17.1.08

Aristegui vista por Granados Chapa

La miope visión de Prisa

Pedro Díaz G.

(Texto sin edición).


–¿Cómo se debe leer la salida de Carmen Aristégui de la W?

–Como una decisión política tomada por Televisa y Prisa para favorecer su posición ante el gobierno, que no estaba ni remotamente satisfecho con el tipo de información que maneja Carmen Aristégui y al auditorio al que era capaz de llegar. Esa es la combinación.

“Porque hay otros programas, lo que dicen Ricardo Rocha o Javier Solórzano, por ejemplo, que tienen una semejanza temática y de enfoque con lo que dice Carmen, pero Carmen se había vuelto el centro de buena parte de la información radiofónica matutina por la importancia y el alcance de W.

“Es una estación muy escuchada, tiene una cadena, la cadena Rasa, de modo que es esa combinación: contenido poderoso y poderosa difusión lo que explica que particularmente Carmen se hubiera convertido en una espina para el gobierno Y a sabiendas de eso –no necesariamente por pedido de gobierno—los consorcios que son dueños de la W le hicieron un favor al gobierno dejando que terminara su contrato”.

–Luce como un cobro de facturas.

–Hay una combinación. Hay dos asuntos que lesionan directamente a Televisa, que ofendían a Televisa porque una de sus empleadas, para hablar con el léxico que manejan allí, estaba en contra de la casa: la Ley Televisa y la Reforma Constitucional en materia Electoral, con el añadido de que Carmen Aristégui se negó a ir al mitin que hicieron los concesionarios en el Senado en septiembre pasado, en donde algunos de los comunicadores y de los concesionarios se exhibieron muy tristemente.

“Carmen ni siquiera fue. De tal manera que ahí había una militancia de Televisa contra ella por su posición en esos dos temas, que son centrales para Televisa.

“Y luego otros muchos poderes: el Presidente de la República por el caso de Ernestina Ascencio, Marín y Nacif por la difusión de la cinta en que hablaron de Lydia Cacho, Norberto Rivera por la protección al pederasta Nicolás Aguilar... Casi cada asunto que tomaba en sus manos Carmen Aristégui era una urticaria en centros de poder que seguramente expusieron en más de una vez su incomodidad, su irritación ante los concesionarios por el trabajo de Carmen.

“No creo que nadie haya pedido ´quítenla´, pero estoy seguro que manifestaban a los concesionarios, y Televisa se lo manifestaba a sí misma, que había allí una zona de infección que en algún momento había que quitar”.

–Usted le ofreció su espacio en Radio UNAM.

–No estrictamente, porque no es un espacio sobre el que yo tenga control. Pero le dije que los micrófonos de Radio UNAM, en el espacio que me corresponde manejar, estaban a sus órdenes. Y estoy seguro que la Universidad le daría acogida a Carmen. Es una de las posibilidades que ella tendrá que explorar.

–Actúa Prisa con una doble cara; por un lado edita al El País en España, y por otro viene a contradecirse a México.

–Un periódico que ha venido evolucionando: entre más ha crecido el grupo Prisa, menos afilado es el periódico El País.

“Con frecuencia en los medios de información se plantea el dilema de mejorar las condiciones de la empresa o ejercer la responsabilidad ante el público. Y los medios suelen privilegiar lo primero: consolidar su posición como empresa olvidándose de que no son excluyentes, de que incluso son compatibles y hasta se beneficia la empresa atendiendo la responsabilidad.

“Pero una visión miope como la que mostró ahora Prisa la hace preferir la consolidación de la empresa fingiendo que la información incisiva y penetrante es contraria a sus metas; y ocurre al revés: buena información hace buenos negocios”.

–Este parece ser un cíclico un mal del periodismo. Llamémosle Gutiérrez Vivó, no sé, Jorge Saldaña...

–Sucedió a emeequis, también, por que resulta de una circunstancia semejante a la de Carmen Aristégui: hubo un interés empresarial contrario al interés periodístico.

–Y esto que refleja. ¿Que no hemos cambiado en nada?

–Y qué es así siempre. Desde hace unos meses se está planteando en The Wall Street Journal un dilema para los periodistas. Rupert Murdock, el magnate mayor de la prensa internacional, compró The Wall Street Journal. Y varios de los columnistas y reporteros se opusieron inmediatamente por no estar de acuerdo con que el periódico lo maneje un hombre que no tiene una conciencia periodística sino una conciencia empresarial.

“Otros están en alerta esperando ver cómo se maneja el periódico y se irán si prevalece, como suponen, como temen, el criterio empresarial sobre el criterio periodístico. Este es un mal universal: los dueños de los periódicos pueden mantener durante un tiempo la libertad empresarial, pero llega un momento en que la cancelan porque creen que así conviene a sus intereses, o porque así conviene a sus intereses”.

–Qué perspectivas nos quedan como periodistas y como audiencia.

–Muy amplias. El caso de Carmen era singular por su poder como comunicadora, un poder que nace de su sencillez, de su inteligencia, de su empatía con el público, y los alcances de W Radio. Pero hay otros espacios de menor alcance, y hay la posibilidad también de que se construyan nuevos espacios.

“Imagino que una empresa social como las que hicieron emeequis, o Proceso o La Jornada en su tiempo, pudiera tomar en arrendamiento una emisora. Por ejemplo, estoy imaginando, no sé si eso pueda ocurrir, sólo imagino: hay una FM que el grupo de la familia Vargas le alquiló durante más de un año a Gutiérrez Vivó. Ahora la convirtieron en estación grupera. Esa estación ha estado en el mercado, digamos.

“Podría plantearse a la familia Vargas que de nuevo le imprima vocación informativa a esa emisora de FM y la alquile. Un grupo social con poder económico, una sociedad anónima formada con más presencia, pudieran gestionar una estación donde tuviera espacio Carmen Aristégui y que fuera capaz de conseguir paulatinamente enlaces con otras emisoras. Por ejemplo, con las estaciones públicas.

“Ya ahora mismo Javier Solórzano hace un programa en la Red de Estaciones Educativas y Culturales. Algo semejante podría hacerse por la mañana: un programa que hiciera Carmen Aristégui pero que tuviera un enfoque también dirigido a la radiodifusión comercial.

“No se cierra el mundo, hay posibilidades. No serán iguales a las de W, como no lo fueron al principio ahí mismo porque lo que Carmen inició hace cinco años es distinto a lo que tenía hasta el viernes pasado. Construyó su propio espacio y puede construirlo de nuevo. Hay que recordar que Carmen salió del Grupo Imagen sin nada. Quedó a la intemperie y se repuso, es una mujer gallarda, una mujer digna, una mujer inteligente. Se reconstruyó en dimensión mayor de la que tenía en el Grupo Imagen. No está excluido que lo mismo ocurra ahora”.

–Inclusive en su columna menciona al badulaque que le impidió/

–Es Pedro Ferriz. Es un hombre que avergüenza a todos salvo a su papá.

–¿Qué daño se le hace a la sociedad con estas decisiones?

–Primero, se la deja sin explicación de lo que pasa. Es un defecto grave de los medios que tanto pugnan de dientes para afuera de la transparencia, que la ejercen buscando información en la Ley de Transparencia y son absolutamente opacos. Nunca dicen nada respecto de sus operaciones interiores.

“Muchas personas ignoran que Televisa y Prisa violan la Ley en el acuerdo que tienen para manejar la W. Tienen el 50 por ciento de acciones cada uno, y eso no se puede conforme a la Ley. Pero se justifican diciendo que Prisa tiene acciones neutras, que es una figura que permite la Ley de Inversión Extranjera y que consiste en que esas inversiones neutras no toman decisiones...

“Las decisiones las toman los españoles en la XEW... y que tomen decisiones a partir de acciones neutras es una violación a la Ley. Hay ahí otro aspecto que también será conveniente explorar: la presencia extranjera en México, que puede ser beneficiosa, como en el caso de la propia Carmen y su participación en CNN o lo iba a ser la participación de Telemundo en una operación que consistía en tomarle Canal 40 y que frustró Ricardo Salinas.

“Se le hace daño a la sociedad por la opacidad. Y porque hay una carencia de información, sobre todo en los estados, donde sólo se podía escuchar a Carmen Aristégui. Porque por los contenidos en la ciudad de México hay espacios alternos. Nacen en gran medida por las ansias de información de un sector del público. Pero aquellos de fuera no son atendidos por espacios como el de Ricardo Rocha o del Javier Solórzano porque no llegan, no tienen la amplitud que tenía Carmen Aristégui.

“De modo que se le daña a la sociedad porque se le niega, se le cancela la oportunidad cierto tipo de información que es útil para la toma de las decisiones ciudadanas”.

–Es ilógico pensar que no hay mano del gobierno.

–Es ilógico. Además, se sabía mucho que había incomodidad. Carmen Aristégui y el matrimonio Calderón fueron muy cercanos, eran muy amigos hasta hace 4 ó 5 años. Muy amigos, amigos familiarmente: se veían los fines de semana, los Calderón quieren mucho a Emilio, el hijo de Carmen. Había una relación familiar con los hijos de la pareja y el hijo de Carmen.

“Y en esa casa no se entiende que el desarrollo de los sucesos políticos les haya distanciado. Ellos esperarían, supongo, que Carmen fuera cercana al gobierno en función de esa amistad y ocultara los errores del gobierno y se adhiriera al punto de vista de Calderón en los asuntos cruciales en los que Carmen difirió.

“De modo que hay una clara incomodidad del gobierno que fue atendida por Televisa y Prisa. Ya Televisa había dado la señal de incomodidad con Carmen cuando canceló la señal de Sky argumentando un problema técnico que sus muy incompetentes operadores nunca pudieron resolver. Debe haber sido un problema que seguramente amerita estudios de la Nasa, porque no lo pudieron resolver nunca”.

–¿Hay injerencia del Partido de Acción Nacional?

–Injerencia no necesariamente. Pero había sectores del PAN muy incómodos. Carmen le ha dado mucho aliento a Santiago Creel, por ejemplo, en su reencarnación, después de haber sido muy severa con él como secretario de Gobernación y como precandidato a la presidencia.

“Ahora que Creel está tratando de recuperar la personalidad democrática que tuvo durante 1994 y 1996, ella ha sido muy atenta a esa evolución, de modo a que el sector al que representa Creel está en consonancia con el parecer informativo de Carmen. Pero hay otros sectores: Espino, por ejemplo, era un adversario: un hombre muy opuesto a la conducta informativa de Carmen”.

–Cómo serán las próximas semanas. ¿Se quedará en casa Aristégui?

–No. No creo. Supongo que tiene ya abiertas algunas posibilidades y el problema será evaluar cuál es la más eficaz. Y si no tiene ofertas ella muy pronto tendría que plantearse tomar una iniciativa que la regrese pronto al cuadrante. Es un asunto de urgencia: no puede darse el lujo de quedarse mucho tiempo en su casa.

“El jueves la Amedi, la Asociación Mexicana del Derecho a la Información, de la que ella es integrante, le va a ofrecer una comida. Es seguro que de ahí surjan propuestas, y se formule un plan de acción si no es que la propia Carmen no lo tiene ya”.

–Incluso hay una respuesta impresionante de la audiencia.

–De muchas maneras, de muchas naturalezas. Aún en periódicos que no son muy militantes, como El Universal, la correspondencia ha sido muy explícita y abundante. Eso indica ya la respuesta que tendría una iniciativa que tenga Carmen.

–En los medios se observa también un contraste: quienes la apoyan con mucho fervor y quienes la denostan.

–Han sido los menos. Ciro Gómez Leyva se siente lesionado como parte de Televisa el que se le atribuya a Televisa la salida de Carmen y escribió hace unos días un texto mala sangre. Pero en general el medio ha sido más solidario.

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