14.3.07

De aquellos Caifanes...


Es el momento de la ruptura


Desde que se inició hace 15 años con un grupo underground, cuyo extraño nombre, Las Insólitas Imágenes de Aurora, devino en otro no menos raro: Caifanes, Saúl Hernández ha sido autor, cantante, guitarrista y líder de un grupo de jóvenes que, lo menos que se puede decir, ha sido exitoso. Aquí su visión de nuestros días.

Pedro Díaz/Alejandro Almazán *

La cita es en la sala de juntas de su casa disquera.
--¿La meditación o el sexo?
--El sexo, siempre.

--¿Mutivisión, Canal 22 o el canal de las estrellas?
--El canal del desagüe.

--¿Cuántas copas en una noche?
--Las que el cuerpo aguante.

--¿Los yuppies o los nacos?
--La gente.

--¿Bill Clinton o el sup Marcos?
--No hay comparación.
Las respuestas son de Saúl Hernández, vocalista, guitarrista y escritor de las letras de Caifanes, que sonríe mientras acomoda esa larga cabellera que desciende sobre la negra piel de su chamarra.
Regresa a los escenarios a dos meses y medio de su último concierto: aquel que acabó en violencia en la delegación Venustiano Carranza; también después de una operación que le hicieran en las cuerdas vocales. Se acomoda el músico en el mullido sillón; se escucha, a lo lejos, algo de sus canciones. Habla de la situación del país, del momento, crítico, que viven las nuevas generaciones en un Méxio que parece desmoronarse a cada instante. También desea que las autoridades, lejos de cancelar conciertos al aire libre, intentaran aprender la forma de organizarlos. Su voz es eco en sus compañeros Alejandro Marcovich y Alfonso André, amigos que le han ayudado "a sobrevivir" inventando un rítmico mundo propio, ese mundo donde "afuera nada existe, todo adentro".
Saúl:
--Los tiempos han cambiado. A nuestra generación le fue mejor que a la actual. Es cierto, no tenemos 50 años para decirte "yo me acuerdo que allá por nuestros tiempos...", pero, por ejemplo, a nosotros no nos tocó vivir la época del Sida. Nosotros no sabíamos de su existencia. Hoy te enfrentas a cosas distintas; cuando nosotros comenzábamos a tener nuestras primeras experiencias sexuales nos avisaron que ese mal amenazaba a la humanidad y tuvimos que cambiar. Pero imagínate a los chavitos de hoy: deben tener una visión totalmente diferente de lo que es la vida, el sexo y el amor.

--Pero eso no es lo único distinto...
--No. Todo ha cambiado en nuestro México: la situación económica, política, educacional... Realmente no me puedo imaginar cuál será la experiencia de ser adolescente en este momento. Debe ser algo difícil. A alguien de 11, 12 años, ¿cómo le explicas lo que está pasando en este país?

--¿Cuál es tu percepción del México que nos ha tocado vivir?
--Estamos en un momento de ruptura. Hay desequilibrio tanto política como económica y socialmente. Las cosas no son como antes, pero bueno, la problemática del México de hoy es más severa. Los prejuicios que de repente esta sociedad trata de evitar hacia una generación que quiere cambios, que enfoca su energía y su esfuerzo hacia un enlace creativo, siguen existiendo. Vivimos todavía con atavismos contra los que hay que luchar. Ese conflicto generacional no se puede detener.

--La situación del país es distinta a aquella de los años setenta, cuando un grupo de jóvenes soñaban con hacer rock y se autonombraban Las Insólitas Imágenes de Aurora.
--Tenemos un partido en el poder que ya está en una putrefacción total, que se está muriendo. México vive una grave dislocación: la guerra en Chiapas, las devaluaciones, la eterna corrupción y ahora los crímenes políticos y policiacos. Todos estamos a la espera de que se cumpla aquello que nos dijeron en la escuela: "Todo lo que sube tiene que caer". Y caer pronto porque nos ha tocado un momento de ruptura que debemos aprovechar. Es difícil para todos, ya no digamos vivir, sino sobrevivir. Creo que es el momento de sentarse y preguntarse cada quien: ¿bueno, y ahora qué?, ¿hacia dónde voy a jalar?, ¿me voy a quedar aquí estacionado? Hay que empezar a retomar todo lo que nos ha sucedido y concientizarnos más. Ya nos sucedió y no podemos pasarnos la vida echánole la culpa al gobierno por sus errores. Uno también es culpable por no hacer nada que cambie la situación. Hay que crear un concepto más activista en la gente. Y me refiero a la palabra activista en este sentido: que la gente se active. Que haga cosas, que se realice, que luche y que nunca ceda.

--Se maneja que en esta ocasión, a diferencia de otras épocas del México moderno, la crisis económica viene acompañada de la crisis moral. Dicen que la sociedad en su conjunto se siente devaluada, como el peso.
--Es cuestión de idiosincracia. A la gente le hacen falta incentivos, cosas en las que pueda creer para luchar por ellas. Hay que retomar todo esto y crear una nueva cultura que nos lleve a formar un México mejor. Y esta es una tarea de todos, no únicamente de los jóvenes.

--¿Ayuda Caifanes a formar un México mejor?
--Lo intentamos con lo que nos tocó hacer. Quizás nosotros ya pertenecemos a un hilo conductor. Nosotros tenemos la música como medio de comunicación con los jóvenes. Y nuestra visión de la vida está plasmada en las letras de las canciones. Si te das cuenta, letras extrañas, pero, afortunadamente, siempre hemos hecho lo que queremos. Y esa es nuestra manera de comunicarnos. Pero, por ejemplo, vemos en los conciertos que a veces llegan chavos jóvenes, muy jóvenes. De 15 años. Y ahí, con ellos es la tirada. Uno ya de alguna manera la está librando. Pero qué les dices a las nuevas generaciones que vienen con la mente más abierta para hacer cosas nuevas, a aquellos que hacen algo para cambiar la situación.

--¿Como en Chiapas?
--Exacto. Cómo le dices a la gente que no tiene recursos que no se levante. Ellos tienen muchas dificultades, han tenido que luchar contra esa herencia caciquista que siempre les dice: "No hagas esto" y que los tiene sometidos. Les hablan del México de antes y lo comparan con el de ahora. Yo creo que es el mismo México. Yo no sé realmente dónde estamos. Pero la realidad es hoy. Lo que estamos viviendo día a día. Y la gente debe entenderlo. Hoy estamos en esta situación y esta situación hay que enfrentarla. Como sea. Por eso es bien válida cualquier necesidad de enfrentamiento: hay que hacer algo. Y en ese momento, creo que también la idiosincracia empieza a tomar caminos para que algo cambie en este país.

--¿Existe ya una politización en la sociedad?
--Sí. Incluso ya hay más interés por lo que sucede en el país. Todo mundo quiere saber si Raúl Salinas sigue en la cárcel, o si verdaderamente llegó ahí. Nadie lo ha visto en Almoloya. Todos se preguntan qué pasó con los asesinatos de políticos y qué está pasando con este país que ya ingresó a la cultura del terror.

--Y la oposición, ¿ayuda a esa politización?
--Definitivamente. A muchos nos interesa saber lo que hace Cuauhtémoc Cárdenas, que continúa tratando de mantener una posibilidad de cambio, de ruptura política. Esto es muy interesante. Sin embargo, lo malo de la oposición es que, como siempre, están muy solos. Están aislados. La realidad, creo yo, es que todavía hay mucha gente apolitizada. Y aunque existe en un sector de la población que vive en el descontento con los gobernantes, hay sectores que están muy apolitizados. Y esto lo demuestran las cifras que, según el IFE, dan el triunfo al mismo partido de siempre. El mayor porcentaje de votos fue para el Partido Revolucionario Institucional, te dicen. Y muchos no lo creen. Yo considero que este es el momento oportuno para una verdadera ruptura.

--Qué les dirías a los chavos que asistieron al concierto en la explanada de la delegación Venustiano Carranza y que acabó en violencia.
--Que no cambien. Porque las autoridades deben entender algo: la gente no fue a crear violencia, fueron a escuchar un concierto de rock, no fueron a agredir ni a crear una guerra. Se descolgaron a apoyar a un grupo y, es cierto, ni nosotros pensábamos en tener ese poder de convocatoria: estaban allí más de 100 mil personas. Y el concierto en sí estuvo impresionante. Fue un gran concierto. Claro que hubo ciertos provocadores. Provocadores que siempre están ahí, no sólo en estas grandes movilizaciones musicales. Son gente que va a crear problemas, pero son sólo un pequeño núcleo. Hablando de 100 mil personas, 50 de ellas eran violentas. Pero eso sucede en todos lados, desde los estadios de futbol hasta en la Cámara de Diputados, en la calle, donde sea.

--Pero aquello terminó hasta con gases lacrimógenos lanzados desde helicópteros.
--Creo que una de las armas más poderosas para evitar este tipo de enfrentamientos, por un lado, es la paz. Y por el otro es demostrar que la juventud no somos animales como para que nos traten así. Yo les diría que exijan sus derechos como ciudadanos y como seres humanos para poder estar en un lugar escuchando música y que no pase nada. Ya vivimos otros tiempos. Antes los conciertos de rock eran casi imposibles en México. Hoy los tenemos.

--Pero el Departamento del Distrito Federal, incluso después de aquel día, decidió no autorizar más conciertos al aire libre.
--Esa fue una pésima decisión. A una ciudad como la de México, con su gran diversidad de acontecimientos culturales y sociales no le puedes quitar, con un simple plumazo, esta forma de expresión. Y es que lo que sucedió allí fue una cosa: se evidenció que aún no sabemos hacer bien las cosas. Se tiene cierto miedo para organizar este tipo de eventos. Y en lugar de aprender optan por la vía más fácil: cancelarlas. En lugar de que digan: "oquei, vamos a aprender, hoy nos salió mal, pero el próximo estará mejor vigilado, mejor organizado"... pero no. Cierran toda posibilidad de acercamiento entre jóvenes y esto perjudica a todos quienes quieren ver eventos. Y no se trata de asistir a un concierto por simple frivolidad, sino por una necesidad. La gente necesita desahogarse y no sólo con el rock, sino con cualquier tipo de manifestación. Es necesario un desfogue de energía que lleve a la catarsis tan necesaria en estos tiempos.

--¿Qué aporta el grupo a la sociedad?
--Nuestra música. Nuestras letras que cada quien se pone como le guste. A mucha gente las letras de Saúl le dan sentido a su vida. Y eso se nota en la entrega hacia el grupo. La respuesta que tenemos en los conciertos para nosotros es impresionante, pero para ellos es algo más. Oir cómo corean las canciones, cómo las hacen suyas es impresionante. Pero básicamente lo que hacemos es hacer canciones que, primero, nos satisfagan a nosotros para luego presentárselas como la visión que nosotros tenemos del mundo y de la vida.

--¿Ha sido difícil llegar a este momento?
--Pues es raro porque nunca lo imaginamos. Nunca nos presentamos y dijimos, así como ahorita, "queremos vender 400 mil copias de un disco" o "queremos irnos de gira por todo el mundo". No. Nosotros estábamos acostumbrados a tocar en los hoyos, en lugares así, en la calle. Y nuestra perspectiva era y sigue siendo la música. Pero nunca pensamos que íbamos a crecer así. Hace 15 años ningún músico vivía del rock aquí en nuestro país. Dejamos que las cosas pasaran y pasaron muchas. Lo difícil no creo que sea llegar a esto, sino mantenerte como eres, a pesar de esto. Guardar tu personalidad estando en esto no ha sido fácil.

--¿Es muy distinto lo que soñaban cuando iniciaban a lo que es en realidad? ¿La fama, el éxito, cómo lo imaginaban?
--No. Nunca lo imaginábamos. Lo soñábamos como algo abstracto, oíamos a las bandas, de chico veías, no sé, una película de los Beatles. O Gimme Shelter, de los Rolling. Pero lo raro es que nosotros nunca vimos un grupo mexicano que nos mostrara otro camino que el que nosotros estábamos acostumbrados. Sabíamos que existía toda esta parte de artistas que sí vivían de esto. Estaban Yuri, José José, Magneto, Menudo, Timbiriche y otros tipos de música. Pero nosotros no. Pero la fantasía era esa: tocar nuestra música. Este mundo no existía para nosotros. Todo este marketing que te obliga, en la mayoría de los casos, a que como músico produzcas en base a análisis de mercado que te indican qué es lo que le va a gustar a tal sector del público. Las cosas han cambiado en los últimos años, pues antes este mundo de la fama no existía para quienes hacíamos rock. Y en muchos sentidos sigue sin existir. Rock bueno o malo. Siempre recuerdo aquel día, hace 15 años, cuando sentado en la glorieta del Metro Insurgentes después de haber tocado con Las Insólitas, miré a un mundo de jóvenes que se divertían, se desahogaban y gritaban con el rock. Fue ahí cuando lo decidí: músico por siempre. No ha sido fácil, pero por fortuna muchas cosas han cambiado desde entonces...
--¿Has cantado bajo la lluvia?
--No. Sólo en la regadera.

--¿El PRI o el Tri?
--Ninguno de los dos.

--¿El PRD o el PAN?
--...

--¿El dinero o la alegría?
--Las dos cosas.

--¿Tus más terribles pensamientos?
--No te los puedo decir.

--¿Votas o vetas?
--Vivo.

--¿Amor o pasión?
--Ambas.

--¿Woodstock o abridor de los Stones?
--Concierto en Tijuana.

--¿Caifanes, la película, o Caifanes, el grupo?
--Caifanes, la leyenda.

--¿Qué Fidel: Castro o Velázquez?
--¿No hay otro?

--¿Cómo debe ser un líder roquero?
--No debe haber líderes roqueros.

--¿Tin Tán o Cantinflas?
--Los dos eran buenísimos.

--Un sueño recurrente
--Volar

--Una pesadilla.
--¿Qué, de papa o de queso?

--¿Tienes prisa en la vida?
--Ninguna.

--¿Tú ídolo?
--El público.

--Tus miedos.
--No tengo.

--¿Alejandro Magno, Alejandro Lora?
--Alejandro Marcovich.

--¿Sául Hernández o Saúl Menem?
--Yo, por supuesto.

--¿Octavio Paz o María Sabina?
--Jaime Sabines, el maestro.

--¿Pink Floyd o los Stones?
--Los Beatles, por siempre.

--¿La Jornada o Reforma?
--El Memín Pingüín...
Saúl Hernández se levanta del confortable sillón. Ya le esperan más entrevistas, tantas como pueda concertar su promotora. Alcanza el tiempo para una última pregunta:
--¿Qué significó para ustedes abrir un concierto histórico, el de los Rolling Stones?
El cantante intenta una sonrisa, pero el gesto desaprueba: sabe que no les fue muy bien en aquella ocasión. Opta por el sarcasmo. Dice:
--Sólo la oportunidad de entrar gratis y pedirles un autógrafo, ¿o no?




Texto publicado en la Revista Mañana, 1995

2 comentarios:

Unknown dijo...

Buena entrevista, estaría bien que la actualizaras, para ver que en doce años que tanto cambió Saúl...

Anónimo dijo...

Este grupo me saca ronchas.

Son unos pinches vendidos.



¿Caifanes, la película, o Caifanes, el grupo?

YO: Caifanes la película, ¿acaso existe otro?

muera caifanes (jaguares), el grupo! muera! vendidos!