Pedro Díaz G.
La tragedia en Haití les ha despertado emociones diferentes.
Ver a un niño en el desamparo no distingue fronteras, parte el corazón a todos.
Por ello, en muchos países, sobre todo europeos, el mismo Estados Unidos, se ha acelerado en las últimas horas el proceso de ubicación de los menores en desgracia, que no es más sino la adopción.
En México no se han autorizado, a pesar de las ya numerosas solicitudes que llegan a la embajada de Haití y de la cada vez más abierta intención de adoptar a uno o varios de estos pequeños.
Qué ironía: el futuro les pintaría mejor a todos estos menores que lo han perdido todo.
En otros países, al menos en el imaginario colectivo, tendrían mucho mayor posibilidad de desarrollarse que en el Haití ahora casi inexistente. Calculan que Puerto Príncipe volverá a erigirse en 25 años. Demasiado tarde para una generación… o más.
¿Arrebato de solidaridad, de ternura?; cuidado
¿Ha caído en la tentación de adoptar a un pequeño en Haití?
No crea que el futuro sería color de rosa.
Lo advierten los especialistas a nivel internacional:
Organizaciones en defensa de la infancia pidieron hoy jueves que se evite por todos los medios las adopciones internacionales de niños de Haití.
En las últimas horas se ha registrado, dijeron, un enorme aumento de las peticiones de adopción, que ya se cuentan por miles, según informa el presidente de la Federación de Asociaciones de Adopción Internacional , Miguel Góngora.
Es el momento de cooperar. No de adoptar, enfatiza. Aunque pueda resultar contradictorio, lo mejor para los niños es permanecer en la isla.
En esta afirmación coincide el director de la Plataforma de Infancia, Ángel Hernández, quien cree que para los menores es más traumático sacarles del país, que mantenerlos en zonas seguras dentro de su entorno.
Precisamente, crear zonas seguras --en estos momentos ya existen diez en la isla, pero se prevé que lleguen a setenta en las próximas semanas-- es una de las prioridades de Unicef y Save the Children, donde pueden protegerles, darle apoyo psicológico, médico y, sobre todo, llevar un registro para intentar ponerles en contacto con sus familiares.
El Coordinador de Emergencias de Save the Children, Boris Aristín, definió estos lugares como espacios delimitados, con una construcción muy simple, en sitios que no fueron afectados por el terremoto, y que en caso de réplica no corren peligro. Allí se reparte comida y se realizan actividades de carácter lúdico y educativo para intentar normalizar la infancia de las víctimas.
Adoptar a un niño en shock
Un pequeño que ha sufrido acontecimientos de esta magnitud, y llevarlo a un país, que en muchos casos, no conoce ni el idioma, puede suponer un doble shock para el menor, una situación doblemente traumática.
Además, se corre el riesgo de adoptar, y que su familia haitiana le esté buscando, pero aún no le haya encontrado, por lo que en esa ocasión ese niño no volverá a saber de su familia biológica.
Los esfuerzos se tienen que centrar en elaborar un registro de niños y adultos y sus relaciones entre ellos; es esencial poner en contacto a las dos partes para establecer procesos de reagrupación familiar. Si no se encuentran los padres, hay que buscar a familiares indirectos, vecinos, conocidos. Además, es necesario realizar una evaluación rápida y sobre todo proveerles de alojamiento, comida, apoyo psicológico, medico y educación.
Las mafias, un peligro real
Otro peligro al que se atienen los niños afectados son las mafias, que aprovechan este tipo de situaciones para reclutarles y utilizarles con fines sexuales, de explotación.
Llevarse a niños, sin permiso, y más teniendo en cuenta que no se pueden tramitar adopciones en aquellos países de desastre natural o conflicto bélico, es un secuestro, concluye Góngora.
Por ello, pide que se lleve un control exhaustivo de los niños para que no se desplacen, si no es estrictamente necesario.
Ángel Hernández exorta a la sociedad a que no se olvide de Haití dentro de unos años, y que la solidaridad no se limite al momento actual. Y que aconseja a las personas interesadas en adoptar que no desistan, porque es si en términos generales, la adopción es un proceso a largo plazo, en Haití se alargará aún más, porque hay que volver a poner en marcha el sistema.
Un futuro fuera de lo planeado
Sea como sea, los pequeños siguen llegando por decenas a diversas naciones. No en México. No todavía.
Pero esta imagen sucedió en Holanda hace apenas unas horas:
En los brazos de su nueva mamá, Jersen Silvester Eefting, de 4 años, observaba con los ojos bien abiertos cada detalle del vestíbulo de un hotel después de un vuelo de once horas que lo sacó de la destrucción de Haití para traerlo a un nuevo hogar en Holanda.
“Me siento estupendo”', comentó Roel Eefting mientras tomaba un video de su flamante hijito adoptivo a quien recién había conocido minutos antes.
Jersen es uno de 123 niños, de dos meses a 7 años, que fueron trasladados al sur de Holanda.
Llegaron en un vuelo contratado por el gobierno holandés y dos agencias de adopción para transportar a niños adoptivos haitianos a una nueva vida en Holanda y Luxemburgo.
Catorce de los 106 estaban destinados a Luxemburgo al cuidado de las autoridades de adopción en ese país, dijo la cancillería holandesa.
Envueltos en mantas para protegerlos del frío del invierno, los pequeños llegaron caminando o fueron transportados en brazos desde el Boeing 767 hasta un autobús que los llevó a la terminal de la base aérea militar de Eindhoven.
Allí sostuvieron su primer emocional encuentro privado con sus nuevas familias. Un niño saludó con la mano a los periodistas y dijo una palabra que pareció ser ``Dag'', ``hola'' en holandés. Otro tenía medias a rayas pero no zapatos. Al borde de la pista se veían bultos de nieve.
Ninguno de los niños resultó herido en el terremoto de la semana pasada en el país caribeño. Pero Macky Schouten, titular de la
Fundación Holandesa de Adopción, dijo que fue difícil transportarlos desde sus orfanatos en Haití hasta el atestado aeropuerto de Puerto Príncipe.
“Tuvieron que llegar desde casas diferentes en una situación muy peligrosa'', dijo.
Los niños fueron acompañados en el vuelo por médicos y sicólogos expertos en estrés postraumático, dijo Schouten.
Los pequeños durmieron durante gran parte del viaje. Después, a dos horas y media de su llegada a Eindhoven, se despertaron, recibieron una comida y una bebida, y empezaron a hacer lo que hacen los niños en todo el mundo.
“El avión era un amplio corralito de juegos”, comentó la titular de la agencia.
El terremoto podría haber matado a unas 200 mil personas y dejó miles de huérfanos. Esa situación ha provocado una catarata de consultas de todo el mundo acerca de cómo adoptar a un niño haitiano. Antes del sismo, la nación caribeña ya tenía unos 380 mil huérfanos en necesidad de un hogar.
Hacia todas las geografías
Esta misma semana, 54 huérfanos llegaron a la ciudad de Pittsburgh, en Estados Unidos, en una misión que involucró a funcionarios de la Casa Blanca, el Departamento de Estado y el Departamento de Seguridad Nacional. Los huérfanos recibirán atención médica y serán colocados en casas colectivas hasta que se complete su adopción.
La vida detenida
En estos momentos cientos de menores haitianos vagan por las calles, sin cuidados, heridos, buscando a sus familiares. Fuera, sin reconocer fronteras, hay también cientos de familias dispuestas a desoír los consejos y empeñarse en la adopción de un pequeño de Haití; hoy en desgracia.
Muchas naciones les han abierto las puertas.
Otras no. Todavía.
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