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Muchos desesperan, se va, yo no

9/7/2018 El Universal - Deportes - ?Muchos desesperan, se van; yo no...?
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?Muchos desesperan, se van; yo no...?
. (Foto: EVA EDITH SPÍNDOLA/El Universal )
?Muchos desesperan, se van; yo no...?
Pedro Díaz G./Segunda de tres partes| El Universal
Jueves 06 de julio de 2000
En 1961 llevó Pepe Morales a Vicente Saldívar a su primer combate
profesional, en Oaxaca. Mucho ha ocurrido en su vida desde
entonces; cuatro décadas tuvieron que pasar para tener campeón
propio
AVicente Saldívar lo conoció José Morales cuando, a su regreso de los
Juegos Olímpicos de Roma, entrenaba el zurdo destinado a ser uno de
los mejores del orbe, con Pepe Merino, en el gimnasio Margarita.
Hasta allá fueron llevándolo sus pasos, a este José Morales, que se casa muy joven, a los 20, con Alicia Garay, ya
en México, y abandona sus ansias de boxeador, pero, siempre cercano al deporte, aprende a vendar a los púgiles, a
darles seguimiento, con Pancho Rosales; sigue las indicaciones, asimismo, de Adolfo el Negro Pérez.
Con ellos hace su carrera Saldívar, que deja a Merino. Y viven juntos cada paso; Pepe Morales le acompaña en su
debut como profesional, el 18 de febrero de 1961, cuando Baby Palacios cae en el segundo asalto ante la
contundencia de Saldívar.
Veintisiete combates después, una tarde de sábado, Pérez, Morales y Vicente se encuentran temprano, detallan,
toman un autobús bromean para sacudirse la tensión, como siempre, se alistan y cuando cae la noche están listos
para escribir la siguiente intermedia:
El fantasma de Ultiminio
El primer aviso para Ultiminio Ramos es en la propia ceremonia del pesaje... 26 de septiembre de 1964. Una vez
más, ha ganado apenas su gran batalla contra la enemiga de siempre: la báscula. Pero está tan debilitado que no
puede sostener los guantes con los que esta noche peleará contra Vicente Saldívar. Tres veces caen de sus
manos... Pero, además, poco queda de aquel Ultiminio de los primeros meses en México. Ya ríe menos. Quienes le
conocen afirman que no se ha recuperado moralmente desde la muerte de Davey Moore.
Este es el Ultiminio que en el ring de El Toreo expondrá hoy la corona mundial de peso pluma. Su rival, Vicente
Saldívar, ha tenido un año espléndido, que empezó con la conquista del título nacional febrero 8, nocaut en dos a
Juan Ramírez a su primera defensa exitosa abril 8: decisión en 12 sobre Lalo Guerrero, y una victoria sobre el
legendario Ismael Laguna primero de junio: decisión en 10, que le dio el derecho de retar al matancero. Es zurdo,
sí, pero espectacular; predomina en él el buen boxeo, pero también tiene punch: ha ganado por nocaut 19 de sus
23 peleas dos por puntos y otra por descalificación y, de no ser por una derrota por descalificación, se conservaría
invicto... Buen peleador, Vicente... Pero se dice en la plaza, quién sabe si en otros tiempos hubiera tenido
oportunidad ante el temible Ultiminio.
El caso es que la pelea es hoy, no en épocas pasadas. Y de sus ventajas saca provecho Vicente. Boxea sobre
piernas, eludiendo hábilmente los furiosos ataques de Ultiminio, y es certero en el contragolpe. Round tras round
se ve minada la escasa fuerza del antillano. En el noveno es un fantasma. Y cae, a finales del décimo, cuando ya
sufre de hemorragias en boca y nariz. Lo pone en pie el espíritu combativo de siempre. Pero apenas inicia el
undécimo ya tiene sobre sí a Vicente, quien lo acorrala en una esquina neutral y lo golpea furiosamente, sin
respuesta. El réferi Ramón Berumen no decide detener la masacre, hasta que, por fin, el comisionado en turno se
apiada y son encendidos los focos rojos: nocaut técnico.
Ya hay nuevo campeón.
Ha muerto una leyenda cubana.
Ha nacido una mexicana...
...Qué días, aquellos repite Morales qué días. Con Saldívar yo era ayudante y el Negro Pérez, el manager. Cuando
se coronó me recibí como entrenador y lo que viví fue una felicidad doble, inmensa. Entrañable.
Dólares para todos
?El dinero es para repartirse. Yo no conozco en México un solo manager que no reparta; uno solo que gane el 30
por ciento . Uno no lo conozco: porque no existe. El manager debe pagar ayudantes, gimnasio, aparatos... si
alguien se enferma le ayudas para su médico, sus medicinas; luego vienen ?no tengo para comer?, y les das. Como
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es tu boxeador tienes que pelearlo, que cuidarlo, que pulirlo, ?órale, ahí está...? Muchas veces te quedas tú a
medias por darle al peleador.?
De repartir, de eso se trata.
No lo comprendió así Alexis Argüello, nicaragüense, aun antes de ser campeón del mundo en tres ocasiones.
La historia: extrañamente, desde que conquistó el título mundial pluma, Saldívar sólo disputó un par de peleas
ambas titulares por año: en 1965 venció a Raúl Rojas nocaut en el 15 y a Howard Winstone decisión; en 1966, a
Floy Robertson nocaut en dos y a Mitsunori Seki por puntos... parece que este, de 1967, será un año diferente.
Porque empieza temprano: el 29 de enero noquea a Mitsunori Seki séptimo asalto, en la revancha. Después 15 de
junio, en Cardiff concede el desquite al galés Winstone y vuelve a derrotarlo por decisión. El 14 de octubre recibe
Winstone una tercera oportunidad, ahora en México, y es noqueado en 12 asaltos... Vicente sigue campeón, pero
esa misma noche, en el estadio Azteca, inesperadamente anuncia su retiro.
Se escindía el grupo. Inevitablemente.
Pepe Morales, tiempo después: En 1967, cuando Vicente se retiró por primera vez, yo me retiré del Negro . Le
comenté entonces a Nacho Beristáin, quien estaba como ayudante de la Chiva Arredondo: ?Me voy a ir, agárrate
con Pérez porque va a necesitar a alguien?. Y así fue. Entonces Saldívar me dice: ?Compadre, porque éramos
compadres, no se vaya, yo voy a regresar...? Y le contesté: ?No, es que me voy a trabajar por mi cuenta?. Ya tenía
apalabrado Laredo, donde me iba yo a ir...
Se fue Pepe Morales. Tres años vivió en la frontera Norte. Pero el destino indicaba Managua.
Vicente se retiró dos años, regresó y volvió a ser campeón, pero cuando ya había tres organismos: le ganó a Jonnhy
Famechon en su casa, Australia, pero ya no era el mismo. Dos años le habían pesado mucho, desgraciadamente. Y
entonces cuando él iba a pelear en Brasil, contra Eder Jofre, fue cuando me ofrecieron entrenar a Alexis Argüello
en Managua. Y Vicente me dijo: ?Compadre, pues mejor váyase en lugar de que se quede aquí conmigo?. Porque ya
había problemas entre el Negro Pérez y yo pues estaba entrenándolo para llevarlo a Brasil.
Partió Morales a Nicaragua. Y como si la vida de Saldívar y la suya estuvieran entrelazadas por vínculos intangibles,
uno, el manager, fue a conseguir un triunfo de su pupilo nicaragüense. Saldívar viajó a Brasil.
Alexis noqueó aquella noche a un púgil de apellido Rodríguez, que no tenía muchas facultades. Lo llevó el Tío
Jiménez. Fue en cuatro rounds; ese mismo día Jofre terminó con la carrera de Vicente, en Salvador, Brasil.
También en cuatro.
Misión cumplida. Ganó Argüello. Caminaba ya mejor el ?Caballero del Ring?, se desplazaba con libertad; elegante,
salía en pasos laterales. Triunfaba.
El nicaragüense ha sido considerado uno de los pugilistas más humildes dentro y fuera de los cuadriláteros. Su
verdadera grandeza, escriben de él en su país, radicó en esa mezcla de sencillez, decencia y profesionalismo.
Nació el 19 de abril de 1952 en Managua. Se inició en el boxeo profesional en 1968. Perdió sólo dos peleas en sus
primeros 37 combates, 29 de sus victorias fueron por la vía del nocaut y once de ellas ocurrieron en el primer
asalto. Ahí, Pepe Morales. Cuando se firmó la pelea entre Argüello y Ernesto Marcel, por el título mundial, solicitó
lo que creyó conveniente. Hasta ese momento su sueldo le era pagado por el gobierno de Anastasio Somoza. Un
año llevaba allá, 1973‐1974, el manager mexicano. Se presagiaban buenos tiempos. Pero...
Me acerqué a Alexis y le dije: ?¿Sabes qué?: ahora vas a pelear por mucho dinero y ya no quiero el sueldo que me
das, sino el 10 por ciento ?. Él recibía en ese tiempo la totalidad de su salario. Pues has de cuenta que le eché
agua hirviendo, o agua helada: pasaron los días y ya ni siquiera me hablaba... Pues ¡yo me voy!, decidí una noche.
Y volvió. Enseñó el mexicano al púgil nicaragüense, entonces peso gallo, a caminar. Básicamente. Porque Alexis ya
era un peleador de 10 asaltos. Después se convirtió en campeón pluma, aunque primero perdió con Marcel en
Canadá, se la robaron; posteriormente, con Rubén Púas Olivares, se coronó: Estaba perdiendo, Alexis. Pero era un
peleador que pegaba durísimo, y alguien con esa cualidad puede tumbar hasta el final. Y sí, en el treceavo lo tiró.
Se paró a fajarse, con el carácter por delante, este Olivares y ahí Argüello se lo acabó.
Alexis sufre su primer revés por decisión el 16 de febrero de 1974 en Panamá frente a Ernesto Marcel, en una pelea
donde se discutía el título de los pesos plumas. Gana su primera corona mundial pluma el 23 de noviembre de 1974
ante la leyenda Olivares. Luego defiende este título en cuatro ocasiones entre 1975 y 1976, ganando todas las
peleas por la vía rápida.
Volvió a México Pepe Morales.
Hay muchos managers que se desesperan, que se van del boxeo. Yo no. A mí esto me tiene encantado: no lo
cambiaría por nada dice, desde el confort de quien ha logrado, tantos años después, alcanzar cada una de sus
metas.
No sea iluso
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Sucedió en 1905, en el gimnasio Ugartechea, de Tacuba 5: un empresario concertó una pelea boxística, en un local
con cabida apenas para 200 personas. En los corrillos del boulevar eran bien conocidos tanto Salvador Esperón,
descendiente del emperador Moctezuma II y miembro de acaudalada familia de la alta sociedad, como otro joven
llamado Fernando Colín: los dos eran aficionados al boxeo, teniendo cada uno su correspondiente conglomerado de
admiradores. Como haber sido pactado un duelo entre dos adversarios enconados, concertado fue el encuentro a
trompones refieren las crónicas, el cual tuvo efecto en el salón de Cultura Física Ugartechea. Juan José Tablada
fue el entrenador ?poético? de Esperón, quien resultó vencido en la demanda, con gran descontento de sus
partidarios, que se empeñaban en ponderar la superioridad de puños de su camarada sobre el vencedor.
...Eramos todos muy jóvenes: Adolfo Negro Pérez, Ernesto Gallardo, Toño Aznar y un servidor; y nos íbamos con un
profesor a aprenderle los secretos del boxeo: Salvador Esperón. Él le había enseñado a Ramón G. Velázquez. Tenía
como 80 años, entonces. Nos recibía, nos veía, y ordenaba: ?A ver, Aznar, tírame una buena derecha, fuerte?. Y
Toño: ?Pero, profesor, lo voy a lastimar?.
No sea iluso, jovencito respondía.
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