Pedro Díaz G.
Juanito. Semana dos.
Rafael Acosta Ángeles enfrentará hoy uno de los reveses más grandes en sus primeros días como jefe delegacional en Iztapalapa, si las amenazas de la perredista Clara Brugada se cumplen: la ex encargada del despacho, primera cabeza en caer a la llegada de Juanito, advirtió que hoy renunciarán a la demarcación, en bloque, todos sus compañeros del “gobierno popular” que no simpatizan con que Rafael Acosta sea el mandamás.
Además, en la Asamblea Legislativa continuarán buscando cómo destituirlo.
Y, por si fuera poco, ya suena con mayor fuerza el nombre de su “reemplazo institucional”: el diputado federal perredista Arturo Santana Alfaro, presidente de la Comisión de Participación Ciudadana, quien se ha pronunciado porque en Iztapalapa el narcomenudeo va a la alza, con la proliferación de narcotienditas, “donde se vende a adolescentes y jóvenes cocaína y marihuana de manera indiscriminada y en muchas ocasiones, ante la vista de las propias corporaciones policíacas”.
Clara Brugada atreve incluso en que las apuestas están en contra del delegado:
“En este momento nadie que se atreve a apostar un peso por la permanencia de Rafael Acosta al frente de la delegación; ni siquiera el PAN se atreve a manifestarle su respaldo”, dijo ante seguidores.
¿Lo destituirán?
No habría de otra.
Si finalmente se le sorraja un golpe a la democracia, pues la delegación votó por él, será otro el que venga a poner orden a un territorio de más de un millón y medio de habitantes.
Semana dos. No la tiene fácil, Juanito. Lo encaminan al patíbulo.
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Pero tampoco quienes pretenden destituirlo.
¿Qué artilugios legales se sacarán de la manga para desconocer a un delegado electo (a base de engaños y vericuetos, es cierto) por el voto popular? ¿Cómo sacrificarán a la democracia?
No. Juanito no es únicamente ese fenómeno digno de un análisis para antropólogos sociales o para eruditos de ciencia política y administración pública. Su caso es tan singular, que dos doctores en derecho constitucional de la UNAM asesorarán a los diputados de la Asamblea Legislativa del Distrito federal durante el análisis de la solicitud de remoción de Rafael Acosta.
En unas horas, la Comisión Jurisdiccional de la ALDF analizará la solicitud que presentaron los diputados del PRD y PT.
Juanito, no lo duden, lo ha hecho toda la semana, ya habló con sus abogados.
A ver quiénes son más duchos.
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Clara Brugada no niega su afán belicoso en contra de Juanito.
No es para menos. La semana pasada lo que menos les dijo Juanito es que los había agarrado como al Tigre de Santa Julia.
Por eso ella, en manifestación ante sus seguidores, enfatizó que existe una vía legal en curso, “que se fortalece cada vez que habla Rafael Acosta; cuando se expresa, aporta más elementos legales para nuestra causa”.
Acusó una vez más como manipuladores de este novelón, al PAN, al PRI, e inclusive a un grupo de perredistas “que ya hizo maletas para mudarse al partido de la derecha”.
Ya se vio, Clara Brugada: el gobierno popular será restaurado, Acosta expulsado de Iztapalapa y a transformar a la delegación sin obstáculos que se interpongan “para la construcción de un gobierno eficiente, honesto y democrático”.
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La agenda contra Juanito:
Lunes 7 de diciembre:
A las once de la mañana la Contraloría General de la Ciudad recibirá nuevas denuncias por violaciones a la Ley Federal de Responsabilidades de los Servidores Públicos y a otras disposiciones legales, en contra de Rafael Acosta.
Martes 8.
Una comisión de mil iztapalapenses irá a la ALDF para informarse del los pormenores del proceso de remoción; aportarían mayores elementos al expediente.
Jueves 9:
Una comisión dos mil iztapalapenses se presentará de nuevo en la ALDF para conocer cómo va la remoción.
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¿Ingobernabilidad?
No. Sólo zozobra.
Esto, al menos es una tibia defensa del gobierno del Distrito Federal a Juanito. En Iztapalapa no existe ingobernabilidad, como se acusa en el proceso de remoción. El propio secretario de Gobierno del DF, José Ángel Ávila, afirmó que la delegación está en calma, la población permanece a la expectativa, pero no hay condiciones de violencia.
Es cierto, admitió, que prevalece la ineficacia de los servicios públicos, y la intranquilidad de la población y zozobra en general.
Ávila defendió a su patrón, el jefe de Gobierno Marcelo Ebrard y negó que se sume a la petición de remoción de Juanito, posibilidad que establece el Estatuto de Gobierno. “Nosotros no hemos planteado una acción específica; de haber sido así, el jefe de Gobierno lo hubiera propuesto”.
De cualquier manera, Ávila tiene lista la espada, Juanito camina sobre el patíbulo. Los tiburones esperan.
“El interés de la administración local es recobrar la funcionalidad de los servicios en la delegación, y si la vía es la remoción, porque así lo decide la Asamblea Legislativa, tendremos que actuar en consecuencia”.
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Por cierto ya hasta dio a conocer su programa de cien días.
Qué pronto se alivió Rafael Acosta del corazón. ¿O no?
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