7.9.07

Falso dilema, confrontar a AMLO y a Ortega


Entrevista con el diputado Higinio Martínez

Por Pedro Díaz G.

En la antesala de su próximo Congreso Nacional Extraordinario, una contradicción invade hoy a miles de militantes perredistas: ¿se puede estar con Andrés Manuel López Obrador y, al mismo tiempo, apoyar a Jesús Ortega para la dirigencia nacional del PRD? Para muchos, esto es imposible. Una contradicción insalvable. Para muchos otros, no.
Entre los segundos está, Higinio Martínez, coordinador del Congreso en el estado de México, amigo de López Obrador y aliado político de Ortega, explica por qué sí: “Entre Obrador y Ortega hay un mismo hilo conductor: ninguno va a reconocer a Calderón”, sostiene.
Lejos de Toluca, un restaurante de Paseo de la Reforma es el escenario en donde el político habla de lo que ha conseguido legislativamente en el estado de México; de los errores a subsanar en el PRD y, sobre todo, de ese dilema que en el que hoy navegan miles de perredistas.
—De cara a las elecciones para renovar la dirigencia del partido, ¿cuál es su candidato?
—Mi respeto, mi lealtad y mi compromiso está con Andrés Manuel López Obrador. Soy un incondicional de Andrés Manuel, en términos de principios y de lucha, aunque en algunas cosas difiero en parte de su estrategia. Él trabaja con un objetivo: cómo dar esperanza de cambio a este país y soy incondicional y estaré con él por mucho, mucho tiempo.
Hace una pausa y revela:
—…Pero el estar con Andrés Manuel no es obstáculo para apoyar a Jesús Ortega para presidente del partido. Hay gente que lo acusa de no ser el candidato de López Obrador y argumenta que dialogará con Calderón. Ni una cosa ni otra.
—¿Y qué tanta razón tienen quienes dicen que Jesús Ortega dialogaría y reconocería a Felipe Calderón como presidente de México?
—Eso es absolutamente falso. No hay ninguna posibilidad. Jesús Ortega es parte, como yo, de millones de personas que se sienten agraviadas y esa es, además, la mayor prueba de que Andrés Manuel no va a participar.
—¿Por qué apoyar a Ortega?
—A Jesús Ortega yo lo conozco y estoy con él porque puede dirigir al partido y cambiar el rumbo. Es leal, consecuente, y ha estado en las buenas y en las malas con el PRD, conoce como pocos lo que es el partido y a sus dirigentes de todo tipo.
—Es tiempo de redefiniciones en el PRD —se le comenta a Higinio, ante los recientes resultados en la elección de delegados al Congreso Nacional, en donde la corriente y los aliados de Ortega derrotaron a las corrientes afines a López Obrador.
—Hay que impulsar un verdadero código de ética suscrito por todos ante un organismo ciudadano plural que juzgue a los perredistas mediante ese código. Que esté plenamente identificado y en acuerdo con el movimiento que encabeza Andrés Manuel. Con estos elementos, estoy seguro de que Jesús Ortega podrá dar una sacudida al partido y buscar que deje de ser un “estado de ánimo colectivo”, como le han denominado al PRD.
—¿No habrá reconocimiento, en algún momento, de Calderón?
—No y día con día, mes con mes, él se va a sentir desesperado, porque lo que no ganó en las urnas, tampoco lo está ganando en la silla con su actuación. Deberá enfrentar el dolor y el peso moral de que una buena parte de los mexicanos no lo reconocen como presidente de México.
—Sin embargo esta postura es, para muchos, radical.
—No, la gente no ha entendido, o no nos hemos dado a entender. Pero lo cierto es que no queremos desestabilizar ni derrocar al gobierno de manera violenta. Podemos coexistir, pero las conversaciones y los acuerdos se deben dar de la Secretaría de Gobernación para abajo; para arriba no porque sería como reconocer la imposición.
—¿Hasta dónde debe el PRD seguir la línea de López Obrador?
—Lo que queremos es que el grupo de hombres y mujeres del PRD estén a la altura de lo que hoy encabeza Andrés Manuel López Obrador, y de lo que esperan millones de mexicanos.
—¿Qué esperan?
—Son millones y millones los que ya necesitan un verdadero cambio. En el mismo PRD necesitamos cambios. No obstante, en los municipios gobernados por el PRD la gente generalmente vuelve a votar por nuestro partido. Texcoco es uno de los municipios en todo el país en donde más tiempo ha gobernado el PRD; ciudad Nezahualcóyotl. Se gana y se pierde, como en Tlaxcala, pero la gente sigue votando por nosotros.
—¿Cómo arribar a ese cambio del que se habla?
—Ese cambio sólo lo puede dar Andrés Manuel. Es necesario, por ejemplo, cambiar a la actual clase política mexicana: en general, corrompida, privilegiada, acomodaticia, esa clase política, en donde yo me encuentro, debe desaparecer en beneficio y por justicia hacia millones de mexicanos que hoy viven en condiciones de extrema pobreza.
—Hay quienes piensan que lo mejor que pudo haber ocurrido en las pasadas elecciones es que López Obrador no fuera Presidente.
—No, yo estoy absolutamente seguro de lo contrario. Obrador podría ser un buen Presidente y gobernar con austeridad y honestidad. Se acabarían todos los privilegios, que yo mismo disfruto, porque con el actual esquema el dinero se va por la vía de la clase política. Y de lo que se trata es que no tengan beneficios ni las tribus, ni esa clase política que está acabando con el país. Y con más razón en el PRD, partido que se supone debe traer esperanza a la gente.
—Se requeriría cambiar todo un estilo de gobierno establecido históricamente.
—Se deben acabar los grandes privilegios, vía impositiva, de los barones del poder económico en este país. Que todos los empresarios tengan posibilidades de desarrollo, sí, pero sin privilegios. López Obrador lo haría en beneficio de todos, con los pobres, la clase media y los empresarios, pero bajo nuevas reglas del juego.
—¿Qué se requiere hacer en el PRD?
—Yo aspiraría a que el partido deje ciertas inercias. Es fácil salir en los periódicos, con foto y nombre, basta con que se la pase uno vociferando o dirimiendo confrontaciones internas hacia afuera. Eso no debe ser. No denostar al partido, insultar, decir cualquier cosa en contra de Andrés Manuel. O tomarse la foto con algún personaje del gobierno federal al más alto nivel.
—No obstante, hubo ya un grupo de perredistas que se acercaron a Los Pinos hace unos días.
—Eso no es por lo que apostamos. Cada quien es libre de hacer lo que su conciencia o sus principios determinen; yo no puedo juzgar a aquellos perredistas que se toman la foto con Felipe Calderón, pero sí sostengo que es, cuando menos, el olvido de un agravio, es ignorar que al señor lo impusieron de manera ilegítima, que no es un Presidente que llegó por el voto de los mexicanos.
—¿Es, digamos, una forma de protesta?
—Felipe Calderón es producto de una imposición y por ese sólo hecho, por dignidad, por principios, por memoria, pero principalmente porque debemos evitar que esto se repita, no podemos reconocer a Calderón como Presidente de nuestro país.
—¿Qué se pretende, entonces?
—No se trata de desconocer al gobierno, sino a quien está al frente; lo que buscamos con estas decisiones es tener la autoridad moral para decirle a Calderón, recordárselo, que no ganó por las buenas. Muchos dirigentes consideramos que no debe tomarse la foto ni dialogar con el titular del gobierno federal. No juzgo a quien lo haga, está en su derecho, y habría que saber sus razones. Pero hay muchos perredistas, entre los que yo me incluyo, que han sido invitados a tomarse la foto con Calderón y no lo hemos hecho. Y no por Andrés Manuel, sino para decirle a la gente que no estamos dispuestos a que eso vuelva a ocurrir.

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