. Culturas ancestrales que se niegan a morir.
Aromas y sabores.
Ya: El Tajín vive.

Energetizante. Magia y espíritus.
Ayer y hoy.
Otro elemento básico de El Tajín es un patrimonio intangible: la
cultura totonaca, que se puede apreciar a través de un nutrido grupo
de actividades en el parque temático.
Las filas no terminan durante todo el día. Cientos de veracruzanos y
muchísimos visitantes de otras regiones del país, pero sobre todo un
buen grupo de extranjeros, franceses, alemanes, o españoles y
argentinos, ha llegado hasta aquí y esperan pacientes bajo este sol
que no conoce la clemencia.
Una vez dentro y autorizado por la minuciosa revisión, a hurgar por
cada rincón del parque, en donde se han colocado stands, kioscos,
tiendas, y la oferta de actividades es tan disímbola que va desde un
concierto por la noche con Zoé y Belanova. Hasta las charlas de
Teófila Palafox, la única y más experimentada cineasta indígena, cuyo
trabajo en 8 milímetros la hace especial, a los ojos de los
visitantes.
En el parque temático está el Nicho de la Purificación, en donde se
podrán conocer los beneficios de la medicina tradicional, asistir a
las terapias individuales, los temazcales, masajes, sanaciones y
limpias.
O helados y hamburguesas. Y filas tan largas como las del ingreso.
Cuando el sol del mediodía baña de bendiciones a la comunidad entera,
el gobernador de Veracruz, Fidel Herrera Beltrán, inaugura, a las 12
con 25 minutos, la Cumbre Tajín 2007 acompañado por su esposa, Rosa
Borunda de Herrera, y refrenda su compromiso con el Totonacapan y el
respeto a su cultura y a sus derechos.
Ha dicho el gobernador Fidel Herrera Beltrán que las ganancias se
devolverán íntegras para la comunidad totonaca y para el apoyo
educativo de casi cien de sus jóvenes.
Una mujer indígena resume en unas palabras lo que para ellos significa
la Cumbre Tajín y sus beneficios inmediatos:
--..Te mereces un aplauso, señor gobernador.
Y el tercer elemento básico del Tajín es su patrimonio ecológico, que
promueve el acercamiento a las bellezas naturales del entorno, vía el
deporte de aventura.
La Cumbre Tajín, así, es turismo cultural, de espectáculos y de
aventura. Es la oportunidad de energetizarse, de convivir unos minutos
con los dioses, del trueque y el comercio.
Es tiempo de mitos, leyendas, costumbres y creencias.
Venir a El Tajín es, también, la oportunidad de visitar al estado que
late, es conocer la Ciudad Sagrada, el Encuentro de Voladores de
diferentes latitudes, la Casa Totonaca, los talleres étnicos, las
danzas autóctonas, el teatro campesino, la Casa Xanath, la Casa del
Algodón, Radio Tajín…
Y los conciertos: Mono Blanco, Belanova, Zoé, Byron, Sonex, Orquesta
Centroamericana de la Papaya, Willie Colón, Chak, Cojolites, Dhruva,
Moderatto, Colectivo Nortec, A contramar, Paco Rentería y Repercute,
Paul Livingstone, Ma Faiza, Tibwa y Sindicato de Tamboreros, Jugosos
Dividendos, Urukúngulo, Brujos de Jalcomulco, Son del mar, Inca Taki,
Vakna Kobal, y Olivia Gorra "Chamánica".
La Cumbre es ritmo, ecología, totonacos, prehispanidad; el nicho de
los Aromas y Sabores, el nicho de la Universidad Veracruzana, con
exposiciones, poesías, cinematografía y artes visuales, entre otras
actividades.
Y descenso de rápidos, bicicleta de montaña, rappel, cabalgatas,
caminatas. Banquete para todos los sentidos, la Cumbre Tajín ha
iniciado.
Vivamos el amor por nuestra tierra.

Papantla. Hace calor. De a poco arriban los visitantes. Al Centro
Ceremonial y al Parque Temático. Es porque esta zona norte de Veracruz
se ha convertido ya en un polo turístico obligado en los días a la
espera del equinoccio.
Por ejemplo: dice Abel Rendón, quien viene desde Coyoacán, en la
ciudad de México, y es apenas uno entre cientos de jóvenes que,
estrafalarios –rastas, gorras de colores, grandes vestimentas, barbas
desaliñadas— ha llegado a las puertas del Takilhsukut, a un par de
kilómetros de El Tajín, sitio construido para dar curso a todas las
actividades:
--Llegamos desde el jueves. Somos un grupo grande, pero siempre
venimos al Tajín. Año con año. Una, para cargarnos de energía el 21 de
marzo, o otra, para mercar nuestros productos. Nos dan chance de poner
nuestros puestos en el suelo y dios quiera este año me vaya bien.

Apenas en unas horas ya me persiné: vendí un collar de 35 pesos. Ya
salió, algo, pero ya salió.
Lámparas hechas a mano es lo que vende Abel. Y uno de sus clientes le
gana un volado y de 600 se lla leva por 400.
--Así es esto. Le gustó la lámpara al Chavo, y que me gana en el
volado. Pero va. Todo bien. Aquí a veces se pone medio tenso el asunto
con los vigilantes que un rato te piden desalojes y al otro ya te
dejan regresar. La neta es que la Cumbre está chida. Y ya verás qué
gentió en unos días…

Por todo el camino brotan efímeros negocios: la Cumbre, además de un
encuentro cultural, se ha tornado en una fiesta musical que cada noche
presenta diversos géneros.
La oferta es singular: la cultura totonaca, cuyo tema central, este
año, es la fertilidad, y una nueva perspectiva que se maneja entre la
población de convertir al Festival en una segunda Quinta Vergara y su
Festival Viña del Mar.
Pero antes de los sueños musicales del futuro, El Tajín fue centro divino.
Su esplendor:
Fue El Tajín el centro político y económico más importante al norte del estado. Su poderío rebasó los límites territoriales y la cultura totonaca se insertó en la Sierra de Puebla: en Yohualichan las excavaciones arrojaron nichos, taludes y cornisas similares a las de El Tajín.
Al sur, para arribar a El Tajín feroces guardias inquisitoriamente indagaban los motivos de la visita. Superado este inconveniente, el acceso era directo a la Plaza del Arroyo, limitada a los cuatro costados por basamentos piramidales.
A un lado de la plaza del Arroyo, una gran cancha del juego de pelota, y después de cruzar el bullicioso mercado, tres campos más del ritual deportivo de la región. Cabezas de serpientes emplumadas con humanos emergiendo de sus fauces, narran el culto a Quetzalcóatl.
Hacia el centro destacaba la plaza principal, con la Pirámide de los Nichos, ofrendada al Sol. 365 nichos exactos.
A un lado, los seis paneles de la más famosa cancha de juego de El Tajín.
Sus relieves describen la preparación de la ceremonia y a los jugadores vestidos elegantemente, auxiliados por sus ayudantes. Y lo más importante: la recreación del sacrifico.
La vida por el sueño sagrado de transformarse en águila, el ave solar.
Un tercer grabado evoca el enfrentamiento de dos jugadores. Su símbolo es el movimiento, la unión de los contrarios. El final del juego se representa en el cuarto panel: aquel jugador que hace un movimiento contrario al destino del sol es decapitado y su sangre se vierte en la tierra sagrada.
Las dos últimas escenas tienen que ver con la fecundación de los líquidos sagrados; en una se alude al cultivo del maguey y al procesamiento del pulque, cuya celebración se realiza en el templo de los ritos acuáticos, con un sacrificio humano; en la otra imagen, el dios de la lluvia se autosacrifica, y en el templo aparece un sacerdote disfrazado de pez.
En la Pirámide de los Nichos, era complejo el rito para agradecer al Sol el crecimiento de las plantas y la unión del calor que representaba al elemento masculino con la tierra, la eterna femineidad.
El Sol-águila bajaba a la tierra. Y cumplía así su sagrada misión.

Son familias voladoras,
y la tradición continúa.
Sorprenden en dos ocasiones los voladores de Papantla. Porque no son
los valientes jóvenes o los viejos cargados de experiencia quienes
ascienden al árbol de la vida.
Son pequeños de 12 años. Y ya van hacia la cima. Rosa Borunda de
Herrera implementó la escuela de Niños Voladores y el proyecto crece
cada día. Se trata de rescatar la cultura milenaria, en todos sus
sentidos.
Dice Salomón Bazbaz, productor ejecutivo de la Cumbre: "La escuela
surgió hace más de un año mediante el esfuerzo coordinado del
organismo asistencial, gobierno del estado, Fideicomiso del Parque
Temático Takilhsukut y organismos privados. Así, menores de 10
localidades de la región, entre ellos Coxquihui, Papantla y Agua
Dulce, son apoyados con comida y transporte cada sábado para que
acudan a recibir esta formación básica de nuestro legado ancestral".
Ya descienden los pequeños.
Pero el asombro no termina.
Horas más tarde serán mujeres las que realicen el ceremonial de las alturas. “Desde niña ya soñaba con volar. Me gustaba imaginarme en lo más alto del árbol de la vida, instantes antes de lanzarme al vacío”, revela Dolores Pérez, quien a sus 15 años es pionera, para confirmarlo abre amplios los brazos y asemeja el vuelo que durante siglos perteneció a un grupo especialmente elitista: el de los hombres.
Sus hermanas Soledad y Natividad, adolescentes, también son parte del grupo, junto con una de sus amigas, Virginia Vázquez.
Pero además de volar, las actividades en torno a esta tradición se multiplican en El Tajín.
Los niños voladores con apoyo gubernamental. Las mujeres voladoras, con la ilusion de también comunicarse con sus dioses.
Además, la escuela convoca a jóvenes cineastas, quienes
han realizado reportajes y entrevistas con estos niños y mujeres
voladores y tienen uno de los proyectos culturales más importantes no
solo del Totonacapan.
"Debemos evitar que la danza del volador se siga desvalorizando", reta Bazbaz, que no deja de admirarse por el lento descenso de los voladores y su rito de vestimentas coloridas y ánimos sagrados.
Todos recuerdan el último vuelo de Jesús Arroyo Cerón.
En su nombre se realizan muchas de las actividades en este parque: cayó desde 15 metros mientras descendía y, entre música ancestral y la Mirada atónita de cientos de visitants, dijo adios.
Del árbol de la vida al respeto permanete, la veneración.
Ya son más de cincuenta niños; menos de cinco mujeres, que ya vuelan.
Se han graduado y ya representan estos rituales en otras partes de la
entidad y viajan por todo el país.
Vivamos por perpetuar nuestros rituales.


El equinoccio o las piedras susurrantes.
Ya es tiempo de recibir a la
primavera. Y aunque científica y oficialmente entra a las 17:08 horas
del 20 de marzo, es el 21 el día en que la gente más visita la zona
arqueológica.
Se ha dicho que vendrán 30 mil personas.
Que los alrededores estarán llenos.
Que no habrá lugar ni para estacionarse.
Que hay que levantarse temprano.
Sea. Pero no: la realidad degolla cualquier suposición: la afluencia
de visitantes es reducida, porque no son 30 mil, por fortuna, los que
acuden con la intención de cargarse de energía y buena vibra.
--Me voy a llevar unas piedras –dice Alelí, y observa las veredas
de El Tajín y su río de pequeñas pìedras deslavadas por la historia.
--Mira esta. O esta, todas son bonitas.

Algo de especial deben tener las piedras recién cargadas de
equinoccio. Pero ella exagera:
--Son piedras susurrantes. En ella se contienen todos los secretos de
la región. Han sido testigos del paso de los siglos, de esplendor y de
derrumbe, de vida y ocaso. Ellas poseen la verdad del pueblo totonaca.
Quizás si las pongo bajo la almohada mis sueños me devuelvan al Tajín.
--Mmm, piedras susurrantes…

Caminan lentos, con los brazos abiertos, cientos de estos especiales
peregrinos del sol primaveral. Se pinta de blanco la tarde entera;
los velos y las túnicas se cargan de energía.
Alguien bromea:
--¿Y tú, cuánto tiempo crees que nos dure esta carga?
--No sé. Con que dure las cuatro horas que dura mi celular.
--O las ocho de mi Ipod.

Viva el equinoccio en la Cumbre Tajín, la antigüedad en su viaje
hacia el futuro. Sienta la hospitalidad del pueblo Totonaco.
Este día Veracruz se viste de calidez, tradición, costumbres, legados
y riquezas. Los rostros indígenas transmiten la emoción al observar
con orgullo a sus voladores de Papantla.
Qué aromas despiden la vainilla, las yerbas medicinales, el copal.
--Pase. Hágase una limpia. La cooperación es voluntaria.
Y ya los humos se encargan del sucio trabajo de acabar con la maldad.
Dice Tsazná, la mujer con el niño a la espalda.
"Esta fecha para nuestros antepasados fue muy importante pues
anunciaba el inicio de la temporada de lluvias, necesarias para la
agricultura. Ellos estudiaron el movimiento del sol entre las
constelaciones del zodiaco, lo que ayudaba a los antiguos astrónomos a
determinar qué tan cerca estaba algún solsticio o equinoccio. Ellos
nos heredaron toda su sabiduría…"
La zona arqueológica se llena de colores. El movimiento es permanente.
Todos compran y todos venden, se purifican, recuerdan su lugar en el
planeta. Se les habla de hacer el bien, de ser mejores hombres, de que
la naturaleza es un factor determinante, de la importancia del agua,
la tierra y el sol como elementos generadores de vida.
Del tributo de viajar hasta acá.
Euqus: igual, y nox: noche. Equinoccio. El sol hace un recorrido
eclíptico sobre la Tierra, cruza el Ecuador y pasa del hemisferio sur
al norte. Y ya: el día y la noche son iguales en todo el mundo, con
una duración exacta de 12 horas cada uno.
Gran celebración en El Tajín. Por el amor a la tierra, la veneración
a los ancestros, la perpetuación de las leyendas y el infinito asombro
por sus piedras susurrantes.

14.3.07

La fuga de Lankenau


Pedro Díaz G./ Enviado*

Monterrey, 25 de octubre.- Jorge Lankenau Rocha estuvo en casa desde el 29 de agosto hasta las dos de la ma¤ana de este s bado. Cristina Lankenau, su m s allegada sobrina, lo vio por £ltima vez a esa hora. Se retir¢, y, m s tarde, por las noticias se enterar¡a de que su t¡o, acusado de defraudaci¢n y con un segundo arraigo domiciliario --otorgado apenas el jueves anterior y con vencimiento para el 23 de noviembre--, hab¡a desaparecido. La PGR, en el intento por ejecutar una orden de aprehensi¢n, llegar¡a cuatro horas y media m s tarde y, despu‚s de penetrar con violencia, no lo encontr¢.
Cuatro versiones:
Se fug¢. No est en su domicilio --dice, ante el acoso de los medios y con el nerviosismo reflejado en el rostro, el delegado de la PGR en el estado, V¡ctor Manuel Torres, en conferencia de prensa pasado el mediod¡a.
Lo secuestraron. "Que nos lo regresen, pues estamos realmente mortificados por ‚l. Es imposible que haya salido --palabras de Zenaida Rocha de Lankenau, su madre, quien a las puertas de la residencia niega toda posibilidad, adem s, de que se hayan encontrado armas en el interior--: Mi hijo no las utilizaba desde hace muchos a¤os; en una ocasi¢n mat¢ un venado y la sensaci¢n le fue tan desagradable que jur¢ no volver a hacerlo jam s".
Que a£n est en casa.
Y ah¡, dos opciones. Una, descartada: tras la b£squeda, exhaustiva, de cuatro adiestrados canes --una pareja doberman y otra pastor alem n que por casi tres horas deambularon por la casa-- la noticia de que ning£n recoveco ha quedado sin hurgar, y nada. No encontraron nada.
Dos: que podr¡a estar muerto en el interior de la lujosa residencia en avenida Pedregal 613, esquina con Diamante, en la colonia Pedregal del Valle, municipio de San Pedro Garza Garc¡a. S¢lo un rumor.
Que est en casa de su hermano; s¢lo una barda divide las propiedades. Pero ante la imposibilidad de penetrar pues no se cuenta con orden de cateo, esto permanece en total incertidumbre.
¨Qu‚ sucedi¢ en esas cuatro horas y media?
Una respuesta a dos voces:
--No lo sabemos --confiesan su abogado, Alberto Zinzer y su sobrina Cristina, quienes junto con un asesor legal y otra de las sobrinas del ingeniero, Ver¢nica Lankenau, vigilan lo que dentro de casa sucede. Una docena de autoridades policiacas les acompa¤an. Elementos de tres corporaciones: PGR, PJ y Seguridad p£blica del estado.
Ocho personas, entre servidumbre y abogados, incluyendo a Jorge Lankenau junior, fueron sometidos y permanecieron algunos minutos acostados sobre el piso del garage, boca abajo y con las manos en la nuca. Saldr¡an m s tarde, por una puerta trasera, con las manos ocult ndose el rostro. Ser¡an trasladados hacia la PGR para rendir declaraci¢n, en calidad de presentados, puesto que en el interior, inform¢ la PGR, se encontraron entre ocho y nueve armas, entre ellas un R-15 y otras calibre .22 y calibre .12.
--No est n detenidos --manifest¢ Torres-- pero se presentan para deslindar responsabilidades, cuando el acopio de armas es inminente.
Una cosa es cierta: Lankenau se ha esfumado.
XXXXXXXXXXXX
Todo inici¢ con el crep£sculo. A las seis y media, la puerta principal, de hierro forjado en tonos verdes, se abri¢ abruptamente para el ingreso de los polic¡as. Dentro, los miembros de seguridad de Lankenau apuntaron con las armas intentando detener el acceso, pero despu‚s de un di logo, prefirieron deponerlas.
Ricardo Alan¡s, reportero gr fico del Diario de Monterrey, uno de los periodistas de guardia que desde hace casi dos meses vigilaba tambi‚n la casa del empresario, aprovech¢ el ingreso y penetr¢ tras los polic¡as. Tomar¡a las £nicas gr ficas. Cuando apresuraba la salida, ocho agentes le rodearon:
--!Danos el rollo! --le exigieron.
Ante la negativa, la voz r¡spida de los agentes:
--...O te lo quitamos. Escoge.
Accedi¢, pues pesaba sobre ‚l la amenaza de quedar detenido.
Unas horas despu‚s, en s banas blancas sacar¡an los agentes el paquete con las armas; varios videocasetes y lo que parec¡a un equipo de radiocomunicaci¢n.
Familiares acudieron de inmediato.
Fernando Lankenau, su hermano, dir¡a un mensaje, v¡a medios de comunicaci¢n, al gobernador panista, qui‚n recientemente entr¢ en funciones:
--Fernando. Yo te conozco y te tengo mucho aprecio, mucha confianza. S‚ que por primera vez tenemos en M‚xico la oportunidad de que las cosas cambien y caminen bien, pero te pido, te lo suplico en el nombre de mi madre y de toda la familia, que nos informes, que demuestres tu poder para que Jorge aparezca. El no ten¡a intenciones de huir. Y realmente nos preocupa.
Serpentea el camino en caprichosas curvas ascendentes y, en una peque¤a colina, aparece la casa de Lankenau.
Cuarenta metros de fachada y 80 de fondo, tres entradas al frente; una m s, que permanece con una vieja pick up como obst culo para la salida de alg£n autom¢vil, en la parte trasera. Al interior, cinco autom¢viles: dos Ne¢n, un Corvette, un Cavalier y un Volkswagen.
La casa de Lankenau: alberca, canchas de tenis, pol¡gono de tiro y cancha de futbolito. Una antena de radiocumunicaci¢n y no muy amplios jardines, ya que la construcci¢n ha sido dise¤ada en varios niveles.
La casa de Lankenau, su exterior: desde que el 29 de agosto, en un viaje a M‚xico, donde se entrevist¢ con el presidente de la Comisi¢n Nacional Bancaria y de Valores, y, al salir le detuvieron para escoltarlo a su arraigo, decenas de polic¡as la custodiaban. De las tres corporaciones.
No hab¡a manera de desaparecer.
El sistema de seguridad indicaba que los autom¢viles de agentes y patrullas se localizaran en varios puntos estrat‚gicos de toda la manzana. Rondines cada media hora y, lo m s importante: avistamientos cada cuatro horas, iniciando a las siete de la ma¤ana y con uno £ltimo a las once de la noche. El proceso: ingresaban los polic¡as a una primera secci¢n de la residencia, donde una malla transparente en el suelo, les permit¡a una p[erecta visi¢n de parte de la casa. Jorge Lankenau Rocha deb¡a asomarse y saludar. As¡ lo hizo durante casi dos meses, pero, cosa extra¤a, miembros de seguridad que han querido omitir sus nombres, informan que el £ltimo avistamiento fue a las 21.30 horas del viernes.
Reporteros, familiares, m s y m s polic¡a, se presentar¡an en las horas posteriores mientras las posibles salidas de la ciudad: aeropuerto, carreteras, estaciones de ferrocarril y autobuses redoblaban su seguridad.
Varios son los puntos sin explicaci¢n.
Ante la orden de aprehensi¢n dictada por la juez tercero en materia penal de la ciudad de M‚xico, Olga S nchez Contreras, podr¡a preguntarse qui‚n filtr¢ la noticia de la inminente captura, pero sobre todo, qui‚n ayud¢ le a salir.
--Si existiera corrupci¢n en este sentido, situaci¢n que ser¡a muy vergonzosa, se castigar . Investigaremos cada una de las l¡neas.
Entre el incesante movimiento, la figura de Tom s Boy apareci¢ por ah¡, como sol¡a hacerlo cuando su equipo de futbol se preparaba para jugar. Dise¤o de estrategias platicaba el entrenador con Lankenau, tambi‚n due¤o del equipo de futbol. No sab¡a Boy la situaci¢n, pronto desapareci¢.
Cristina Garza Iturria, ex esposa de Fernando Lankenau y madre de Cristina, la sobrina que todos los d¡as visitaba al ingeniero, aporta su versi¢n:
--Casi no visitaba ya a los Lankenau, pero mi hijo s¡. Por ella me he enterado de algunas cosas y por lo que conviv¡ con ‚l puedo asegurar que es inocente. Yo no creo que haya huido, m s bien tememos por su vida ya que era una persona de muchos valores y eso jam s lo hubiese pensado. Por ello me preocupa el hermetismo por parte de las autoridades y s¢lo esperamos que se encuentre bien. El ha contribuido mucho para el crecimiento del estado; pod¡a uno acercarse a ‚l para solicitarle consejos o donativos, pues es muy generoso con todo lo que significa altruismo y beneficencia. Es muy sensible ante el dolor humano.
La ex cu¤ada de Lankenau, prosigue:
"Incluso, lo hab¡a comentado con la familia, ten¡a planeado arreglar este asunto de la mejor manera pero no le dieron oportunidad; nunca tuvo intenci¢n de defraudar a la gente.
Hacia las dos de la tarde, ya sin perros adiestrados para detectar personas, extra¤os movimientos: del interior de la casa se escuchaban fuertes discusiones mientras polic¡as entraban y sal¡an. En un Impala celeste bajaron varios hombres y de la cajuela sacaron una fuente el‚ctrica para desoldar. Nadie inform¢ qu‚ se har¡a con ella. Adem s, algunos hombres ingresaron con bolsas de pl stico con trapos o s banas.
A las tres de la tarde y luego de la insistencia de do¤a Cristina Garza por ver a su hija y ante la imposibilidad de ingresar, sali¢ al lado del abogado.
Una foto de Lankenau, vestido sport y con una gorra de cacer¡a, arma en las manos: una escopeta, fue presentada ante la prensa por la PGR en su conferencia de prensa, como evidencia de que el se¤or manejaba armamento.
Dijo Zinzer, el abogado:
--Esa es una foto muy vieja de alguna vez que sali¢ de cacer¡a. Simplemente.
--¨Qu‚ hay dentro, c¢mo es la casa?
--Como cualquiera, normal. No he visto nada que lo inculpe.
Cristina Lankenau:
--Estuve con ‚l en la sala de televisi¢n, hasta las dos de la ma¤ana. Me desped¡ despu‚s de varias horas de pl tica y me dijo que estaba cansado, que se iba a dormir. Tom‚ mi auto y me dirig¡ a casa, a unas cuadras de aqu¡. Se fue a dormir. Mi primo Jorge se hab¡a retirado a su rec mara horas antes. S¢lo quedaron los miembros de su guardia de seguridad.
XXXXXXXXXXXX
¨Qu‚ sucedi¢ con Jorge Lankenau Rocha?
Cuatro son las versiones. Una la realidad: se ha esfumado.
--Ultimamente estaba muy nervioso --finaliza su ex cu¤ada Cristina Garza Iturria quien, despu‚s de abrazar a su hija, se despide dejando en estas soleadas calles una parte m s en esta historia. Agentes de la polic¡a federal se har¡an cargo del caso. Su casa contin£a bajo resguardo.

Texto realizado en junio de 1995.

El arte de pavimentar infancias




¿A quién le van?... ­A Bélgica!

Pedro Díaz G.

Sacude sus ropas el príncipe Felipe de Bélgica.
Se incorpora, y, al terminar la improvisada cascarita, justo antes de subir al Mercedes Benz que le espera rodeado de agentes de seguridad, estado mayor y colaboradores, mira detenidamente a cada uno de los pequeños que le rodean y pregunta, en perfecto español:
--¿Les gusta estar aquí, la pasan bien?
Ellos, 26 en total, quieren responder que s¡, que gracias a la federaci¢n belga de futbol gozan de una vida apacible, entregada al estudio, y lejos est ya la posibilidad de deambular en solitario por las maltrechas calles de Toluca. Que sin esa, La Casa de los Diablos Rojos, su futuro ser¡a totalmente incierto; que sue¤an ya con ser grandes para poder estudiar en B‚lgica; que los balones que les trajo est n padr¡simos, que los libros de historietas de Tin-tin y la sonrisa, los abrazos y cada gesto de este pr¡ncipe sin ropajes monarcales (``¨y tu capa y tu espada?'', le pregunt¢ extra¤ado V¡ctor, de seis a¤os) es de lo mejor que les ha sucedido, junto con las playeras que constantemente les mandan los jugadores, los uniformes que cuidan como a su propia vida... quieren expresarle, en fin, que no saben c¢mo agradecer y que sepa que s¡, que la pasan de maravilla, que, a veces, vuelven por ellos sus padres y, rostros ya desconocidos, dicen no, preferimos quedarnos aqu¡. Quieren decirle tantas cosas.
Son los cinco a¤os de Mario los que responden al pr¡ncipe:
--...V‚nte, qu‚date a vivir con nosotros. Y ver s.
XXXXXXXXXXXXXXXX
¨A qui‚n le van?
Invariablemente la respuesta ser ``­a B‚lgica!''
--Algunos --acusa Ricardo-- s¡ le van a M‚xico. Como Adolfo.
--No es cierto.
--Yo digo que estar¡a bien un empate --tercia Alfonso con el mejor nimo conciliador.
Se encuentran las opiniones en esta casa hogar.
El juego M‚xico-B‚lgica podr ser visto en la enorme televisi¢n, (¨35, 40, 45 pulgadas? No lo sabemos, dir la coordinadora Roc¡o Fuentes. S¢lo sabemos que ah¡ est , que nos la mandaron, que nos trajeron tambi‚n una antena parab¢lica) por estos peque¤os que viven en el n£mero 165 de la Vialidad Adolfo L¢pez Mateos, camino a Zinacantep‚c. A las afueras de Toluca.
La Casa: ondean las banderas de M‚xico y B‚lgica en el centro del jard¡n frontal. ``Acci¢n Diablos Rojos'' se lee en una de las paredes tapizada por la hiedra de enredadera siempre verde. De estilo colonial mexicano, todo tiene este hogar y todo funciona: lobby, oficinas para la administraci¢n, consultorio m‚dico (el doctor visita con frecuencia), sicol¢gico (con sic¢loga de planta), biblioteca, sala de c¢mputo, cuarto de juegos, 10 amplias rec maras para tres peque¤os cada una; sala de televisi¢n, cancha de basquetbol, dos m s, peque¤as, de futbol, sal¢n de usos m£ltiples, parrilla para comidas especiales (``les encanta cuando saben que `hoy vamos a comer atr s', que es cuando nos llegan visitas''), capilla, y hasta un huerto en el que ya se levantan los perales sembrados por ellos mismos. Conviven los claveles, naranjas, amarillos, con el rojo ladrillo, el rosa cantera y el caoba de la madera en los ventanales, combinaci¢n que ha seducido la infancia de este grupo que ya se prepara para la hora del partido.
XXXXXXXXXXXXXXX.
Mundial M‚xico 1986.
B‚lgica, equipo desconocido, tiene su sede en Toluca. Entrenan en Metep‚c. Pronto logran la comuni¢n con la gente. Dos factores influyen: est n los Diablos Rojos de B‚lgica, en la casa de los Diablos Rojos del Toluca.
Pero hay m s: sencillos --como son los inteligentes, dir¡a Valdano--, los jugadores acceden al acercamiento, reparten sonrisas. Confluyen los afectos por las polvosas calles de la ciudad. Se sienten bien los belgas en su preparaci¢n. Caminan, recorriendo calles, brechas y senderos, Jan Ceulemans y Eric Gerets. Charlan con el presidente de su federaci¢n, Michel D'Hooghe. Notan con preocupaci¢n los contrastes y, en un arranque de espontaneidad se miran unos a otros cuando surgen, de qui‚n sabe d¢nde, tantos ni¤os apostados en las esquinas, con cajas de chicles en la mano; con botellas de agua sucia, verdosa, con la que pretenden limpiar los parabrisas a aquellos automovilistas que los miran con desd‚n. Les preocupa.
--Repentinamente nos preguntamos --recordar D'Hooghe--, ¨por qu‚ no hacemos algo al respecto?
Ah¡ naci¢ la idea.
¨Qu‚ hacer?
Las posibilidades fueron como un amplio abanico: reunir dinero y d rselo a sus padres; abrir un fideicomiso; quiz s construir un comedor para los peque¤os...
O un albergue. Y as¡ fue, en el principio.
Supo la federaci¢n belga de la mejor manera de pavimentar infancias. Se apoy¢ con personajes y empresas de su pa¡s, en una colecta que muy pronto tuvo eco y, gracias a las donaciones, primero se abri¢ una casa en la colonia S nchez, cercana al centro: los ni¤os (han transitado m s de 200 por esta La Casa de los Diablos Rojos) com¡an, dorm¡an, si as¡ lo deseaban, y volv¡an a las calles. La ayuda era buena. In‚dita. Pero hab¡a que hacer algo mejor.
No se olvidaron los jugadores belgas de los buenos prop¢sitos y de vez en vez programaban encuentros internacionales, aqu¡ y all ; en otras naciones, tambi‚n, en los que las ganancias eran ¡ntegras para la construcci¢n de una casa hogar.
En septiembre de 1992 abri¢ las puertas de hierro forjado y desde entonces se determin¢ en 30 el n£mero m ximo de sus habitantes. No cualquiera tiene acceso. Deben cumplir con ciertos perfiles. Tener, de acuerdo con diversos estudios, ciento por ciento de probabilidades de recuperaci¢n. Pueden ser becarios: sus padres informan de la imposibilidad econ¢mica para seguir con su formaci¢n, y entonces ser la casa quien se encargue de ellos. Les visitar n con frecuencia. Aqu¡ viven, pero estudian en colegios cercanos. Algunos, inclusive, particulares. Dos camionetas tienen a su servicio para dejarlos y recogerlos. Est n, tambi‚n, los exp¢sitos, ni¤os abandonados. O aquellos que de ser becarios pasan a exp¢sitos pues mam , pap , nunca vuelven.
XXXXXXXXXXXXXXX
Les fue bien a los belgas en Toluca, en 1986.
No s¢lo compartieron emociones con su poblaci¢n sino que, adem s, despu‚s de perder ante M‚xico en el juego inaugural, se abrieron camino hacia la segunda ronda. Y entonces comenz¢ una m gica cabalgata: vencieron 4-3 a la Uni¢n Sovi‚tica, pero les esperaba Espa¤a: fue en las semifinales cuando cayeron por 2-0.
Dol¡a la derrota.
Pero alegraba el haber llegado tan lejos.
Algo maravilloso, no lo sab¡an los ni¤os toluque¤os --ya lo imaginaban los jugadores belgas--, estaba por ocurrir.
Son 66 las peque¤as placas que permanecen colgadas en el lobby con el nombre de los donadores que hacen esto posible: de B‚lgica, de M‚xico y hasta de un colegio canadiense.
La casa est administrada, con toda exigencia, por Jes£s Navidad, quien adem s es uno de los t¡os. Maneja los dineros un patronato y el convenio habla de 99 a¤os de apoyo incondicional.
Saben ahora los futbolistas belgas, su federaci¢n, que pavimentar infancias es un arte y cuidan cada detalle. No dejan de preocuparse y constantemente supervisan el funcionamiento de la casa. Siete son los ``t¡os'' que colaboran en la formaci¢n integral de estos peque¤os a los que se les ense¤a el agradecimiento; pero tambi‚n se trabaja en que no pierdan su identidad. Ustedes son mexicanos, siempre lo ser n, les dicen sus t¡os. Ellos: Irma Mart¡nez, que atiende a su familia de cuatro, Johnatan (2 a¤os y medio), Manuel (3), Mario (5), Daniel (6); Rafael Eduardo Gonz lez: Edgar (8), Alejo (9), David (9), Jorge (8); Arturo Morales: Carlos (9), Jos‚ Luis (10), Ricardo (9) y V¡ctor (9), Pedro Legorreta: Roger (9), Benyoset (11), Mario (7) y Juan Ad n (9); Paty Mart¡nez: Javier (8), Arturo (8), Jorge Luis (8), V¡ctor (6) e Ismael (9); Jes£s Navidad: Sergio (11), Poncho (11), Andr‚s (11) y Daniel (13).
Hay uno m s que es sobrino y t¡o: ti¡to, le dicen en broma. Es de los primeros en haber llegado a la casa y, Juan Manuel Soto, a un paso de terminar la prepa, ya teje la probabilidad de seguir sus estudios en B‚lgica.
--...Como yo, cuando sea grande --casi grita Javier.
¨A qui‚n le van?
Las preferencias futbol¡sticas siguen s¢lo ese recorrido por el que transitan los latidos de su coraz¢n.
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Habr que verlos atentos, uniformaditos, mirando hacia el elegante personaje que les visita. Verlos as¡, con los ojos abiertos, desorbitados, como queriendo indagar por qu‚ tanta gente. Y es que para ellos el asombro no se acaba nunca.
El pr¡ncipe Felipe rompi¢ el protocolo en su visita de hace unas semanas. El cinco de junio, a las 14.20 horas, su agenda dec¡a: Casa-hogar, 45 minutos.
Estuvo casi dos horas. Recorri¢ la casa con ellos y observ¢ los banderines, los posters, las almohadas con los colores belgas. Se despoj¢ del saco y jug¢ con los ni¤os una cascarita de futbol. Fue tan intensa que en alguna jugada Felipe de B‚lgica trastabill¢ y fue a dar al suelo ante la admiraci¢n generalizada.
--Eh p¡nhipe se cai¢ --recuerda Manuel desde sus tres a¤os de existencia--. Y me hegal¢ una pehota.
Veintis‚is ni¤os que vieron caer a un pr¡ncipe cuando juntos jugaban futbol, esperan con ansia el silbatazo inicial.
Esperan con ansia que la vida siga su curso.

De aquellos Caifanes...


Es el momento de la ruptura


Desde que se inició hace 15 años con un grupo underground, cuyo extraño nombre, Las Insólitas Imágenes de Aurora, devino en otro no menos raro: Caifanes, Saúl Hernández ha sido autor, cantante, guitarrista y líder de un grupo de jóvenes que, lo menos que se puede decir, ha sido exitoso. Aquí su visión de nuestros días.

Pedro Díaz/Alejandro Almazán *

La cita es en la sala de juntas de su casa disquera.
--¿La meditación o el sexo?
--El sexo, siempre.

--¿Mutivisión, Canal 22 o el canal de las estrellas?
--El canal del desagüe.

--¿Cuántas copas en una noche?
--Las que el cuerpo aguante.

--¿Los yuppies o los nacos?
--La gente.

--¿Bill Clinton o el sup Marcos?
--No hay comparación.
Las respuestas son de Saúl Hernández, vocalista, guitarrista y escritor de las letras de Caifanes, que sonríe mientras acomoda esa larga cabellera que desciende sobre la negra piel de su chamarra.
Regresa a los escenarios a dos meses y medio de su último concierto: aquel que acabó en violencia en la delegación Venustiano Carranza; también después de una operación que le hicieran en las cuerdas vocales. Se acomoda el músico en el mullido sillón; se escucha, a lo lejos, algo de sus canciones. Habla de la situación del país, del momento, crítico, que viven las nuevas generaciones en un Méxio que parece desmoronarse a cada instante. También desea que las autoridades, lejos de cancelar conciertos al aire libre, intentaran aprender la forma de organizarlos. Su voz es eco en sus compañeros Alejandro Marcovich y Alfonso André, amigos que le han ayudado "a sobrevivir" inventando un rítmico mundo propio, ese mundo donde "afuera nada existe, todo adentro".
Saúl:
--Los tiempos han cambiado. A nuestra generación le fue mejor que a la actual. Es cierto, no tenemos 50 años para decirte "yo me acuerdo que allá por nuestros tiempos...", pero, por ejemplo, a nosotros no nos tocó vivir la época del Sida. Nosotros no sabíamos de su existencia. Hoy te enfrentas a cosas distintas; cuando nosotros comenzábamos a tener nuestras primeras experiencias sexuales nos avisaron que ese mal amenazaba a la humanidad y tuvimos que cambiar. Pero imagínate a los chavitos de hoy: deben tener una visión totalmente diferente de lo que es la vida, el sexo y el amor.

--Pero eso no es lo único distinto...
--No. Todo ha cambiado en nuestro México: la situación económica, política, educacional... Realmente no me puedo imaginar cuál será la experiencia de ser adolescente en este momento. Debe ser algo difícil. A alguien de 11, 12 años, ¿cómo le explicas lo que está pasando en este país?

--¿Cuál es tu percepción del México que nos ha tocado vivir?
--Estamos en un momento de ruptura. Hay desequilibrio tanto política como económica y socialmente. Las cosas no son como antes, pero bueno, la problemática del México de hoy es más severa. Los prejuicios que de repente esta sociedad trata de evitar hacia una generación que quiere cambios, que enfoca su energía y su esfuerzo hacia un enlace creativo, siguen existiendo. Vivimos todavía con atavismos contra los que hay que luchar. Ese conflicto generacional no se puede detener.

--La situación del país es distinta a aquella de los años setenta, cuando un grupo de jóvenes soñaban con hacer rock y se autonombraban Las Insólitas Imágenes de Aurora.
--Tenemos un partido en el poder que ya está en una putrefacción total, que se está muriendo. México vive una grave dislocación: la guerra en Chiapas, las devaluaciones, la eterna corrupción y ahora los crímenes políticos y policiacos. Todos estamos a la espera de que se cumpla aquello que nos dijeron en la escuela: "Todo lo que sube tiene que caer". Y caer pronto porque nos ha tocado un momento de ruptura que debemos aprovechar. Es difícil para todos, ya no digamos vivir, sino sobrevivir. Creo que es el momento de sentarse y preguntarse cada quien: ¿bueno, y ahora qué?, ¿hacia dónde voy a jalar?, ¿me voy a quedar aquí estacionado? Hay que empezar a retomar todo lo que nos ha sucedido y concientizarnos más. Ya nos sucedió y no podemos pasarnos la vida echánole la culpa al gobierno por sus errores. Uno también es culpable por no hacer nada que cambie la situación. Hay que crear un concepto más activista en la gente. Y me refiero a la palabra activista en este sentido: que la gente se active. Que haga cosas, que se realice, que luche y que nunca ceda.

--Se maneja que en esta ocasión, a diferencia de otras épocas del México moderno, la crisis económica viene acompañada de la crisis moral. Dicen que la sociedad en su conjunto se siente devaluada, como el peso.
--Es cuestión de idiosincracia. A la gente le hacen falta incentivos, cosas en las que pueda creer para luchar por ellas. Hay que retomar todo esto y crear una nueva cultura que nos lleve a formar un México mejor. Y esta es una tarea de todos, no únicamente de los jóvenes.

--¿Ayuda Caifanes a formar un México mejor?
--Lo intentamos con lo que nos tocó hacer. Quizás nosotros ya pertenecemos a un hilo conductor. Nosotros tenemos la música como medio de comunicación con los jóvenes. Y nuestra visión de la vida está plasmada en las letras de las canciones. Si te das cuenta, letras extrañas, pero, afortunadamente, siempre hemos hecho lo que queremos. Y esa es nuestra manera de comunicarnos. Pero, por ejemplo, vemos en los conciertos que a veces llegan chavos jóvenes, muy jóvenes. De 15 años. Y ahí, con ellos es la tirada. Uno ya de alguna manera la está librando. Pero qué les dices a las nuevas generaciones que vienen con la mente más abierta para hacer cosas nuevas, a aquellos que hacen algo para cambiar la situación.

--¿Como en Chiapas?
--Exacto. Cómo le dices a la gente que no tiene recursos que no se levante. Ellos tienen muchas dificultades, han tenido que luchar contra esa herencia caciquista que siempre les dice: "No hagas esto" y que los tiene sometidos. Les hablan del México de antes y lo comparan con el de ahora. Yo creo que es el mismo México. Yo no sé realmente dónde estamos. Pero la realidad es hoy. Lo que estamos viviendo día a día. Y la gente debe entenderlo. Hoy estamos en esta situación y esta situación hay que enfrentarla. Como sea. Por eso es bien válida cualquier necesidad de enfrentamiento: hay que hacer algo. Y en ese momento, creo que también la idiosincracia empieza a tomar caminos para que algo cambie en este país.

--¿Existe ya una politización en la sociedad?
--Sí. Incluso ya hay más interés por lo que sucede en el país. Todo mundo quiere saber si Raúl Salinas sigue en la cárcel, o si verdaderamente llegó ahí. Nadie lo ha visto en Almoloya. Todos se preguntan qué pasó con los asesinatos de políticos y qué está pasando con este país que ya ingresó a la cultura del terror.

--Y la oposición, ¿ayuda a esa politización?
--Definitivamente. A muchos nos interesa saber lo que hace Cuauhtémoc Cárdenas, que continúa tratando de mantener una posibilidad de cambio, de ruptura política. Esto es muy interesante. Sin embargo, lo malo de la oposición es que, como siempre, están muy solos. Están aislados. La realidad, creo yo, es que todavía hay mucha gente apolitizada. Y aunque existe en un sector de la población que vive en el descontento con los gobernantes, hay sectores que están muy apolitizados. Y esto lo demuestran las cifras que, según el IFE, dan el triunfo al mismo partido de siempre. El mayor porcentaje de votos fue para el Partido Revolucionario Institucional, te dicen. Y muchos no lo creen. Yo considero que este es el momento oportuno para una verdadera ruptura.

--Qué les dirías a los chavos que asistieron al concierto en la explanada de la delegación Venustiano Carranza y que acabó en violencia.
--Que no cambien. Porque las autoridades deben entender algo: la gente no fue a crear violencia, fueron a escuchar un concierto de rock, no fueron a agredir ni a crear una guerra. Se descolgaron a apoyar a un grupo y, es cierto, ni nosotros pensábamos en tener ese poder de convocatoria: estaban allí más de 100 mil personas. Y el concierto en sí estuvo impresionante. Fue un gran concierto. Claro que hubo ciertos provocadores. Provocadores que siempre están ahí, no sólo en estas grandes movilizaciones musicales. Son gente que va a crear problemas, pero son sólo un pequeño núcleo. Hablando de 100 mil personas, 50 de ellas eran violentas. Pero eso sucede en todos lados, desde los estadios de futbol hasta en la Cámara de Diputados, en la calle, donde sea.

--Pero aquello terminó hasta con gases lacrimógenos lanzados desde helicópteros.
--Creo que una de las armas más poderosas para evitar este tipo de enfrentamientos, por un lado, es la paz. Y por el otro es demostrar que la juventud no somos animales como para que nos traten así. Yo les diría que exijan sus derechos como ciudadanos y como seres humanos para poder estar en un lugar escuchando música y que no pase nada. Ya vivimos otros tiempos. Antes los conciertos de rock eran casi imposibles en México. Hoy los tenemos.

--Pero el Departamento del Distrito Federal, incluso después de aquel día, decidió no autorizar más conciertos al aire libre.
--Esa fue una pésima decisión. A una ciudad como la de México, con su gran diversidad de acontecimientos culturales y sociales no le puedes quitar, con un simple plumazo, esta forma de expresión. Y es que lo que sucedió allí fue una cosa: se evidenció que aún no sabemos hacer bien las cosas. Se tiene cierto miedo para organizar este tipo de eventos. Y en lugar de aprender optan por la vía más fácil: cancelarlas. En lugar de que digan: "oquei, vamos a aprender, hoy nos salió mal, pero el próximo estará mejor vigilado, mejor organizado"... pero no. Cierran toda posibilidad de acercamiento entre jóvenes y esto perjudica a todos quienes quieren ver eventos. Y no se trata de asistir a un concierto por simple frivolidad, sino por una necesidad. La gente necesita desahogarse y no sólo con el rock, sino con cualquier tipo de manifestación. Es necesario un desfogue de energía que lleve a la catarsis tan necesaria en estos tiempos.

--¿Qué aporta el grupo a la sociedad?
--Nuestra música. Nuestras letras que cada quien se pone como le guste. A mucha gente las letras de Saúl le dan sentido a su vida. Y eso se nota en la entrega hacia el grupo. La respuesta que tenemos en los conciertos para nosotros es impresionante, pero para ellos es algo más. Oir cómo corean las canciones, cómo las hacen suyas es impresionante. Pero básicamente lo que hacemos es hacer canciones que, primero, nos satisfagan a nosotros para luego presentárselas como la visión que nosotros tenemos del mundo y de la vida.

--¿Ha sido difícil llegar a este momento?
--Pues es raro porque nunca lo imaginamos. Nunca nos presentamos y dijimos, así como ahorita, "queremos vender 400 mil copias de un disco" o "queremos irnos de gira por todo el mundo". No. Nosotros estábamos acostumbrados a tocar en los hoyos, en lugares así, en la calle. Y nuestra perspectiva era y sigue siendo la música. Pero nunca pensamos que íbamos a crecer así. Hace 15 años ningún músico vivía del rock aquí en nuestro país. Dejamos que las cosas pasaran y pasaron muchas. Lo difícil no creo que sea llegar a esto, sino mantenerte como eres, a pesar de esto. Guardar tu personalidad estando en esto no ha sido fácil.

--¿Es muy distinto lo que soñaban cuando iniciaban a lo que es en realidad? ¿La fama, el éxito, cómo lo imaginaban?
--No. Nunca lo imaginábamos. Lo soñábamos como algo abstracto, oíamos a las bandas, de chico veías, no sé, una película de los Beatles. O Gimme Shelter, de los Rolling. Pero lo raro es que nosotros nunca vimos un grupo mexicano que nos mostrara otro camino que el que nosotros estábamos acostumbrados. Sabíamos que existía toda esta parte de artistas que sí vivían de esto. Estaban Yuri, José José, Magneto, Menudo, Timbiriche y otros tipos de música. Pero nosotros no. Pero la fantasía era esa: tocar nuestra música. Este mundo no existía para nosotros. Todo este marketing que te obliga, en la mayoría de los casos, a que como músico produzcas en base a análisis de mercado que te indican qué es lo que le va a gustar a tal sector del público. Las cosas han cambiado en los últimos años, pues antes este mundo de la fama no existía para quienes hacíamos rock. Y en muchos sentidos sigue sin existir. Rock bueno o malo. Siempre recuerdo aquel día, hace 15 años, cuando sentado en la glorieta del Metro Insurgentes después de haber tocado con Las Insólitas, miré a un mundo de jóvenes que se divertían, se desahogaban y gritaban con el rock. Fue ahí cuando lo decidí: músico por siempre. No ha sido fácil, pero por fortuna muchas cosas han cambiado desde entonces...
--¿Has cantado bajo la lluvia?
--No. Sólo en la regadera.

--¿El PRI o el Tri?
--Ninguno de los dos.

--¿El PRD o el PAN?
--...

--¿El dinero o la alegría?
--Las dos cosas.

--¿Tus más terribles pensamientos?
--No te los puedo decir.

--¿Votas o vetas?
--Vivo.

--¿Amor o pasión?
--Ambas.

--¿Woodstock o abridor de los Stones?
--Concierto en Tijuana.

--¿Caifanes, la película, o Caifanes, el grupo?
--Caifanes, la leyenda.

--¿Qué Fidel: Castro o Velázquez?
--¿No hay otro?

--¿Cómo debe ser un líder roquero?
--No debe haber líderes roqueros.

--¿Tin Tán o Cantinflas?
--Los dos eran buenísimos.

--Un sueño recurrente
--Volar

--Una pesadilla.
--¿Qué, de papa o de queso?

--¿Tienes prisa en la vida?
--Ninguna.

--¿Tú ídolo?
--El público.

--Tus miedos.
--No tengo.

--¿Alejandro Magno, Alejandro Lora?
--Alejandro Marcovich.

--¿Sául Hernández o Saúl Menem?
--Yo, por supuesto.

--¿Octavio Paz o María Sabina?
--Jaime Sabines, el maestro.

--¿Pink Floyd o los Stones?
--Los Beatles, por siempre.

--¿La Jornada o Reforma?
--El Memín Pingüín...
Saúl Hernández se levanta del confortable sillón. Ya le esperan más entrevistas, tantas como pueda concertar su promotora. Alcanza el tiempo para una última pregunta:
--¿Qué significó para ustedes abrir un concierto histórico, el de los Rolling Stones?
El cantante intenta una sonrisa, pero el gesto desaprueba: sabe que no les fue muy bien en aquella ocasión. Opta por el sarcasmo. Dice:
--Sólo la oportunidad de entrar gratis y pedirles un autógrafo, ¿o no?




Texto publicado en la Revista Mañana, 1995

¿Va a firmar, o no?




La Familia en México. Alguna vez fue así:

Principio de siglo: crecer, casarse y reproducirse. La familia, en efecto, era el núcleo de todo. ¿Pero cómo es hoy, cuando las ilusiones cuestan muchísimo más? ¿Puede decirse en estos años difíciles, tortuosos, inseguros que la familia sigue siendo el alma de nuestra sociedad?

¿Qué ha sido del padre trabajador que, orgulloso, relegaba a la madre a esa sombra protectora del hogar? ¿Era un mejor México aquel de los diez hijos por familia? ¿Qué le ha dejado la modernidad a la familia mexicana? ¿Qué le ha quitado?

¿Y de la novia blanca y hermosa? ¿Puede afirmarse que las ilusiones duermen también en el baúl de las fotografías de la abuela? O, a pesar de los transtornos, las ideas, las dificultades, el país llega al final del siglo cuando menos con este sueño de pureza y futuro?

Caricaturizada, subestimada, la debacle de la familia en el México urbano avanza a un paso que nadie quiere ver, leer, creer. Esta es sólo una historia.


Pedro Díaz G.

El destino se burló de este hombre que hoy aprisiona la pluma fuente entre sus dedos. Enrojece, frunce el ceño y sus ojos, que parecen bosquejar el perfil de la serenidad, miran fijamente el cúmulo de papeles que tiene ante sí.
Tiembla la mano y un parpadeo apenas perceptible indica que la decisión, aunque tomada, podría revocarse con tan sólo desearlo. Pero no lo desea.
Está a unos segundos de firmar el divorcio.
"Destruirás a tu familia", le dijeron sus parientes más cercanos.
"Haces bien...", sus amigos.
El todavía no alcanza a comprender. Han pasado ya muchos años desde aquel día en que se unió en matrimonio y juró formar una buena familia. Y sólo consiguió, con el paso del tiempo, su desintegración. Había dicho el sacerdote aquella vez: "Lo que Dios une, el hombre no puede separarlo".
Algunos pares de ojos le observan, como los de la mujer que hasta hoy es su esposa. De lejos, sus hijos atestiguan, todavía con la incertidumbre reflejada en el rostro: "¡Hasta dónde han llegado las cosas!", comentan en voz baja.
Están también el juez, los abogados. Y no más. Todos expectantes.
El hombre, en cambio, está dividido en partes: emociones, ilusiones, recuerdos, frases, proyectos, tiempos compartidos, errores, fracasos, ausencias...
Hoy es 5 de abril de 1975 y en la Iglesia de la Inmaculada dos jóvenes sonrién nerviosos mientras una multitud de familiares les observan. También uno que otro curioso que pasa por el atrio.
Ella: vestida de blanco, o sea, de pureza.
El, con un smoking alquilado.
Y tienen lo necesario para ser felices: están ahí las arras, el lazo, el ramo, los anillos, las copas. Y las supersticiones: una prenda nueva que presagia bienestar, una vieja que atraerá el dinero.
Es curioso, pero en este año los divorcios se han elevado súbitamente. Las leyes se transforman. Y en este ciclo marcado como el Año Internacional de la Mujer, el presidente Echeverría cede: reforma el Código Civil del Distrito Federal. Y las mujeres, legalmente, ya son iguales que los hombres. Dice ahora la Ley: "Toda persona tiene derecho a decidir de manera libre, responsable e informada sobre el número de hijos...". Y agrega: "Por lo que toca al matrimonio, este derecho será ejercido de común acuerdo con los cónyuges".
Muchos critican: o sea, quien no se case puede tener hijos con tan solo desearlo; los esposos, en cambio, tienen que discutirlo. Este decreto, como la Ley de Relaciones Familiares de Venustiano Carranza, coinciden, atenta contra la familia.
¿Será?
A Roberto y a Rosa María no les importa.
Todo está listo: los invitados que murmuran bromistas, al oído del novio: "Arrepiéntete... estás a tiempo", mientras entonan sarcásticamente la marcha fúnebre; los padrinos, solemnes ante el gran acontecimiento; los padres, entusiastas y orgullosos; el arroz que ya espera el vuelo tradicional a la salida del templo y las abuelas que comentan entre sí: "Qué bonita pareja. Van a ser muy felices...".
El sermón del sacerdote Luis habla de lo que debe ser la madre, y lee emocionado:
"Una madre, a quien el hijo no encuentra en casa a la vuelta del colegio o del trabajo para contárselo todo, para desahogar lo que dentro le pesa y no puede más, no tiene alma de madre...
"Una madre a quien la hija encuentra mundana y callejera, ni religiosa ni piadosa, ni espiritual, cuando ella vuelve del primer amor declarado, del primer sentimiento por declarar, del primer beso soñado, no tiene alma de madre...
"Una madre a quien el marido no encuentra un poco como su propia madre, cuando muy hombre y todo, lleva todavía dentro al niño que fue hace 28, 46 o 62 años, no tiene alma de madre...
"Una madre que echa amor al fuego de la comida; que enhebra con amor la aguja para surcir o remendar y con amor maneja la escoba y todo por el bienestar del hogar, es mujer que tiene alma de madre...
"Una madre que es la última en acostarse y la primera en levantarse, que oye la tos del hijo en la noche y las lágrimas que la hija ahoga contra la almohada y que al tener sentados en la mesa a todos sabe por qué el hijo tiene la cara seria y por qué la hija no tiene apetito, esa mujer tiene alma de madre".
Rosa María escucha al padre Luis pero también recuerda aquella frase que con el tiempo se volvió un juramento: "Roberto, nunca te voy a fallar; contigo hasta la muerte...".
Roberto también recuerda: "Tú en la casa y yo en el trabajo. Así saldremos adelante...".
Y cuando el padre dice: "... aceptas como esposa a Rosa María y juras protegerla y amarla en el bien y en la adversidad...", vienen al novio más imágenes: lo hermoso que esperan de la vida juntos, los planes y proyectos, lo que será la vida en común.
Enero de 1968: Roberto no quita la mirada de la nueva empleada en la oficina. Le han dicho que se llama Rosa María y a partir de este momento cordinará con ella los informes de la empresa. Desde el primer día, Roberto al acecho: algo le dice que con ella pasará el resto de su vida.
Vendrán las mañanas de trabajo y las tardes de la mano deambulando juntos por la ciudad. Vendrán las noches de café y fiestas con amigos; los domingos de baile. Y pronto llegarán, también, las promesas de amor eterno: "¿Quieres casarte conmigo?, no te arrepentirás... ¿sí?...".
Los planes inmediatos: rentar un departamento, comprar muebles, ¿los hijos? hasta que llegue la bonanza económica.
Y hoy ya están en el altar.
Los dos aceptan. Serán, a partir de ahora, una buena familia.
Diciembre de 1976, colonia Alamos.
La noticia es terrible: el boom petrolero no es infinito. Regresamos al Tercer Mundo porque, según informes del Banco de México, el país debe 19 mil 600 millones de dólares y sufre un problema de suministro económico: el dólar ha subido de 12.50 a 22.00 pesos. Y el trabajador en México gana apenas 42 pesos con 50 centavos.
Entonces sucede: se rompe el esquema familiar. La crisis obliga a Rosa María a abandonar una tradición ancestral: saldrá, como ya lo hacen muchas mujeres, a trabajar.
--Todo va a salir bien gorda, no te apures...
Pero no.
Rosa María se embaraza, y en unos meses ya son tres los que habitan el pequeño departamento de la calle Navarra.
A Roberto el nacimiento lo regresa a la realidad: deja de frecuentar a aquella chica que tanto le cautivó en el metro cuando regresaba a casa. "No la rieges, ya tienes a tu familia", se dice a sí mismo y regresa a la fidelidad.
1982.
La vida ha compensado a aquellos jovencitos desposados hace siete años. En busca de "la parejita", tienen ya tres hijos. Y el trabajo marcha bien: Roberto ya es gerente de la empresa y Rosa María asciende rápidamente: es asistente del director de un banco.
Pronto dejarán el departamento porque algo no funciona bien ahí: es tan pequeño, tan poco acogedor. Los niños dan guerra y la muchacha que los cuida ya no los puede controlar. Sólo logran calmar el ímpetu infantil las horas ante el televisor viendo a una mágica mujer llamada Señorita Cometa. La televisión se ha convertido en su principal educador. Y por si fuera poco, Roberto trabaja turnos dobles: la figura paterna está desapareciendo. La materna, se extingue. Cada quien lleva una vida independiente.
Esta familia ya es como un cuerpo sin cabeza.
Pero, aún así, lo que ellos quieren es una buena familia.
--Algo tenemos que hacer --dice Roberto antes de dormir.
--¿Pero qué? Ni tú ni yo podemos dejar el trabajo. Y ahora, con la otra devaluación, menos --responde, inquieta, ella. Y agrega: la modernización nos está llevando a alejarnos de los hijos. Tú y yo casi no nos vemos. Dios quiera que esto no acabe mal...
--A mí me interesan ustedes. ¿Recuerdas lo que dijo el Papa Juan Pablo II hace dos años?: la familia constituye el único camino del hombre hacia la humanidad... lo que Dios unió no lo separa el hombre...
--Pero, ¿cómo le vamos a hacer...?
¿Cómo, si la civilización se está tragando a la familia?
1984:
Viven ahora en una casa de Polanco.
Robertito ya tiene 8 años. Sus hermanos, Saúl y Martha, 4 y 2, respectivamente. Han crecido con los consejos de los abuelos, de los tíos; no de los padres. Pasan casi la totalidad del tiempo de la mano de la sirvienta.
Algo habrá que hacer.
Rosa María, al ver la situación económica mejorada, renuncia.
--Mis hijos necesitan de mí...--, se excusa en el trabajo.
Y ya será muy tarde: al hijo mayor no le gusta la escuela. Saúl y Martha son incontrolables. Será necesario usar el cinturón, el zapato, el cable de la plancha, los tacos de billar o lo que haya cerca para pegarles.
Pero después de las palizas vienen las cavilaciones, los arrepentimientos.
El alcoholismo de Roberto es insoportable. Es ya una tradición faltar los viernes en la noche a casa.
También se ha convertido en tradición pegarle a su mujer.
Y gritarle a sus hijos.
Impera en esta casa la cultura del terror.
Roberto sigue hurgando en los papeles. Lee una y otra vez las cláusulas. Está claro: sólo verá a sus hijos dos fines de semana cada mes. Hijos que están frente a él ya convertidos en adolescentes conflictivos: no estudian, consumen drogas, le gritan a su madre, escuchan rock a todas horas y a todo volumen y parecen vivir en eterno descontento con la vida.
Martha, dice ella, se irá a vivir con su novio. Y apenas tiene 14 años. Saúl crece entre motocicletas y no sale de bares y discotecas. Y Robertito dice no una y otra vez a las clínicas de recuperación: es adicto.
El padre, triste, trata de regresar el tiempo.
Le contaban sus abuelos de la familia de sus padres, de aquellas familias del siglo pasado:
--En aquel entonces, m'ijito, no se admitía el divorcio. La familia vivía bajo los preceptos del Código Civil de la época de Benito Juárez. Se veía al matrimonio como un contrato civil de un hombre y una mujer "que se unen en un vínculo indisoluble para perpetuar la especie y ayudarse a llevar el peso de la vida". Y se daba al marido potestad marital sobre la mujer, creándole obligaciones de protección y alimentos; también se daba al padre la patria potestad sobre los hijos, y sólo cuando éste faltaba podría ejercerla la madre. Las familias de antes eran muy numerosas e incluso otros parientes y allegados luchaban para construir hacia el futuro y para conservar las tradiciones del pasado. La educación, la salud, los alimentos y el vestido siempre estaban acompañados del afecto. Se cuidaba a los niños y a los viejos. Luego vino la modernidad: los hombres se marcharon a las fábricas, los niños a las escuelas. Las mujeres se quedaron en casa con la tarea de comprar con el dinero del hombre lo que antes ellas mismas fabricaban. Los viejos se quedaron solos, las casas fueron cada vez más pequeñas, los parientes se repartieron por otros lugares buscando algún centro industrial para cubrir sus necesidades económicas. Todo cambió.
Aquellos tiempos. Tiempos que se fueron.
--Fue Carranza quien allá por 1914, cuando gobernaba desde Veracruz, introdujo el divorcio. Y entonces todo mundo pensaba que no sólo se destruía el vínculo matrimonial, sino también la moral social. Por eso, m'ijito, desde entonces La Ley de Relaciones Familiares contagió a la sociedad mexicana con un virus destructor... Desde entonces, la familia está en crisis.
Aquellos tiempos. Tiempos que se quedaron.
--¿Va usted a firmar, señor?, pregunta el abogado.
Y es que quizá todo comenzó aquella noche.
--Roberto, estoy ya en un grupo feminista. No estoy dispuesta a seguir tolerando tus malos tratos.
--Pero mujer, eso a qué te puede llevar --contestó él, educado a la antiguita.
Las discusiones fueron cada vez más constantes.
Cuando no por problemas de dinero, por decidir quién de los dos llevaría a los hijos a la escuela, o porque ella siempre ha creído que él la engaña, o porque el hijo mayor ya quiere ser independiente --"las malas amistades que ha tenido lo han orillado a eso"--, o porque es cada día más difícil mantener la armonía familiar.
--Tú tienes la culpa --fue el reclamo perpetuo entre ambos.
--No has sabido ser buen padre...
--Ni tú buena madre...
Hasta que, cuando todo parecía derrumbarse a pesar de los consejos religiosos que les recuerdan que la familia es una institución de Dios, llegaron con los profesionales: dos veces por semana a terapia de pareja.
"Piensen en sus hijos, estos problemas son normales en todo matrimonio. Tienen que superarlos", fue el primer consejo.
"Su caso es patético, creo que lo mejor será que se divorcien", el último.
Y entre ellos, discursos como estos:
"Ustedes son una familia nuclear --les dijo un sociólogo.
--¿Y eso, qué es? --preguntaron sorprendidos.
--...La familia típica de la era industrial, conformada por un papá, una mamá, y un par de niños viviendo juntos, bajo un mismo techo con roles rígidamente asignados a cada uno, con sueños y expectativas también asignados, con obras para construir hacia el futuro y tradiciones que conservar del pasado.
No les convenció. Y el peregrinar por diversos consultorios se hizo casi cotidiano.
Otro especialista les dijo:
--Ante la familia mítica se opone la familia real y se sueña con la familia posible. El mito de la familia, transmitido por todos los medios de comunicación y de educación posibles, se sustenta principalmente en la creencia de la familia como unidad que brinda apoyo emocional y seguridad afectiva a sus miembros...
Tampoco les gustó la explicación. Ellos lo que querían era saber cómo resolver sus problemas.
Otros fueron más allá: hasta el concepto de que la familia es la base de la sociedad --"¡con razón!..", pensaron--.
--La familia sigue siendo la instancia fundamental de socialización, de transformación de individuos-familiares en individuos-sociales. Ello quiere decir que el tipo de política familiar predominante se convierte a corto plazo en el modelo político imperante en la estructura social y en el Estado.
Menos. En algo coincidieron por primera vez en los últimos meses: "Ese tipo vive fuera de la realidad..."
Siguieron buscando.
--La famosa crisis de la familia que se vive principalmente en el mundo occidental es provocada fundamentalmente por la alineación y el mercantilismo, que derivan en actitudes de consumismo enajenado que llevan al robo, a la drogadicción, a la prostitución y demás fenómenos que atentan contra la familia.
Pensaron: este no es un terapeuta, es más bien un economista.
Probaron de todo: desde aquel método recomendado por otra pareja amiga suya que consistía en emitir cheques por una sonrisa, firmados cuando la relación marchaba bien, y que podían hacerse válidos en momentos de crisis, hasta más visitas con el párroco de la iglesia que les insistió una y otra vez:
--Queridos por Dios con la misma creación, matrimonio y familia están internamente ordenados a realizarse en Cristo.
Y nada. Nada les sirvió.
Ellos mismos, ya en familia, hicieron sus propias conjeturas. Analizaron su caso y conversaron: la familia se disolvió porque siempre tuvieron una actitud pasiva ante sus problemas, por que intentaron un desarrollo individual, porque les faltó preparación para el matrimonio, porque surgieron de pronto, y no supieron controlarlas, las eternas disputas generacionales y, a últimas fechas, por problemas económicos generados por la eterna crisis económica.
--Es cierto --comentó él--, el otro día leí que también factores externos acaban con la familia. Los de Provida dicen que el Estado es culpable de la desintegración, que las leyes han descuidado la integridad de la familia, que este problema, así como el de la prostitución, drogadicción, pornografía y alcoholismo son producto de una mala educación. Aseguran que pese a que el 90 por ciento de la población del país es católica, se le imparte una educación laica... Dicen que eso está mal.
Parecía que nada salvaría a esta familia.
Alguien les dio un último consejo: el divorcio.
--Vean por sus hijos. Ustedes me dicen que están mal. No los conviertan en unas bestias.
¿Va usted a firmar?, señor --insiste el abogado.
Todo se ha repartido: la casa, para ella. De las cuentas en el banco, el 60 por ciento para él. Carros, televisiones, refrigerador, estéreo, horno de microondas y demás muebles casi han tenido que ser partidos por la mitad.
--Sí, licenciado. Sí voy a firmar. Es que estaba pensando en... olvídelo.
Roberto firma. Rosa María también deposita su rúbrica.
Al salir de aquella oficina, cada quien toma un distinto camino.
Sus vidas se bifurcan, pero ambos tienen un anhelo en común: formar otra familia.
Así sea.


Texto publicado en la Revista Mañana, 1995.